María José Picó, primera querellante por el robo de un bebé contra el Estado: "Busco a mi hermana melliza"
La búsqueda infatigable de esta alicantina de 61 años da un paso importante por lo que considera un crimen de lesa humanidad
A las pocas horas de nacer, le comunicaron a su madre que su hermana melliza había fallecido, pero nadie vio su cadáver
La trama de los bebés robados durante el franquismo incluía el borrado de pruebas, por eso es difícil que las denuncias prosperen
María José Picó está convencida de que en algún lugar, puede que no muy lejos de ella, vive su hermana melliza. Una mujer de 61 años con la que compartió vientre materno y no sabrá qué nombre eligieron sus padres para ella, qué día nació realmente o por qué acabó siendo adoptada. La historia es sobrecogedora, como cualquiera que tenga como protagonistas a bebés robados y cajitas vacías que se depositaban en una fosa común en el cementerio de Alicante. Sin embargo, María José ha conseguido avanzar un paso importante en la investigación de bebés robados en España durante el franquismo: ha presentado la primera querella contra el Estado español por lo que considera un crimen de lesa humanidad.
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Hemos contactado con ella para que nos cuente su relato en primera persona. Su madre, Francisca Robles Alacid, dio a luz el 28 de marzo de 1962 en el Hospital General de Alicante. "Nacimos dos niñas, pero al cabo de unas horas, le dijeron que una de ellas había fallecido, a pesar de que había nacido sana. En casa siempre tuvimos la sospecha de que algo nos ocultaron, aunque jamás imaginamos que pudiera tratarse de un robo de bebé".
Empezaron a atar cabos
En 2011, cuando se estaban haciendo públicos algunos casos de bebés robados, la familia de María José pasó de la desconfianza a la certeza casi absoluta de que eso era exactamente lo que ellos habían vivido. "Empezamos entonces a recabar documentación y a hilar muchas de las incongruencias que inquietaban a mis padres", cuenta.
La falta de lógica empieza cuando Francisca se pone de parto. "Mi madre iba a dar a luz a la clínica de Elche, que es donde había nacido nuestro hermano mayor. Al llegar, rompió aguas en la sala de espera y la derivaron al Hospital de Alicante. ¿Por qué? Nadie dio una explicación de ese traslado".
Tras el nacimiento, Francisca tuvo a las niñas en su regazo y siempre las recordó sanas. Solo un día después, una monja le indicó que una de las mellizas estaba enferma y al cabo de unas horas le comunicó su fallecimiento. "Los siguientes días transcurrieron para mi madre en estado de adormecimiento, con síntomas muy claros de haber sido fuertemente medicada. Aprovechando su aturdimiento y la tristeza de la familia, la niña fue sacada en secreto del hospital. No recibieron un parte médico, ni siquiera una explicación coherente. A mi padre le pidieron que buscase rápidamente cualquier caja de supermercado, no de funeraria porque corría prisa".
Atosigaron al padre
Tal era el azoramiento de Antonio, el padre, y tal el atropello por parte de quienes le acababan de arrebatar a su hija, que no pudo vacilar, oponerse o desconfiar. "Le devolvieron la cajita cerrada con clavos. Nunca vio a su hija muerta. Ni siquiera le permitieron un enterramiento digno en Elche. Le atosigaron para para que se dirigiese de inmediato al cementerio de Alicante, donde le esperaba un enterrador para depositarla en una fosa común. Mi padre decía que no le echaron más de dos paladas encima. Tanto secretismo les hizo pensar que hubo alguna negligencia por parte del hospital. En aquella época la idea de bebés robados era algo impensable".
Impensable, pero verídico. Igual que su hermana, miles de recién nacidos fueron arrancados de sus familias durante el régimen de Franco para ser vendidos a familias ricas católicas. La trama continuó durante décadas y existe un dato espeluznante, pero suficientemente sospechoso: desde 1951 hasta 1990, el 25% de las inhumaciones en el cementerio de Alicante corresponden a recién nacidos. 10.212 bebés supuestamente muertos.
Ni rastro de la niña
En alguna ocasión se ha producido ese feliz reencuentro entre madre biológica e hijo después de décadas de búsqueda incansable. Los padres de María José han fallecido, pero ella mantiene vivo el desafío que emprendieron sus padres. Tiene tres hijos y entiende doblemente el dolor. Denunciaron los hechos ante la Justicia y, después de un complicado proceso, en 2012 Antonio consiguió el permiso para exhumar el cadáver de su hija tomando como referencia la licencia de enterramiento con las coordenadas exactas de la fosa. Pero allí no quedaba más que la huella de su improvisado ataúd y unos clavos que se correspondían con los que se usaron para cerrarlo. Tampoco encontró traza de su nacimiento ni en el historial clínico de Francisca ni en el Registro Civil. No existía partida de nacimiento, tampoco de defunción. "En el hospital nos dijeron que no había datos sobre mi madre. Es como si nunca hubiera estado allí, aunque, paradójicamente, mi partida de nacimiento sí recoge que nací en el Hospital General de Alicante".
Como, de acuerdo con el argumento del hospital, la recién nacida apenas había vivido unas horas, pensaron que la hermana podría estar inscrita en el legajo de aborto, pero el Registro Civil de Alicante perdió todos los datos relativos a los años anteriores a 1978. Una frustración más. En 2013, el juez de instrucción ordenó una nueva exhumación en una zona cercana, que también resultó infructuosa. Finalmente, el fiscal archivó el procedimiento al no estar vivo ningún enterrador de la época.
María José es presidenta de la Asociación de víctimas de bebés robados y adopciones irregulares de Alicante (AVA). Su historia está plasmada en 'La caja vacía', un documental dirigido por Javier Falcó que toma como hilo conductor el caso de las mellizas para adentrarse en esta trama de corrupción que se prolongó hasta bien pasada la Transición. Refleja, entre otros detalles, las dificultades para hacer Justicia: algunas de las madres no aparecen ni en los registros hospitalarios. La mayoría de los casos de bebés robados son archivados o caen al cajón del olvido.
Una trama perfectamente urdida
En general, se repetía un mismo modus operandi del que se sirvieron algunos matrimonios sin hijos, especialmente mayores y adinerados Era tan fácil como contactar con estas personas que les podían facilitar un hijo a cambio de una suma y urdirlo de tal manera que hacían desaparecer su propio origen para ser inscritos como biológicos, en muchos casos con certificado de alumbramiento incluido.
Las víctimas solían ser madres solteras, muy jóvenes, prostitutas o sin recursos para sacar adelante a sus hijos. María José insiste en que nada de esto habría servido de justificación, pero expone que en muchas ocasiones eran parturientas sanas y con familias bien estructuradas, tanto desde el punto de vista emocional como el económico. Fue el caso de su madre. Hubo demasiadas figuras de poder involucradas y gente con recursos suficientes para inscribir como hijos biológicos a los bebés robados. Por eso, a la hora de investigar lo más seguro es encontrarse con que cualquier documento se perdió en una riada o un incendio. O que simplemente no existe constancia.
María José tiene claro que no va a desfallecer. Confía ahora en la querella que ha presentado ahora en los juzgados de Alicante para que se reabra la investigación sobre lo sucedido. Cuenta con el respaldo de la Coordinadora estatal de apoyo a la Querella Argentina contra crímenes del franquismo (CEAQUA). Se han aportado informes periciales que detallan la violación sistemática de los derechos humanos durante la dictadura franquista y un informe relativo a los bebés robados. Los delitos por los que solicitan investigación son sustracción de menores, falsedad documental y detención ilegal. Son delitos considerados como crímenes de lesa humanidad y, por lo tanto, imprescriptibles. En caso de que no se admita la querella, recurrirán a la Audiencia Provincial.