Hachiko esperó nueve años en una estación de trenes a su compañero humano fallecido. No es que tengas que esperar tanto, ni que no puedas volver a compartir tu vida con un animal doméstico, pero lo cierto es que los duelos, cuando se trata de miembros de la familia -que es lo que son los perros y gatos- pueden ser largos y complejos. Y a menudo ocurre que algún amigo o pariente cercano con ganas de vernos felices otra vez, nos ofrece de inmediato un 'reemplazo' sin darse cuenta de que es imposible y que esa actitud puede, más bien generar en nosotros dolor e incluso culpa.
Vaya por delante que hay tantos duelos como personas o relaciones. El dolor no es una ciencia exacta. Sin embargo, como te explicábamos aquí, según un estudio de la Universidad de Hawai, el 30% de los dueños sienten dolor durante al menos seis meses o más. Y es mayor si el propietario se ha visto obligado a sacrificar a su mascota, algo que ocurre con más frecuencia de la que quisiéramos. Según Dye y Wroblel, el proceso de duelo tendría en esos casos una duración oscilante entre los seis meses y un año, siendo la media de 10 meses. A esto hay que agregarle que el duelo por nuestros compañeros no humanos no suele ser comprendido y tiende a menospreciarse.
Sin embargo, como en todos los casos de pérdida de seres queridos, es importante que se lleve a cabo un proceso de despedida completo. Hasta que aceptemos el recuerdo como una nueva forma de compañía. Intentar adelantar ese proceso puede, por el contrario, generar rechazo o hacernos establecer un vínculo dañado con el ser que veremos como un "intento de reemplazo". A veces, cuando el duelo es atravesado en familia, la situación puede ser un poco más complicada ya que no todos lo miembros reaccionan de la misma manera ni tienen los mismos duelos ni aprenden a superarlo en los mismos plazos. En esos casos son necesarios los consensos entre todas las partes implicadas.
Ocurre, por ejemplo, cuando hay niños en la familia. Sus procesos son muy distintos a los de los adultos. Y aunque la muerte de una mascota les prepara también para la muerte de personas queridas, conviene darles el tiempo y el acompañamiento necesario para vivir sus propios duelos.
Como le explicaba Míriam Pérez, educadora social y máster en Etología Aplicada por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), a El País: “El duelo no tiene atajos. Todas las emociones y sentimientos durante ese proceso son necesarios, por lo que conviene permitirse el tiempo para sentirlos con derecho a transitarlos y para expresar el dolor con personas de confianza”.
Lo principal es, pues, minimizar el efecto 'reemplazo' ya que este solo genera rechazo. Se trata más bien de generar nuevos y saludables vínculos emocionales con otros seres, y buscar en ese nueva relación intercambios similares, nunca idénticos, a los que tuvimos con los que nos dejaron.