Construir un árbol familiar, ¿por qué no? Confinados en casa, cualquier actividad que suponga una ilusión compartida que nos separe de las pantallas y de la realidad es de agradecer. Los más mayores estarán encantados de poder transmitir recuerdos y datos que solo ellos conservan. Y, si tienes chavales en casa, puedes hacerles partícipes poniéndoles a cargo de la tecnología.
Tratar fotos y subirlas al árbol, trastear con las aplicaciones donde se cuelga el árbol les entretendrá y les hará sentirse importantes dentro del proyecto. Seguro que encontráis sorpresas. Además, hablamos con una psicóloga para que nos ayude a enfocarlo al duelo si algún abuelo o familiar ha fallecido. Al final puede ser también un rito de despedida.
La última vez que estuvieron todos juntos, Ramón cumplía 78 años. Después de comer, y tras un desafinado y anárquico 'Cumpleaños Feliz', Sonia preguntó a su padre cómo había conocido a su madre. Lo hizo porque le gustaba la historia, y también para que sus hijos la escucharan de voz de los protagonistas, pero entonces sonó el teléfono, alguien quería felicitar a Ramón, y luego se pasó a otra cosa.
Dos semanas después, el 3 de abril, Ramón moría de un repentino ataque al corazón en plena pandemia por el coronavirus. Con los tanatorios en cuarentena y las ceremonias prohibidas sólo Sonia y su hermana pudieron ir a recoger los restos de su padre, a la espera de poder juntar a la familia y de oficiar una ceremonia de despedida.
Con el duelo sin cumplir y la pena por dentro la familia pasa tiempos duros. Hace unos días, mientras hacían la comida, Sergio, el hijo pequeño de Sonia, sorprendió a su abuela: "yaya, ¿cómo conociste al yayo?", e Isabel le contó la historia del burro y la dulzaina. Aquel relato cautivó al nieto, que se sintió parte de una historia real; alivió de alguna manera a Sonia, e hizo sonreír, por primera vez en muchos días, a la abuela.
"Recuperar anécdotas, recuerdos, experiencias familiares, poner en común las sensaciones experimentadas por cada uno en los acontecimientos vividos en familia ejerce un efecto terapéutico, no solo para el individuo, sino para el grupo", comenta la psicóloga experta en acompañamiento en el duelo, Alejandra León.
"Conocer, compartir y comprender tu pasado fortalece las raíces que nos hacen sentir unidos a algo más sólido, y que nos sostienen en tiempos de zozobra. Cuando recuperamos las vivencias de nuestros antepasados, las incorporamos a nuestra entidad personal y familiar, y eso nos enriquece como individuos y como grupo. Por eso, construir un árbol familiar es una experiencia sanadora en momentos de duelo, y muy gratificante siempre para cualquier miembro de la familia", concluye la doctora León.
Antonio Cordón es aficionado a la genealogía. "Empecé el árbol familiar por curiosidad. Mi padre me contó que mi abuelo trabajaba en las caballerizas reales de Palacio en Madrid. Solicité información a los archivos y cuál fue mi sorpresa cuando recibí un dossier con todos los datos que tenían sobre mi abuelo. Me enteré que era palafrenero, y que el 31 de mayo de 1906, el día de la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia, libró por enfermedad. Ese día, el anarquista Mateo Morral lanzó una bomba a la comitiva real a su paso por la calle Mayor de Madrid matando a 25 personas y dejando heridas a un centenar. No pude descubrir nada más, pero aquello despertó muchas especulaciones que comentamos en las reuniones familiares", concluye Antonio.
Todos tenemos historias interesantes en la familia, pero pocos las conservamos para las generaciones venideras. Ahora es un buen momento para empezar. Anne Ancelin Schützenberger, pionera de la psicología genealógica escribió: "El árbol está vivo dentro de mí. Yo soy el árbol. Yo soy toda mi familia. Nadie tiene problemas individuales porque toda la familia está siempre en juego. El inconsciente familiar existe. Desde el mismo momento en que alguien toma conciencia de algo, hace que todos los suyos también la tomen. Ese alguien es la luz. Si uno hace su trabajo, todo el árbol se purifica".
Vas a comenzar una investigación en la que recopilarás datos valiosos y en la que ocuparás mucho tiempo. Por ello es recomendable usar web de calidad, que permitan elaborar y guardar esa información de forma segura, y que te de la oportunidad de ayudarte en la búsqueda de información. Es recomendable que guardes copia de toda la información que recopiles durante la investigación en papel, o en tu ordenador. Las dos web más completas para que empieces tu árbol son My Heritage y Family Search. Ambas son fáciles de utilizar, gratis, en español y permiten imprimir los árboles realizados.
Llama a tus padres, a tus abuelos, a tus tíos más mayores e intenta recoger toda la información que recuerden sobre ellos y sobre sus familiares: ¿Dónde nacieron? ¿Con quién se casaron? ¿Cuál era su profesión? ¿Dónde están enterrados sus padres o sus abuelos? Ojo, esta información en ocasiones es inexacta, y es preciso comprobarla, pero los más mayores atesoran datos que no se encuentran en ningún otro sitio. Pídeles también fotos suyas y de los familiares más mayores para escanearlas.
Se pueden rastrear antecedentes en las oficinas del Registro Civil hasta aproximadamente 1871. Es conveniente pedir siempre el certificado literal, que aporta todos los datos registrados y mayor cantidad de información. En los registros se pueden pedir certificados de nacimiento, matrimonio y defunción por internet, aunque es necesario tener las fechas exactas de los hechos de los que se solicita. En este enlace pueden ver un vídeo tutorial de cómo solicitar un certificado al Registro Civil a través de internet. Si se desconocen las fechas, se pueden solicitar los certificados a través de correo postal. En este enlace, se pueden encontrar todas las direcciones de los registros provinciales y locales.
Si quieres consultar por personas en fechas anteriores a la creación de los registros civiles, es aconsejable acudir a las parroquias que correspondan al domicilio de las personas investigadas, en ellas se encuentran libros de bautismos, defunciones y matrimonios. Todas las parroquias creadas desde el siglo XVI en adelante tienen la obligación de llevar estos libros.
Son una magnífica fuente de información, ya que conservan datos de miles de personas que hicieron alguno de los servicios militares obligatorios implantados a partir de la Regencia posterior a la muerte de Fernando VII, así como los de las personas que hicieron carrera militar o pasaron alguna temporada en el ejército.
En estos archivos podemos encontrar expedientes judiciales, expedientes militares, hojas de vida de los funcionarios públicos, nóminas de inmigrantes, censos, etc. También en estos archivos se reciben las donaciones de documentos de particulares, que pueden contener cartas, nóminas de empleados y una serie de documentos inéditos. Es necesario destacar que buena parte de los fondos de dichos archivos son accesibles en Internet a través de PARES (Portal de Archivos Españoles).
Otro lugar donde encontrar datos de interés genealógico son los cementerios. No hay nada establecido ni regulado en cuanto a la conservación de los registros de los entierros en cada cementerio. En muchos casos es posible encontrar información, en otros muchos no.
Por último, existen en toda España numerosos grupos de aficionados y especialistas agrupados en asociaciones y clubes de genealogía que les pueden asesorar y ayudar en la búsqueda de datos.
La investigación genealógica es una actividad fascinante, a veces frustrante, en ocasiones sorprendente y emocionante, que nos abrirá un mundo nuevo de conocimientos sobre nuestros antepasados. ¡Adelante!
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