Para tener una ciudad verdaderamente limpia, es necesario que todos y cada uno de los ciudadanos colaboren haciéndose responsables de los desechos que generan tanto ellos mismos como sus mascotas. Pero aunque la mayor parte de la población entiende que no puede arrojar papeles y basura al suelo, cuando se trata de limpiar los excrementos de sus animales de compañía la cosa se complica un poco, y es que son muchos los que no recogen las deposiciones que sus peludos animales dejan en la acera.
No recoger las heces que nuestros perros dejan en la acera es un mal hábito que, además de ser irrespetuoso con el resto de los ciudadanos, puede generar problemas de salud pública al contribuir a la proliferación de microorganismos patógenos, tal y como señalan desde la revista especializada en el mundo animal Mis Animales. Y es que según cita el medio, una investigación liderada por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) ha descubierto que las heces no recogidas en los parques y otros espacios públicos pueden contaminar el agua subterránea.
Además, estos excrementos suelen atraer multitud de insectos, que pueden actuar como vectores de enfermedades, y pueden contener bacterias que pueden contaminar el suelo.
Para evitar estos problemas e incentivar la responsabilidad social de los ciudadanos y su responsabilidad sobre sus mascotas, cada vez son más las ciudades europeas y españolas que deciden multar a los dueños que no recogen los excrementos de sus perros. Para ello, muchas de ellas recurren al sistema de ADN canino, una medida complementaria a la incorporación del chip canino que obliga a los dueños de estos animales a registrar el ADN de sus mascotas en el veterinario, ya sea con una muestra de saliva o de sangre.
Estas muestras, tal y como explican desde la página web Pipper on Tour, son certificadas por los veterinarios, que las vinculan al chip del animal y las envían a un laboratorio. Hecho esto, el ADN queda registrado en el censo municipal.
El coste de este análisis es de 35 euros. Actualmente, según los datos de Pipper on Tour, 52 municipios ya exigen que se lleve a cabo estas pruebas, aunque solo 36 las utilizan para sancionar a los dueños que no recogen las heces de sus mascotas.
La cuantía de las multas a las que pueden enfrentarse estas personas varía mucho dependiendo de la ciudad en la que se cometa la falta, ya que aún no se ha creado una legislación única a nivel regional que determine la cuantía y las condiciones de las sanciones. Por ello, cada municipio tiene libertad para establecer las multas que considere.
Aun así, las sanciones que se contemplan actualmente oscilan entre un rango muy alto que va desde los 60 euros que se aplican en municipios como Alcalá de Henares a los 3.000 euros que pueden llegar a cobrar en Barakaldo. En ciudades como Alicante, además, estas multas se sitúan alrededor de los 200 euros, mientras que en Madrid pueden llegar a alcanzar los 1.500 euros. Asimismo, en los casos en los que la falta sea reiterante, estas sanciones podrían ser más severas.