Así veían el sexo y el amor las abuelas y las madres hace 40 años: "Casarme fue el error de mi vida"

Detrás de una mujer de 50 años hay varias generaciones de mujeres que en su mayoría cambiaron una vida de obediencia en el seno familiar por otra con distintos códigos, pero igualmente obediente. Pasaron de obedecer al padre a obedecer al marido. El matrimonio fue para estas mujeres el salvoconducto envenenado hacia una cierta independencia y la escapatoria de la pobreza.

No hay que irse muy lejos para encontrar el testimonio de mujeres de 60 y tantos cuyo matrimonio fue una vía de escape: "Me casé para salir de casa", explicaba hace años en una entrevista la periodista y escritora Lola Gavarrón. Hay que recordar que el matrimonio por amor es algo muy reciente. En el siglo XVI las bodas eran recursos legales que servían para unir patrimonio. Por eso, cuando se daba palabra de matrimonio y este no se celebraba, al hombre se le perseguía como a un delincuente.

Sin embargo, cuando no había nada que sumar, ¿por qué tendría nadie que casarse? A finales de 1700, contraer matrimonio era una manera de dejar de ser pobre y tener una forma de sustento; un seguro vital, más que el desenlace natural de la pasión. ¿Qué pasaba con las mujeres cuando no eran ricas y no recibían proposiciones matrimoniales? Nada bueno desde el abismo de la incertidumbre. Todas las novelas de Jane Austen, por citar un solo ejemplo, se basan en esa necesidad que la escritora inglesa supo aliñar con la gracia del amor. En el mundo real, en cambio, el sentimiento amoroso no siempre hacía acto de presencia. Al menos, el mismo tipo de amor, las mismas necesidades y los mismos derechos.

¿Qué hay tras una foto de boda?

La cineasta Elena López Riera se pregunta qué hay detrás de una foto de boda en el mediometraje 'Las novias del sur'. Presentado en la última edición del Festival de Cannes, López Riera se sumerge en una marea de interrogantes preguntando a un grupo amplio de mujeres qué supuso el matrimonio para ellas.

"He tenido siempre una obsesión con la imaginería del matrimonio, de la boda, supongo que porque es una manera muy concreta de cristalizar este relato del amor romántico que nos han contado y sobre el que se ha constituido la sociedad contemporánea, por lo menos la que yo he conocido", explica en ABC la también directora de 'El agua'.

Los testimonios que reúne López Riera son claves para entender el desarrollo de la experiencia afectiva y sexual de las mujeres casadas en los años 60 y 70. A lo largo del documental, los testimonios de las protagonistas desgranan los meandros de una vida llena de inseguridades emocionales.

Algunas explican que no se sentían maduras en el momento de casarse; otras, no dudan en calificar su matrimonio de "error". Otras reniegan de los encuentros sexuales y otras, en cambio, le vieron la gracia al sexo. En todos los casos, el concepto clave que articula la vida de estas mujeres, y de muchísimas mujeres, son los hijos. Por los hijos fueron capaces de asegurar un modelo de convivencia familiar, aunque no fuera satisfactorio. Esta devoción filial les llevó en muchos casos en tener más hijos de los que hubieran deseado (difícil negarse a los deseos del marido y a la llamada de una nueva vida) e, irónicamente, a transmitir en sus hijas un comportamiento parecido al suyo. El matrimonio moldeó su conducta y, en cierta medida, también la de las nuevas mujeres.

Abuelas y nietas

Hoy, madres como la de López Riera son ya abuelas. La diferencia entre una generación y otra es abismal. Aunque la violencia de género exista y haya que seguir reclamando la igualdad entre sexos, la actitud de las mujeres jóvenes, como la propia cineasta, no deja espacio para la manipulación conyugal ni la obediencia ciega.

Los apuntes sociológicos que aparecen en 'Las novias del sur' ayudan a comprender cómo fue la vida de las mujeres que nos antecedieron y allanaron nuestro camino, pero no son reconocibles en la sociedad actual, marcada por una tolerancia cero hacia las relaciones tóxicas. Los nervios de la ceremonia de boda, el vestido blanco, la unión, a veces artificial, de las familias pueden ser las mismas que hace 40 o 50 años. La música sigue, pero la letra es distinta.

Las mujeres jóvenes de 2024 no se casan si no quieren, tampoco tienen hijos 'por defecto' y viven con sus parejas en un modelo aspiracionalmente colaborativo. Son iguales y, a la vez, distintas a sus madres y a sus abuelas. En un arranque de justicia poética, son las nietas las que impulsan a sus abuelas a disfrutar de la vida. Y ellas, las mayores, las que aprovechan para resarcirse de experiencias pasadas. Hace poco, una abuela de 90 años le decía a su nieta de 17 que conociera a muchos chicos y que "tuviera donde elegir, por si alguno falla o no termina de gustarte". La chica explotó de risa: "¡Mira lo que dice mi abuela!". Quizá no sabía que detrás de esa aparente frivolidad había años de insatisfacción sostenida.