Lo cierto es que solo una mala noticia o una situación absolutamente desfavorable y grave pueden desencadenar el que los abuelos tomen la decisión de convertirse en padres de su propio nieto o asumir su custodia. En Uppers hemos consultado con un abogado experto en derecho de familia bajo qué circunstancias se puede producir este cambio de la patria potestad en favor de los abuelos y cómo solicitar la custodia de un nieto cuando es menor de edad o no emancipado.
Los desencadenantes de una situación de este tipo son excepcionales y afectan a los progenitores. Lo habitual es que se hayan producido uno de estos hechos: que los padres hayan perdido la patria potestad del niño (por abuso infantil o negligencia), que ambos progenitores hayan fallecido o que se encuentren en una situación de incapacidad para ejercer sus responsabilidades.
Estos términos de incapacidad suelen darse a causa de una enfermedad mental u otras dolencias graves, drogodependencia, toxicomanía o por verse recluidos en un centro penitenciario. De todos modos, los hijos también podrían solicitar el cambio de la figura paterna antes de los 18 años en determinados casos, de forma que dispongan de su persona y de sus bienes como si fuera mayor de edad. También surgen situaciones complicadas cuando los padres están divorciados.
Con todo ello, los abuelos deben demostrar que cumplen los requisitos legales establecidos para que se inicie el proceso de solicitud de la custodia de su nieto. Lo recomendable es que cuenten con los servicios de un abogado experto en el tema que les indique los pasos a seguir y los acompañe en todo el proceso. El objetivo, cuando no han fallecido ambos progenitores, es que les sea retirada la patria potestad de su hijo. La tarea es compleja además muy desagradable para la familia.
El punto de arranque del procedimiento es interponer una demanda de custodia en el Juzgado de Primera Instancia o de Familia del domicilio donde esté viviendo el nieto. Durante el proceso es necesario demostrar con pruebas contundentes e indudables que los dos progenitores “están incapacitados para ejercer sus deberes y responsabilidades como padres”, que el niño se encuentra en una situación que le perjudica y que, por tanto, su bienestar y su protección estaría asegurada si viviera con los abuelos. Que estas figuras pasen a obtener su patria potestad significará que asumen el conjunto de deberes y derechos que hasta ese momento tenían los padres para con su hijo al igual que se les adjudica su protección.
Esta demanda debe ir acompañada de una serie de documentos que son imprescindibles. Entre la documentación destaca el certificado de matrimonio de los abuelos (si es que contrajeron matrimonio), el de nacimiento del nieto, el de escolarización y el de empadronamiento. Igualmente, conviene que el proceso se apoye en acreditaciones de profesionales sanitarios u otros informes que demuestren que los abuelos ya estaban atendiendo al nieto de forma habitual. Cada uno de estos documentos se convierte en una prueba ante el juez que se haya hecho cargo del caso. Su finalidad es poner de manifiesto el papel que ya ejercen los abuelos en el cuidado y en la protección de su nieto. A su vez, los abuelos deben aportar pruebas que justifiquen su capacidad económica y su estado de salud para hacerse cargo de la custodia.
En la celebración del juicio estará presente el Ministerio Fiscal y el juez resolverá el caso mediante una sentencia siempre protegiendo los intereses de los menores. De todos modos, una vez se retire la patria potestad a los progenitores y se les conceda a los abuelos, en caso de ser viable, se debe establecer un régimen de visitas y acercamientos del menor con sus padres con el fin de procurar que la relación no se rompa definitivamente, sino que mejore.
Por su parte, los abuelos en virtud del otorgamiento de la patria potestad asumen el papel de cuidar a su nieto, acompañarle, brindarle una educación y unos estudios, al igual que se convierten en sus representantes y administradores de su patrimonio.