La Dirección General de Tráfico (DGT) no cesa en su búsqueda permanente por rebajar al mínimo posible los accidentes y muertes en carretera, de ahí que más a menudo de lo que parecería normal hace cambios en la ley que rige la circulación en nuestras ciudades y carreteras. Se puede estar más o menos de acuerdo en las medidas que toma, incluso en el destino de sus recursos económicos, viendo el mejorable estado de muchas de las carreteras de nuestro país, pero es incuestionable que, como poco, se preocupan por pensar en nuevas medidas para reducir la mortalidad en la carretera.
Con estas premisas, toca hablar ahora de los adelantamientos en carreteras secundarias, lugar dónde se producen más accidentes de los deseados. A menudo somos demasiado optimistas a la hora de pasar a otro vehículo, y las condiciones de este tipo de carreteras no son, ni de lejos, las mismas que en autopista y autovía, donde adelantar a un coche es pan comido.
El sentido común es la principal herramienta de la que disponemos a la hora de efectuar un adelantamiento. En función de las condiciones de la vía y de los propios vehículos que circulan en la misma puede haber situaciones peligrosas en las que la prudencia debe poder más que las prisas por llegar a nuestro destino.
La DGT ha hecho público en su revista periódica, incluso en sus redes sociales con todo tipo de imágenes e infografías, la lista de lugares en los que no se puede pasar a otro coche, aunque no haya una señal específica que lo impida. A veces, la señalización, por lo que sea, no existe, se ha deteriorado, o no está visible, por lo que con este aviso se cubren las espaldas ante la ausencia de señalización, tanto en el firme como señales verticales.
1.- Curvas y cambios de rasante sin visibilidad. Tener una visión perfecta de todo el tramo que vaya a durar la maniobra es fundamental para no encontrarse otro vehículo en sentido contrario.
2.- Pasos a nivel. El riesgo de que pase en ese momento un tren o tranvía y no tengamos mucho tiempo para reaccionar aumenta el peligro considerablemente. Además, la visibilidad lateral del vehículo que adelanta se reduce considerablemente.
3.- Detrás de un camión que adelanta a su vez. Parece seguro hacerlo, pero la falta de visibilidad y la duración de la maniobra del peso pesado nos pueden dejar vendidos cuando éste se reincorpore a su carril. Es una de las peores ideas que podemos tener.
4.- Intersecciones y proximidades de las mismas. En este tipo de maniobra se pierde totalmente la visión de cualquier tipo de vehículo que se aproxima por la derecha.
5.- Pasos de peatones. El riesgo de atropello es tan elevado que conviene extremar la precaución en este punto y no sólo no adelantar, sino reducir la velocidad de manera generalizada.
6.- Túneles. El que suscribe ha conducido por países europeos, del Este del continente, donde muchos conductores realizaban esta práctica. Es cierto que se ve perfectamente, sobre todo de noche, si alguien viene de frente, pero es una práctica peligrosa y en nuestro país se prohíbe terminantemente el adelantamiento en túneles o pasos inferiores con circulación en ambos sentidos, si no existe más de un carril en el sentido de nuestra circulación.
Además de la situación de la vía, el adelantamiento requiere unas cualidades, tanto humanas como del vehículo que conducimos, que no siempre se presentan a la vez. Esta maniobra es de las más peligrosas que existen, por no decir la que más, y requiere de una previsión y una extrema atención antes y durante la misma.
Debemos ser conscientes de la potencia y aceleración de nuestro vehículo y efectuar el cálculo con bastante margen de seguridad. Por supuesto, si estamos en una zona donde nos avisan con la línea continua o la señal vertical con dos coches en paralelo con un círculo rojo en el borde, no debemos pensar en realizar ningún movimiento. Como decimos, el sentido común y la prudencia deben presidir siempre esta difícil maniobra.