Seas cocinitas o glotón, la cocina es uno de los lugares del hogar por el que más pasamos, más aún después del confinamiento o con la implantación del teletrabajo que nos ha llevado a pasar más tiempo en casa y, por tanto, darle más vida a nuestros electrodomésticos. Entre ellos el lavavajillas, que puede que antes no se le diese tanto uso, pero pasar más tiempo en casa hace que se haya vuelto un electrodoméstico de lo más funcional. Ahora bien, ¿lo usamos como deberíamos? ¿Qué fallos o errores son los más comunes?
Una de las creencias más frecuentes, al menos en parte de la población, es que lavar los platos manualmente permite ahorrar más agua. Los ciclos de lavado del lavavajillas suelen gastar de media unos 10 litros de agua, comparado con el lavado a mano puede que uno solo gaste menos, pero hay que recordar que el lavavajillas acumula muchos utensilios que, finalmente, te ayudarían a economizar el gasto de agua.
Y esto nos lleva a lo siguiente, una costumbre de lo más arraigada, enjuagar los platos antes de introducirlos en el lavavajillas. Un gasto extra de agua totalmente innecesario porque los programas de lavado de los lavavajillas suelen mantener temperaturas altas de agua que permiten eliminar por completo la suciedad y los restos de comida sin necesidad de un aclarado previo.
En general, se cree que los programas cortos de lavado son los más eficaces para sacar tu vajilla totalmente reluciente. En algunos casos sí, pero hay que tener en cuenta la cantidad de platos, vasos y otros utensilios, así como la suciedad para saber qué programa es el adecuado en cada momento para ahorrar, y no siempre los ciclos cortos son los mejores para acabar con la suciedad.
También es cierto que llenar y llenar el lavavajillas tampoco es la mejor idea. Por supuesto que siempre es más óptimo ponerlo a funcionar estando bien lleno, pero no sobrecargado. Si algo no cabe es mejor no intentar hacer un tetris que pueda ser perjudicial para el electrodoméstico. En todo caso, lo ideal siempre es distribuir bien cada plato, cubierto o menaje en los lugares indicados o preparados para ello.
Otra tendencia muy común es dejar los cubiertos para lavarlos a mano. Hay algunos que sí porque no está recomendada su limpieza en lavavajillas, pero por lo general la mayoría pueden introducirse para que salgan relucientes. Eso sí, uno de los consejos es que tanto tenedores como cuchillos se coloquen boca abajo en la cesta para evitar cortes.
¿Y la cristalería? Bien, por lo general los vasos, las copas o las fuentes de este material pueden introducirse en el lavavajillas, incluso hay programas especiales, más suaves y con temperaturas más bajas, para el lavado del cristal. Ahora bien, cuando hablamos de cristalería delicada sí que se puede llegar a perder el brillo o la transparencia, por eso hay que tener cuidado con ellos.
Aunque la gran mayoría de utensilios y menaje puede ir al lavavajillas hay que tener precaución con algunos. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte que el agua caliente o la humedad puede reducir la vida entre fogones de algunos. Por ejemplo, los cubiertos o los utensilios de madera, pues el lavavajillas podría agrietar el material.
Ya hablamos de la cristalería delicada, que mejor no meterla en el lavavajillas, pero algo parecido ocurre con la porcelana, que en ocasiones es mejor darle un lavado a mano para evitar grietas o desperfectos, más aún si es menaje con decoración, así puede conservarse mucho mejor sin riesgos a que se borre. Y mucho ojo con las sartenes y las ollas antiadherentes, los lavados en el electrodoméstico pueden ocasionar grietas en esa capa y que la tortilla se te pegue cada vez más.