¿Qué significa tener éxito? La vida de cada persona cambia según sea la respuesta. Para algunas personas, el éxito tiene que ver con el triunfo profesional y económico. Para otros, con tener una vida plena en el ámbito personal y para otros, una combinación de ambos factores.
Sin embargo, aunque pueda haber tantas definiciones de éxito como personas, triunfar es un objetivo importante que perseguimos durante toda nuestra existencia, algo que no ha pasado desapercibido para Harvard y sus investigadores; entre ellos, Charlene Li, experta en estrategia y liderazgo de transformación. Para esta experta, el triunfo no está relacionado con el dinero, la fama, él éxito o la belleza, sino con el aprendizaje y la puesta en práctica de tres hábitos.
Para la experta de Harvard reconocer las limitaciones y la capacidad para aprender de los errores son fundamentales cuando nuestro objetivo es el desarrollo y superación de metas en todos los ámbitos de la vida.
Asumir los errores nos pone a todos en la misma casilla de salida porque nos hace ver que somos iguales y estamos sujetos a las mismas incertidumbres que el resto: nos hace ser humildes, la primera clave de esta gurú de la empresa. La práctica diaria de la humildad, saber que podemos fallar (y seguramente lo haremos) hace que tengamos mente de principiante y a estar receptivos a los aprendizajes que la vida haya dispuesto para nosotros.
Para las personas humildes, los errores y los fracasos no se ven como algo negativo, sino como una oportunidad de mejora. Ya lo dice este aforismo clásico en el mundo de la empresa: "Unas veces se gana y otras se aprende".
La humildad tiene un efecto importante: nos hace ser resilientes. Según la Clínica Mayo, la resiliencia es la capacidad de adaptarse a situaciones difíciles. Cuando el estrés, la adversidad o el trauma aparecen, lo lógico es experimentar ira, dolor y pena, pero la resiliencia es la habilidad para seguir al frente de la vida, aunque las circunstancias sean adversas.
En el camino a nuestros objetivos, es probable que nos enfrentemos a situaciones dolorosas o traumáticas. No hay que renunciar o pasar por encima de ese dolor, pero sí impedir que invada todas las parcelas de la vida. La resiliencia permite instalar muros de contención entre el dolor improductivo y el resto del entorno. En suma, ser resilientes nos da la capacidad de resolver problemas de manera efectiva.
La constancia no suele aparecer entre los hábitos 'estrella'; sin embargo, ser constantes nos acerca a nuestros objetivos y nos hace ser percibidos como personas en las que se puede confiar. Una persona constante es aquella que ofrece un desempeño, una manera de ser y estar predecible.
¿Por qué está el éxito del lado de la constancia? Porque el éxito tiene varios caminos: uno es el éxito interno, lo que valoramos de nosotros mismos y nuestro entorno, y el otro es el éxito reflejado en la mirada de los demás. Si no hay reconocimiento en los otros no puede hablarse de éxito propiamente dicho. La constancia es un valor apreciado como garantía de utilidad y bondad.
Son, por tanto, la humildad, la resiliencia y la constancia los tres hábitos que practican las personas exitosas. De todas ellas, Charlene Li aboga especialmente por la humildad, por su capacidad para mejorar el aprendizaje personal y profesional, y, sobre todo, favorecer relaciones humanas más igualitarias y sanas.
La humildad nos permite admitir errores y ello nos ofrece la oportunidad de comprender mejor nuestro entorno. Esta comprensión nos hará pensar mejor las decisiones que haya que tomar, valorando el impacto en los otros y la certeza de que puede haber nuevos errores que, paradójicamente, nos harán estar más cerca de la solución. Aprender, empatizar, no dejar de mejorar y solucionar problemas. ¿No son esos los valores que admiramos en las personas de éxito?