El Camino de Santiago en bici gana adeptos año tras año. Sin duda, estas rutas constituyeron los primeros itinerarios cicloturistas en nuestro país y a día de hoy siguen siendo los más transitados y conocidos. Son ideales debido a las infraestructuras que poseen en cuanto a su señalización y a la gran cantidad de alojamientos que podemos encontrar a lo largo de los diversos recorridos, gracias al trabajo de las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, así como de los ayuntamientos y comunidades autónomas implicadas.
La característica que los hace especiales es el ambiente único que se respira en ellos, la cantidad de peregrinos de todas partes del mundo que encontraréis en la ruta y con los que compartir experiencias, y la posibilidad de alojaros por poco dinero o incluso sin coste alguno (más que la voluntad) en la enorme diversidad de albergues (municipales, casas parroquiales, monasterios, etc.) que hay a lo largo del camino.
Recorrer alguna de las Rutas Jacobeas a dos ruedas es una experiencia completamente distinta a hacerla a pie. Y las dudas que surgen a la hora de planificar el Camino de Santiago en bici también. ¿Bicicleta de asfalto o de montaña? ¿Mejor alforjas o carrito? ¿El Camino de Santiago en bici en 10 etapas es posible? ¿Es mejor el Camino Francés o el Camino de Santiago del Norte? Recopilamos los cinco mejores consejos para hacer el Camino de Santiago en bici.
La bicicleta debe ser apta para realizar el Camino de Santiago que tú elijas. Debes saber que en buena parte de las Rutas Jacobeas se puede rodar por asfalto, utilizando carreteras próximas al Camino. Por eso, es posible hacer el Camino con bici de carretera. No obstante, si quieres seguir el trazado original del Camino, lo mejor sería una bici de montaña con una buena suspensión y buen sistema de plato. Para aquellos peregrinos más profesionales, existen bicis híbridas, muchas de ellas adaptadas para el Camino de Santiago, que permiten circular perfectamente por carretera y por terrenos más accidentados.
Tanto si no eres un asiduo del ciclismo como si sueles pedalear frecuentemente, dos meses antes deberás preparar tu cuerpo para este ejercicio, pues pasar varios días seguidos rondando durante horas es un esfuerzo prolongado al que tu cuerpo puede no estar acostumbrado.
Por ello, traza un plan de entrenamiento que comience con pocos kilómetros al día y aumenta de una forma progresiva la distancia. Además, complementa esto con gimnasia para ganar músculo y elasticidad, no sólo en las piernas, sino también brazos y espalda. No olvides visitar a tu médico para que te evalúe y te aconseje. ¡Tú bicicleta también debe ir al médico! Llévala a revisión y asegúrate que todo funciona correctamente.
El Camino Francés es el más popular, también en bicicleta. Es una Ruta bastante apta para bicis, aunque cuenta con importantes subidas como la de la Cruz de Fierro en León o la de O Cebreiro, ya en Galicia. No obstante, es el más transitado, el mejor señalizado y el más abundante en servicios, por lo que es ideal para los bicigrinos primerizos.
Con todo, muchos de los peregrinos que deciden hacer el Camino de Santiago en bici optan por la Ruta del Norte. La belleza de este itinerario es innegable aunque su dureza también, ya que combina zona de montaña con alguna que otro tramo de carretera. Las preferidas por los peregrinos son el Camino Portugués y la Vía de la Plata, al presentar escasos desniveles y contar con un firme bastante regular.
Una ventaja de realizar en Camino de Santiago en bicicleta es que podemos cubrir más recorrido en menos tiempo. Podremos hacer una media de 60 kilómetros en seis horas. Sin embargo, existen etapas más duras que otras y requerirán un mayor esfuerzo. Recuerda que son necesarios 200 kilómetros de recorrido para obtener la Compostela. Lo mejor es estudiar las etapas y plantearlas de acuerdo con nuestra física y si nos interesa más unas zonas que otras, pues siempre podemos parar a hacer visitas.
Otra ventaja de ir en bicicleta es que el equipaje no lo llevamos en la espalda, sino que podemos utilizar alforjas o una mochila para la bicicleta. Es importante llevar el peso muy equilibrado para no desestabilizarnos. También podemos poner un triángulo debajo del sillín con las herramientas y una bolsa en el manillar para guardar lo que tenemos que tener más a mano: Agua, documentación, algo para comer, mapas…
En cuanto al equipaje, tiene que ser lo más ligero posible, sólo lo imprescindible: una bolsa de aseo, un saco de dormir compacto, la ropa, dos tipos de calzado, toallas de viaje, chanclas, un impermeable y algunas herramientas como navaja, linterna, encendedor, jabón, pinzas… Es muy importante llevar casco y gafas para protegernos, además de un chaleco reflectante.