Desde que el mundo es mundo los mayores no se reconocen en los jóvenes ni los jóvenes en sus mayores. El Sapiens anciano (seguramente, a sus 30 años) veía una brecha insalvable frente al cachorro Sapiens. En esta escalada de incomprensión, la misma brecha se mantiene: los que una vez fueron jóvenes tampoco se reconocen en los jóvenes de ahora. La psicóloga Isa Duque (@lapsicowoman) lo confirma en su cuenta de Instagram.
"Los jóvenes de hoy no son ni serán como los de antes. Ni los de antes eran como los de antes-antes. Y está bien así. Apartemos un poco los prejuicios adultistas, juvenófobos y tecnófobos que nos aparecen cuando observamos a las generaciones más jóvenes y esforcémonos por trazar puentes intergeneracionales atravesados de diálogos transformadores. Porque además, nos necesitamos", explica en su post de Instagram antes de hablar de todas las diferencias entre la Generación Z y otras: los Z leen más libros, están más concienciados respecto al cambio climático o la violencia sexual, se cuidan más, evitando el consumo de alucinógenos u otro tipo de drogas y se ven sometidos a dificultades extras. Deben destinar más del 80% de sus ingresos si quieren alquilar una cosa y han tenido que superar una pandemia en un momento crucial de su desarrollo. La propia Duque ha hablado de todo ello en su libro 'Acercarse a la Generación Z' (Zenith).
En verano ocurre que padres e hijos, los que fueron jóvenes y los que lo son ahora, comparten más horas de las habituales en casa o en el lugar de vacaciones. ¿Cómo sobrevivir a una convivencia resbaladiza, cuando asoman las manías, los hábitos, los diferentes tipos de entender el ocio y la vida doméstica? Quizá crees que no tienes ese problema. Te proponemos este cuestionario: ¿sientes que no conectas o no comprendes del todo a esta generación llamada Z, que parece vivir a través de las pantallas? ¿Piensas que no tienes nada en común con su mundo y su forma de relacionarse? ¿Crees que entender a tus hijos es un desafío que no puedes superar? Si has respondido sí, la brecha generacional existe, pero podemos ayudarte a salvarla con esta sencilla guía.
Desde Aristóteles se denigra la imagen de la persona joven. A la Generación Z se la ve con tecnofobia y neofobia, el rechazo a lo nuevo. Esto ha creado un caldo de cultivo que provoca un alejamiento cuando, en realidad, sus deseos, sus anhelos, son exactamente los mismos de cuando nosotros éramos jóvenes o adolescentes. En este caso, lo recomendable es reflexionar cómo éramos nosotros de jóvenes y de adolescentes. Esa será la clave para crear puentes generacionales.
Otra barrera que debemos evitar es la del adultismo: mirar su mundo desde la perspectiva prepotente adulta. Nuestros hijos aún no han madurado, no son peores que nosotros, sólo más inexpertos.
No es que haya que abrirse una cuenta de Tik Tok, aunque sería un ejercicio muy interesante. Pero sí hay que informarse, conocer qué redes usan más. qué ajustes de privacidad o de control parental hay... No hay vergüenza que valga: si hay que preguntar a alguien que sepa de esto o a otro Z de confianza, estás a tiempo. Para ello, deja de lado los prejuicios. El objetivo no es criticar a tu hijo, sino entender por dónde se mueve y qué le aporta.
Detrás de un adolescente cañero sigue habiendo un chaval que necesita cariño. Mantener los vínculos amorosos es esencial en un momento del desarrollo clave como es la adolescencia. Para algunos padres puede ser un reto por distintas circunstancias, porque, por ejemplo, les conecte a su propia adolescencia. El tipo de adolescencia que hayan vivido los padres también cuenta. Hay personas que no pudieron vivirla a los 15 y la pasan a los 40. Lo importante es que en esa fase ninguna de las partes se aleje. Al fin y al cabo, los padres son los mayores refrentes en la vida de cualquier persona.
¿Cómo podemos hablar claro de temas como drogas, adicción a pantallas o porno sin caer en la típica chapa? Haciendo una puesta a punto sobre estos temas con información de calidad y siendo buenos referentes, por ejemplo, en el buen uso de las pantallas. Los mayores influencers de los jóvenes y adolescentes son sus padres. Se educa 24 horas, siete días a la semana. Para ellos, es esencial ver cómo nos relacionamos con la tecnología, el alcohol o el ocio. Más que abrumarles con palabras, hay que apostar por los hechos.
Ser padre implica tener que hablar de situaciones incómodas. ¿Cómo hacerlo? Los psicólogos recomiendan tratar el tema con transparencia, de la manera más limpia posible de prejuicios. Lo ideal es tener creado un ambiente seguro, en el que puedan sentirse bien y puedan tratar los temas que quieran.
Tengamos en cuenta que como jóvenes adultos también necesitan disponer de cierta intimidad. A veces, eso incluye crear distancia entre padres e hijos. Eso también es sano. La identidad se construye eligiendo, dejando unas cosas atrás y tomando otras, estando con uno mismo y construyendo un universo propio. El psicólogo Luis F. Rojas lo tiene claro: "Si tu hijo te cuenta todo, tiene y tenéis un problema".