Las plantas, con sus diferentes tonalidades y texturas, convierten una sencilla habitación en un paraíso interior. Los verdes, la carnosidad de las hojas y su movimiento nos relaja, tranquiliza y reduce el nivel de estrés. Y es que nos trasladan sin darnos cuenta a lugares donde desconectar.
Sin embargo, el principal beneficio de las plantas es que purifican el aire de nuestro hogar mientras compartimos espacio y disfrutamos de ellas. Está comprobado que reducen la cantidad de gases nocivos que son comunes en los ambientes cerrados. Algunas son capaces de depurar sustancias químicas como el formaldehído, que expulsan las maderas prensadas, alfombras, gas natural o el humo del tabaco.
El benceno y el xileno, que desprenden aceites, pinturas o plásticos, también lo absorben algunos tipos. Al igual que el monóxido de carbono de la combustión de los motores, la leña, el gas o el tabaco. La vegetación en casa, además, incrementa la humedad en el ambiente y aumenta la oxigenación del aire durante el día. Incluso logra disminuir el polvo del ambiente en, al menos, un 20%.
Los que sufren alergias al polen de las plantas y tiemblan con la llegada de la primavera también pueden disfrutar de ellas y de sus beneficios. Hay multitud de variedades inofensivas muy fáciles de cultivar y mantener en el hogar.
A continuación, te proponemos cinco plantas purificadoras de aire, que son inocuas para alérgicos. Podrás disfrutar de ellas sin enfrentarte a estornudos, picores de nariz y garganta, conjuntivitis, asma o reacciones cutáneas.
Pertenece a la familia de los cactus. El Pachycereus pringlei acumula agua en sus tejidos para adaptarse a su hábitat. Está cubierto de espinas y pelos y encaja en la calidez de nuestra casa porque se acomoda a temperaturas de entre los 21 y los 27 ºC. Necesita mucha luz, especialmente en invierno; debes protegerlo de las corrientes de aire muy frías; y regarlo en primavera y verano cuando el sustrato comienza a secarse. Para ello coloca la maceta dentro de un recipiente con agua.
Esbelta y de hojas finas y alargadas, nos evoca a lugares relajantes. Es de las más eficientes para humidificar el aire. También se la conoce como Dypsis lutences y para su mantenimiento requiere de un ambiente cálido y de considerable luz indirecta. El riego es cada siete días en invierno y dos veces a la semana en los meses de más calor. Recuerda vigilar que el sustrato no está seco, ni húmedo en exceso. La Areca quiere que la pulverices y no le gusta el agua directa del grifo sino tibia.
La Dracaena marginata, con sus bellas hojas alargadas, brillantes y de matices amarillos, alegra cualquier rincón de casa. Lo que más nos interesa es que atrapa los alérgenos en sus hojas. Se adapta a lugares luminosos, pero no al sol directo ni a las corrientes de aire frío. Es fácil de cultivar porque pide poca agua.
Con hojas palmeadas tiene la capacidad de remover todas las toxinas del aire como el formaldehído o el xileno. Su nombre científico es Rhapis excelsa y proviene de China. Es de crecimiento lento y coge velocidad con la edad. Tan solo búscale un espacio con temperatura cálida porque resiste bastante bien la escasez de luz. El riego debe ser abundante en verano y moderado en invierno.
La hiedra o Hedera hélix aguanta bien lugares con poca luz. Es capaz de absorber el benceno, el formaldehído y los contaminantes que transmiten los animales domésticos con lo que ayuda a neutralizar los olores. Como muchas otras variedades, necesita agua dos veces por semana en verano y una en invierno. Agradece también que pulverices sus hojas. Si recortas las puntas una o dos veces al año se volverá más densa y compacta.