Las bicicletas eléctricas cada vez seducen a más españoles. Los últimos datos indican que se vendieron más de 236.000 unidades durante 2022 -el 17,4% del total-, según la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE). Cada vez son más los sénior amantes de la vida sana y al aire libre que se aventuran a disfrutar de las ventajas de una e-bike. Se hace ejercicio pero sin necesidad de esfuerzos excesivos gracias a la ayuda del pedaleo asistido, permite adentrarse por senderos montañosos inaccesibles para una bicicleta de carretera y favorece el ir a trabajar sin sufrir atascos ni problemas de estacionamiento, y sin sudar. Todo ello con un impacto ecológico muy reducido.
Es cierto que una bicicleta eléctrica no es precisamente económica –su precio medio puede rondar los 3.000 euros–, pero los beneficios físicos y psicológicos que aporta bien pueden compensar sobradamente el desembolso monetario. Repasamos sus ventajas, tanto si la usamos para hacer excursiones o deporte, como si la utilizamos como medio de transporte.
Igual que sucede con las bicicletas tradicionales, desplazarse en e-bike tiene beneficios cuantificables para la salud. Se estima que los ciclistas de eléctrica están físicamente activos durante al menos el 95% de cada trayecto, por lo que la actividad fortalece los músculos de las piernas, la espalda y el abdomen, mejora la postura y reduce el riesgo de lesiones. Además, aumenta la flexibilidad y el equilibrio y ayuda a mantener un peso saludable.
Quienes van en bici eléctrica son propensos a utilizarla más a menudo que aquellos que usan las convencionales, lo que fortalece su corazón y proporciona un mejor ejercicio cardiovascular que simplemente caminar. No solo disminuye las posibilidades de desarrollar enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y presión arterial alta, sino que reduce el nivel de colesterol y ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre. Además, su uso continuado aumenta la capacidad pulmonar mediante el consumo máximo de oxígeno, conocido como VO2-max.
Los beneficios cardiovasculares y respiratorios de los ciclistas de bici eléctrica son muy similares a los de los ciclistas tradicionales. Según algunos estudios, el consumo máximo de oxígeno oscila entre el 51 y el 73 por ciento para los ciclistas de e-bikes y entre el 58 y el 74 por ciento para los ciclistas tradicionales.
Dicho eso, también es cierto que una eléctrica requiere menor esfuerzo físico al afrontar terrenos empinados, lo que la hace muy apropiada como medio de transporte para uso diario o para distancias largas. También para personas que quieren realizar una actividad física pero que, por edad o por falta de costumbre, no están en su estado de forma más óptimo.
Además de ser buenas para el cuerpo, varios estudios han demostrado que los usuarios de bicicletas eléctricas también experimentan mejoras en su salud mental. Estos beneficios incluyen la reducción del estrés, la mejora del sueño y el aumento de los niveles de felicidad. Según el investigador Amund Riiser, la liberación de hormonas del bienestar, como las endorfinas y la serotonina, asociadas al ejercicio cardiovascular como el ciclismo, puede mejorar aún más el estado de ánimo y la calidad de vida y combate la depresión, la ansiedad y el estrés.
La mejora de la función cognitiva también ha sido demostrada por investigadores del Reino Unido. Los adultos mayores que practican ciclismo en bici eléctrica tienen tiempos de procesamiento más rápidos y una mayor precisión y capacidad de toma de decisiones que quienes no lo hacen.
Las bicicletas eléctricas mucho mejores para el medioambiente que los coches y otros vehículos motorizados, ya que no emiten gases contaminantes y su huella de carbono es mucho menor. Según un estudio de la Universidad de Oxford, cambiar el coche por la bicicleta sólo una vez al día reduce las emisiones del transporte en un 67%. Sin embargo, su impacto medioambiental sí es mayor que el de las bicicletas tradicionales, debido principalmente a sus baterías de iones de litio.
A la hora de elegir un modelo hay que tener en cuenta diferentes parámetros, como el tamaño en función de nuestra altura, el uso que vayamos a darle ( si será más ciudad o montaña), lo que influirá en el motor y tipo de batería a elegir. Una vez analizados, hay que elegir la marca. Cada vez hay un mercado más amplio cuando hablamos de bicis eléctricas con marcas reputadas que se dedican a la venta y fabricación de estos dispositivos. Desde Shimano a Specialized, pasando por Decathlon, Yamaha, Bosh o Reebok. Incluso las marcas de coches se han pasado a las dos ruedas. Nadie quiere dejar pasar la ola de las bicicletas eléctricas. Los precios varían dependiendo de calidades y marcas, pero el coste medio para una bici eléctrica en España es de 2.675 euros, según el Observatorio Cetelem.