Los gatos llevan la interpretación en la sangre. Cuando enferman se sienten vulnerables y disimulan o se esconden para que nadie se entere. Es una característica de su proceso evolutivo como depredadores y se desencadena para defenderse de sus enemigos. Por ello, muchas veces nos damos cuenta de que a nuestro gato le pasa algo cuando ya es demasiado tarde. En Uppers hemos investigado las señales con las que podrás averiguar que tu gato está enfermo, aunque aparentemente no de muestras claras de ello.
En casa no hay depredadores que amenacen la supervivencia de nuestra mascota, sin embargo, ese afán por no mostrar debilidad sigue siendo una peculiaridad innata de la raza felina que igualmente es la amenaza de animales de menor tamaño que el suyo. Durante millones de años un gato enfermo o herido era una presa fácil en un mundo salvaje.
A pesar del paso del tiempo y de la seguridad que le brinda la familia y un hogar, su cerebro sigue reaccionando de la misma manera impidiéndole que se relaje y que muestre debilidad a causa de su malestar. Es más, puede llegar a estar gravemente enfermo y pasar mucho tiempo hasta mostrar los signos evidentes de una enfermedad porque los ha estado ocultando. Es lógico, está programado para ello.
Teniendo presente esta característica de los gatos conviene estar atento tanto a su comportamiento como a su lenguaje corporal. De este modo, es probable que los cambios en sus costumbres o en sus rutinas tengan un significado y seguramente indican que algo va mal.
Estas son las señales con las que podrás averiguar que tu gato está enfermo:
Con todo ello, ante estos cambios de comportamiento, muestras físicas o la modificación en el lenguaje corporal de un gato lo recomendable es acudir al veterinario. El animal puede tener un simple estreñimiento, alergia, infección de las encías o del tracto urinario o enfermedades graves como la diabetes.