Cualquier coche, a partir de una antigüedad, debe llevar visible en la luna delantera una pegatina que demuestra que ha pasado la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) una revisión periódica obligatoria. En ocasiones esa inspección no es favorable lo que implica realizar una serie de reparaciones en un taller para volver a pasar por el mismo trámite. Las autoridades se han encontrado con ciertos vehículos cuya pegatina era falsa, un acto que no es baladí. En Uppers hemos consultado la normativa sobre cuál es la multa por falsificar la etiqueta de la ITV y qué supone para el dueño del vehículo que la porta.
En definitiva, falsificar esta etiqueta es un delito y como tal implica una multa ya muy significativa y puede incluso estar penado con la cárcel por tratarse de falsedad documental.
Lo habitual es que cada coche, al cumplir su cuarto cumpleaños desde la fecha de su matriculación inicial, tenga que concretar su primera cita con un centro autorizado para realizar esa ITV. Durante esta inspección el objetivo es verificar que se cumplen unas normas mínimas de seguridad según el tipo de vehículo.
Una vez con el coche en uno de estos centros, primero se entrega y verifica la documentación del vehículo. Después, se realiza una inspección del exterior y del interior para comprobar elementos como las luces, la matrícula, los retrovisores, el chasis o los limpiaparabrisas, al igual que el volante, los asientos o los cinturones. En tercer lugar, se lleva a cabo una inspección mecanizada de la parte inferior, es decir, del eje delantero y del trasero, las ruedas, la dirección, la carrocería, el estado de la suspensión, los frenos, las tuberías, el tubo de escape y combustible, los pisos y bajos, los flancos y las bandas de rodadura. En cuarto lugar, se hace una inspección desde el foso para verificar la alineación de las luces de corto alcance, la intensidad e inclinación del haz de luz, la dirección del vehículo y del sistema de frenos. Por último, se revisan las emisiones de los contaminantes.
En definitiva, todo esto consiste en determinar si el vehículo es apto o no para circular. Por tanto, tras esa inspección, el centro emite una valoración: la favorable, por otros tantos años donde se entrega la famosa etiqueta; la desfavorable, porque existen ciertos fallos que se deben reparar y certificar en un taller; o la negativa, cuando se acumulan fallos graves, prohibiendo la circulación y exigiendo que sea una grúa la que lleve el vehículo a un taller para su reparación.
Cuando la inspección es favorable, esa pegatina donde aparece la fecha de caducidad o próxima inspección, debe colocarse en un lugar visible de la luna delantera. Si un guardia civil de tráfico ordena la parada a un conductor y el vehículo no lleva la etiqueta o está mal colocada, aunque haya sido favorable, pude imponer una multa de 80 euros.
Por otra parte, circular sin pasar la ITV correspondiente porque ya está caducada supone una multa de 200 euros, un importe que alcanza los 500 euros en los casos en los que se circule con un resultado desfavorable o negativo.
A su vez, ciertos conductores van más allá de todo esto, falsifican la etiqueta de la ITV o incluso la extraen de otro vehículo para utilizarla en el suyo. En ambos casos ya se trata de algo serio porque supone un delito de falsedad documental que en ocasiones conlleva hasta una pena de prisión.
El Código Penal define el delito de falsedad documental como aquel acto cometido por una persona que altera, modifica, simula o falsifica un documento o parte del mismo. La multa que lo acompaña comienza en los 6.000 euros y podría llegar a los 12.000 euros con una pena de cárcel de 3 meses y hasta de 6 meses dependiendo del caso. Por tanto, las consecuencias de falsificar la etiqueta de la ITV son bastante considerables.