En menos de un mes, dos profesoras de Secundaria han conseguido reunir más de 63.000 firmas a favor de pedir al Gobierno la prohibición del uso de los móviles hasta los 16 años. Las firmas se registraron en el Congreso de los Diputados con el fin de abrir el debate en el seno del gobierno, un objetivo que rondaba en la opinión pública desde que saltara la campaña liderada por la Asociación Adolescencia Libre de Móviles, que ha logrado que las autoridades educativas catalanas aborden la regulación del uso de los smartphones en las aulas. La movilización ha comenzado a dar sus frutos: en Andalucía los teléfonos móviles ya no podrán utilizarse durante la jornada escolar, tampoco en el recreo ni en las actividades extraescolares.
Pese a la medida implantada en los centros andaluces, queda mucho por recorrer y por confrontar en un debate acalorado en el que conviven argumentos a favor y en contra. Uno de los expertos con más autoridad en este asunto es Jorge Flores, director de Pantallas Amigas, plataforma creada para promoción del uso seguro y saludable de Internet y otras TIC. Con él, hemos mantenido la siguiente entrevista.
¿Recomendáis desde vuestra plataforma la prohibición del móvil hasta los 16 años?
Desde PantallasAmigas no hacemos este tipo de recomendaciones. No creo razonable esperar a los 16 como tampoco que se les entregue a los 11. En este caso, las razones son de dos tipos. Por un lado, cuando se pide retrasar la edad de entrega del primer móvil: lo que se deja de ganar, como es el desarrollo de otras competencias y capacidades. Por otro, lo que se pierde, asociado al sobreuso y a la exposición a situaciones de riesgo. El resultado de esa suma, en muchos casos y en edades tempranas, es negativo.
¿Cómo se puede redirigir la tecnología, desde el ocio y el consumo hacia la educación?
Es complicado redirigirla porque la educación no es un negocio, o no al menos en esos términos generales. Sería interesante contar con recursos educativos fabulosos y gratuitos, pero eso no parece sostenible. Nuestra experiencia nos ha demostrado que en este punto es muy importante el papel de la comunidad educativa y el apoyo y la concienciación de las familias.
¿Qué papel desempeñan en ese nuevo escenario las redes sociales?
Las redes deben ocuparían el mismo lugar, pero deberían ser usadas de forma más racional y sostenible. Esto depende de quienes sean el agente consumidor de las mismas, pero también de hasta dónde estas plataformas apliquen criterios éticos y de autorregulación en defensa de las personas que las utilizan.
¿Crees que es necesario un plan de ciudadanía digital apoyado por todos los interlocutores: gobierno, sociedad civil, sector educativo?
Es necesario sí, trabajar de forma coordinada, decidida, multidisciplinar y ágil es un gran plan y se puede convertir sin duda en el buen instrumento que necesitamos.
¿Qué papel desempeñan las familias en el uso de los dispositivos digitales?
En este caso, las familias deben tener un papel educativo y de acompañamiento de los jóvenes. Por una lado y en primer lugar, deben dar un buen ejemplo del uso de las pantallas. Deben capacitarse y dedicar tiempo para compartir momentos de pantalla, y hacerlo con empatía. No olvidemos también que además de proteger a la infancia, deben garantizar su pleno desarrollo en y con las nuevas tecnologías conectadas.
El filósofo José Antonio Marina dice que es la tribu, y no solo el colegio y la familia, quien educa. ¿Qué papel desempeña la comunidad en el buen uso de la tecnología digital y las redes sociales?
La comunidad condiciona mucho, es el contexto, es la que marca reglas, estereotipos y convenciones sociales. El sentimiento de comunidad implica tanto tomar conciencia del papel propio y del compromiso con el bienestar colectivo.