Acaba de jubilarse como magistrado en la Audiencia Provincial de Barcelona, pero sigue mostrando pasión por la mediación y la ayuda a los demás. Pascual Ortuño es una de las personalidades que participará en DiverOSénior, la feria dedicada a los mayores en la que Uppers también tiene una presencia destacada como el medio de comunicación dirigido específicamente a los mayores de 50.
Pascual Ortuño hablará el próximo sábado 2 de octubre (11.00h) sobre 'Hijos ingratos: claves para entender los conflictos entre padres e hijos adultos', su último libro, y del Proyecto Ariadna, iniciativa que quiere dar respuesta a las dificultades en las relaciones filioparentales.
'Hijos ingratos' recoge relatos judiciales que muestran la desconexión entre los mayores y sus familias. Con esta obra, el magistrado ha querido hacer un reconocimiento a los padres y madres que han visto rotas sus relaciones con aquellos a quien más querían en el mundo, y una llamada a los hijos que se ven envueltos en estos conflictos. Uppers ha hablado con Pascual Ortuño días antes de su presencia en DiverOSénior.
En su larga experiencia como magistrado, ¿es habitual que los hijos se porten mal con sus padres?
Afortunadamente, los hijos que se portan mal con los padres son una minoría. Somos buena gente, pero es verdad que cada vez hay más casos. Hay una especie de malformación ética. Desde siempre, como muestra la literatura, ha habido este tipo de problemas, pero ahora se han recrudecido por el tema de la familia extensa. Es cada vez más normal que los núcleos familiares cambien o se amplíen por divorcios o nuevas uniones. Por otro lado, las adicciones y la enfermedad mental también han entrado en las familias. Todo eso es una fuente continua de conflictos.
¿Cree que la imagen de los mayores en la sociedad contribuye a agravar los problemas?
Sí. Los mayores resultan molestos: reciben pensiones, son una fuente de gasto. En las empresas familiares pueden ser un obstáculo… Algunos hijos, incluso, se avergüenzan de sus padres y no les dan el espacio que les corresponde por distintas razones: piensan que son incultos, que no están a su nivel o incluso, rechazan su compañía por todo tipo de razones, por ejemplo, que les faltan hábitos de higiene.
¿Cuáles son las causas más habituales de conflictos entre padres e hijos?
En el fondo de los problemas está que se impone el exigir derechos sin asumir ningún deber. Por ejemplo, hay hijos que exigen la herencia como si fuera algo suyo. La herencia solo será suya cuando se produzca el fallecimiento del padre. Nunca antes. Las herencias son causa de problemas de todo tipo. El reparto permite ver quiénes son los favoritos o la importancia que tiene en la familia el cuidador externo.
Seguramente conoce casos que nos sorprenderían...
Recuerdo uno en que el matrimonio quiso poner calefacción en su casa. Los hijos se negaron para que no gastaran un dinero que consideraban suyo y quisieron llegar a inhabilitarles. En otras ocasiones, si los hijos no obtienen lo que desean, reaccionan a través de conflictos tangentes, como es la retirada de la relación con los nietos. He conocido a padres que no dejaban que los nietos vieran a sus abuelos alegando que tenían alergia a los gatos que estaban en la casa, lo cual no era cierto.
Hablaba antes de la familia extendida. ¿Los divorcios son otra fuente de conflictos?
En muchas familias por una mala gestión de la ruptura, los hijos, según los tramos de edad, se posicionan, provocando una ruptura aun mayor entre padre y madre. Desde los tribunales hemos intentado, a través de educadores y mediadores, que no hubiera ruptura, pero la realidad es que en la mayoría de las veces, las relaciones familiares se rompen.
¿Los divorcios problemáticos se dan incluso cuando los hijos son mayores?
Cuando los padres son mayores, puede ser motivo de chanzas o de burlas. A veces hay casos espeluznantes, por ejemplo, matrimonios mayores que han aguantado por los hijos. Cuando comunican que quieren divorciarse, los hijos les niegan ese derecho. Les dicen "si habéis aguantado tanto, ¿para qué os separáis ahora?" Se vuelven juzgadores de sus propios padres.
¿Cuántos conflictos familiares derivan de problemas económicos?
Muchos. Hay problemas económicos generalizados. La falta de ingresos hace que los hijos exijan a sus padres y que estos no vivan sus sueños de la Edad Dorada, esa que piensas que vendrá después de años de sacrificios económicos. La vuelta de los hijos a casa, si se han divorciado, es otra fuente de conflictos. Pero el vínculo de padres e hijos es tan fuerte que siguen teniendo sentimientos de culpabilidad cuando no pueden dar lo que los hijos les piden, incluso después de haber sido maltratados.
¿La pandemia ha incidido en los conflictos familiares?
La pandemia ha supuesto un punto de inflexión. Ha quedado en evidencia las exigencias que hay hacia los padres, el abandono, la despreocupación… Se nos han abierto los ojos. De hecho, en Cataluña, donde el porcentaje de la legítima se redujo en 2009, a raíz de la pandemia, 700 personas han modificado su testamento.
¿Es posible, entonces, desheredar por ingratitud?
Según el Código Civil, la ingratitud como causa de desheredación se da a aquel que haya atentado contra la vida de sus padres o haya infligido malos tratos. Pero la figura de la ingratitud se ha ampliado. Ahora, es posible desheredar por ingratitud demostrando que no hay relación estable con los progenitores. El Tribunal Supremo ya ha dictado dos sentencias favorables tomando como base este sentido más moderno.