Finales de junio y entrega de notas en colegios e institutos van de la mano. En cada familia, los resultados académicos se reciben de distinta forma, pero, sean buenos o malos, es un buen momento para trabajar con nuestros hijos la comunicación sobre la cultura del esfuerzo, algo que juega y jugará un papel fundamental en su vida adulta.
El multimillonario Mark Cuban, un empresario estadounidense de éxito cuyo patrimonio es de más de 5.100 millones de euros, según Forbes, es uno de los principales defensores de la cultura del esfuerzo. Para el multimillonario, las personas de éxito tienen un rasgo poco habitual que, además, es "la única cosa en la vida que puedes controlar".
Esa cualidad, en realidad, está compuesta de tres competencias interrelacionadas: la voluntad, la capacidad de trabajo y el esfuerzo. En LinkedIn, la red social de los profesionales, Cuban, de 64 años, afirma que "estar dispuesto a esforzarse es una enorme ventaja competitiva porque la mayoría de la gente no lo hace".
En su opinión, esforzarse implica ir más allá de lo básico o lo evidente para resolver problemas, cumplir con las responsabilidades propias de tu trabajo e involucrarte en cuestiones importantes, aunque no te afecten directamente.
Otro rasgo fundamental para el empresario es ser curioso, tener la mente abierta y ser proactivo. Antes de dar por concluido algo, es fundamental tener iniciativa y agotar todas las opciones posibles para poder encontrar soluciones. En su experiencia, la mayoría de las personas no exploran las alternativas antes de hacer algo. "Quienes no sean capaces de ir más allá, que no soliciten trabajo conmigo", señala el empresario, para quien tener una mente creativa es tan fundamental como el esfuerzo.
Las declaraciones de Cuban tienen lugar cuando en Estados Unidos se está viviendo la 'renuncia silenciosa', grupos de profesionales que están abandonando sus puestos de trabajo ante las malas condiciones y la imposibilidad de mejorar. Otros empleados no dejan sus trabajos, pero se limitan a hacer los cometidos básicos, sin aportar valor.
Esta situación es muy similar a la de España. Según el informe 'Jóvenes universitarios y empleabilidad', realizado por Randstad y la Fundación Universitaria San Pablo CEU, el 56% de los jóvenes cobra en su primer empleo menos de 1.000 euros al mes. La conclusión es que las remuneraciones del 50% de los titulados universitarios con empleo ni siquiera son mileuristas.
La precariedad laboral de los jóvenes es una realidad en el mercado español. El empleo juvenil ha experimentado un aumento de la temporalidad, la parcialidad involuntaria y los bajos salarios. Nuestro país, de hecho, duplica la media de paro juvenil en Europa, con casi medio millón de desempleados.
Para que los jóvenes logren unas buenas condiciones en el mercado laboral tendrán que tener una serie de habilidades, además de esta capacidad de trabajo y mente abierta. Según el informe 'El futuro de los trabajos' realizado en 2020 por el Foro Económico Mundial, los empleados del futuro tendrán que tener pensamiento analítico y capacidad de innovación, aprendizaje activo y estrategias de aprendizaje, resolución de problemas complejos, pensamiento crítico, originalidad e iniciativa. Aunque el informe habla de "empleos del futuro", lo cierto es que se refiere a un horizonte cercano: 2025, el año en que, según cuentan los expertos, para destacar en el mercado laboral habrá que aportar algo más que una carrera y un master.