¿Por qué hay piedras entre las vías del tren?

Es posible que te lo hayas preguntado. O no. Y eso que lo habrás visto más de una vez si coges trenes con cierta frecuencia o tras haber visto más de una película en la que sale alguno. Si nos fijamos bien, todas las vías de los trenes están colocadas sobre piedras, algo que parece hasta estético y dota de cierta elegancia al camino que deben seguir los vagones. Pero ¿y si esas piedras fuesen realmente más que necesarias para el correcto funcionamiento del tren durante todo su trayecto?

Clave para la seguridad

Para conocer por qué están ahí debemos remontarnos un par de décadas atrás, cuando la red ferroviaria empezó a mejorar y podían arrastrar cargas cada vez mas pesadas. Las mismas cargas que debían soportar las vías sobre las que circulan y el suelo, pero algunos no eran capaces de resistir la carga hasta que encontraron la solución: lechos de piedra sobre el terreno, lo que actualmente se conoce como el balasto.

Desde entonces, esas piedras se han mantenido bajo las vías por las que circulan los trenes. Se trata de piedras de entre tres y seis centímetros de diámetro que proceden de cuarcitas, basaltos y granitos que logran repartir la carga sobre la superficie sin problemas, pues no todo tipo de piedra es útil para cumplir su función. Y esta no queda ahí, sino que son capaces de amortiguar las vibraciones del tren en marcha, evitando la deformación de la base, o de drenar correctamente el agua cuando llueve para que su marcha no se vea afectada.

Estabiliza la circulación

Para que esto funcione es necesaria la presencia de las traviesas, las piezas de madera o cemento que sujetan los carriles para que se mantengan en su posición. Estas se encuentran sobre las piedras porque, de colocarse directamente sobre la superficie, podrían desplazarse e incluso hundirse. Es así como ese lecho de piedras estabiliza la vía por la que circulan los vagones y amortigua su movimiento.

Aunque muchas vías siguen manteniendo el balasto, las vías más modernas, por las que pasan las líneas de alta velocidad, optan por el hormigón, que consigue una geometría más precisa y no requiere tantas labores de mantenimiento.