Uno de los aspectos más complejos en un divorcio es la custodia de los hijos. Los expertos afirman que sería importante ponerse de acuerdo las dos partes y no crear un mal ambiente que perjudique a todos. Asimismo, consideran que el verano es una etapa que puede favorecer el cambio porque es “un momento más relajado y con menos responsabilidades laborales”. Algunos padres nos cuentan su punto de vista y cómo están asimilando esta variación en sus vidas y no estar a diario con sus hijos.
En España, en 2022, hubo 81.302 divorcios. Se otorgó la custodia compartida en el 45,5% de los asuntos de divorcio de parejas con hijos. La Ley 15/2005, modificó el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de separación y divorcio. Algunos de sus avances son que puede haber divorcio sin separación previa, que no es preciso alegar causa y pueden casarse y divorciarse personas independientemente del género.
Estela, podóloga, de 51 años, ha obtenido el divorcio hace tan sólo dos meses. Junto a su exmarido tiene una joven adolescente de 15 años. “No estamos teniendo problemas para resolver cuestiones como la custodia. Desde el principio hemos querido tener un divorcio amable y seguir con una buena relación para que nuestra hija no sufra; tampoco nosotros”, confiesa.
“Este, el primer año divorciados y por las vacaciones escolares, decidimos tener a la niña cada quince días. La última quincena de junio la tiene uno y la primera de septiembre el otro. Me costará estar separada de mi hija, pero no es tan pequeña y disfruta mucho de los dos, así que yo voy a trabajar y descansar cuando pueda, tener también algo de tiempo para mí y mi ocio y recuperar energía”, relata.
Nada está siendo traumático para los tres ni el resto de la familia, entonces los abuelos también están dispuestos a ayudar. “Nuestros padres adoran a su nieta y nos han apoyado en este proceso, ahora sólo toca estar como familia de otro modo y ponernos las cosas más fáciles los unos a los otros”, manifiesta esta madre.
Por otro lado, Jaime, de 59 años afronta el verano tras el divorcio con ánimo porque su expareja y él se han repartido julio y agosto por meses ya que Jaime quiere hacer un viaje grande con sus amigos. “Esperé mucho para hacer este viaje y este es el año. Mi exmujer se quedará con la niña en julio y me apetece mucho hacer eso que tanto he deseado. Otros años no hubiese podido. Pero he pedido los días, he arreglado con mi exmujer y todo está bien”, asevera.
Pese a que nunca hubiese imaginado separarse de su mujer, con quien llevaba 30 años casado, ahora sabe que la decisión ha sido la acertada para los tres y que dependiendo de cómo lo hagan, pueden seguir teniendo una cordial relación. “Mi hija tiene 17 años, lo entiende todo y nos ha ayudado mucho con los trámites. Nunca la hemos hecho posicionarse, debe querernos a los dos y somos nosotros quienes hemos de resolver nuestros problemas”, comenta.
Asegura no necesitar intermediarios para hablar sobre lo que respecta a la crianza y las necesidades de la joven. Sí admite que prepararon y detallaron bien el Convenio Regulador con un profesional especializado para evitarse problemas que puedan surgir, concretamente, respecto a su hija. “El mes libre de mi mujer ella podrá hacer lo que quiera, si es cierto que ella está mucho más apegada a nuestra hija y siempre que quiera puede venir a verla a mi casa o hacer algo con nosotros”, agrega.
Los expertos sostienen que el verano puede resultar un verdadero desorden mental para la planificación de los días, entonces no está de más, bien la ayuda de familiares o amigos o bien, de un profesional en temas legales de familia.
Como explica Laura Ortega Almodóvar, abogada en Vestalia Abogados de Familia, por norma general, en las vacaciones de verano los progenitores se dividen el tiempo con los hijos por quincenas alternas los meses de julio y agosto.
En cuanto a los días no lectivos de junio y septiembre, la profesional recalca que es posible pactar en Convenio Regulador que se unan al primer y último periodo correspondiente. “Al tratarse de quincenas alternas, un progenitor disfruta de los días no lectivos de junio y el otro de los de septiembre”, responde.
La abogada indica que la elección de los periodos puede ser cerrada o abierta: “Que la Sentencia/Convenio Regulador establezca qué quincenas corresponden a cada progenitor los años pares y los impares o, que se establezca un derecho de elección preferente los años pares a un progenitor y los impares al otro, preavisando con un tiempo predeterminado”.
Los niños necesitan recargar pilas en verano y disfrutar y los padres no pueden ser el obstáculo que se lo impida. Para Alicia Jiménez Rompinelli, psicóloga responsable en Alpea Psicólogos, especialista en terapia psicológica para adultos y parejas, la percepción de si la nueva situación resultará complicada o no depende de la forma en que los padres y los hijos lo afrontan y también, influirá el propio contexto de la separación.
Para la experta, buscar ayuda profesional puede resultar en muchos casos beneficioso, porque:
Como argumenta, se produce un proceso de duelo y una pérdida de la relación que se mantenía en el pasado. “Probablemente llevará un tiempo procesar el cambio y cada miembro de la familia tendrá su propio ritmo en base a sus necesidades personales. Es propicio que cada persona busque apoyo cuando le sea necesario”, subraya Jiménez.
En el caso de los hijos adolescentes, esta psicóloga desarrolla que deben tener libertad para compartir sus emociones. “Trataremos de acompañar y validar el dolor emocional que puedan estar sintiendo, así como no minimizar la tristeza o miedos (evitando frases como “no estés triste”) y adoptando una postura comprensiva”, refiere.
Asimismo, sostiene que hay que hacerles saber que se estará para ellos, se escucharán sus dudas, inseguridades y se hablará cuando precisen de sus inquietudes.
Dana Caceci, psicóloga, sexóloga clínica y terapeuta de parejas, certifica que para los padres resulta complicado hacerse a la idea del nuevo tipo de custodia y que esa transición a una nueva dinámica, requiere para ella, además de, tiempo, adaptación emocional. “Como padre/madre, es más que probable que sientas una mezcla de alivio y vacío cuando los peques están con el otro progenitor. Pero, eso no es necesariamente algo malo, al contrario, es algo natural y es parte de la adaptación al cambio”, explica.
Pese a que todo puede mejorar, como destaca la profesional, suma que los primeros días suelen ser los más duros porque requieren enfrentarse a la soledad y a la pérdida de la rutina familiar. Señala que el verano es un momento más relajado y con menos responsabilidades laborales, menos si hay vacaciones. “Las oportunidades para realizar actividades al aire libre pueden disminuir el estrés, facilitar la creación de nuevas rutinas y momentos para redescubrir tu identidad y tu vida sexual fuera del rol parental”, afirma.
Para ella, los padres pueden buscar refugio en actividades que les apasionen o llamen la atención, en amistades y en el cuidado personal. Recomienda los grupos de apoyo para conocer a gente que esté pasando por lo mismo. En su opinión, “La terapia individual es útil, pues el trabajo emocional dará herramientas para afrontar lo desconocido”.
Por último, cuando cada progenitor tenga a los hijos se pueden planificar actividades que les gusten y por supuesto, evitar hacer comentarios despectivos sobre la expareja.