De las maniobras a la empatía: los errores más comunes al circular por una rotonda
Andrea de VivarMadrid
Nunca se debe salir de una rotonda si no estamos en el carril derecho.Tom Fisk en Pexels
Aunque circular por una rotonda pueda parecer algo complicado, lo cierto es que no lo es.
La clave está en actuar como si la rotonda fuera una carretera recta, con las mismas normas.
La circulación en glorietas es complicada, es algo que todo el mundo sabe. De hecho, suponen un gran problema incluso para conductores que cuentan con años de experiencia al volante. Esto se debe principalmente a tres cosas: los carriles, la preferencia y las salidas que podemos tomar. Muchos conductores creen que en las rotondas el sistema de carriles es diferente al del resto de vías, lo que suele ser uno de los errores más comunes, y es que lo adecuado sería circular como en cualquier otra carretera.
La forma en la que se debe circular correctamente en una glorieta ha sido tratada en incontables ocasiones, aunque siguen pareciendo pocas a la vista de las irregularidades que se aprecian en ellas. Al margen de conocer la dinámica de su funcionamiento, conviene ser conscientes de los errores más frecuentes que se suelen cometer y que elevan significativamente el riesgo de colisión entre los vehículos.
Un aspecto clave en este sentido tiene que ver con aquellas rotondas que disponen de varios carriles y diferentes salidas. Deberemos escoger un carril concreto en función del momento en el que vayamos a realizar la salida de la glorieta. Por ejemplo, si la salida es de las primeras deberíamos colocarnos en el carril derecho. Mientras que si se encuentra al final, deberíamos ocupar los carriles interiores. Conforme nos acerquemos a la salida llegará el momento de ir cambiando al carril exterior. Hay que tener en cuenta que nunca se debe salir de una rotonda si no estamos en el carril derecho.
Los siete errores más comunes que se cometen en las rotondas
Maniobras peligrosas. Las rotondas sirven para agilizar el tráfico en los cruces y reducir el peligro inherente en estas situaciones, así que no se debe incrementar con maniobras para las que no se han concebido. Algunas situaciones comunes de este error son, entrar a la rotonda a gran velocidad sin tener en cuenta prioridades y los cambios de carril bruscos y sin indicaciones previas.
Prioridad en las rotondas. No hay dudas, ni interpretaciones. La prioridad en una rotonda es siempre del vehículo que ya la ocupa por delante de quienes van a acceder a ella. No se aplica la norma general de priorizar el tráfico que llega por la derecha como en el resto de las intersecciones (salvo que se indique lo contrario).
Uso de los carriles en rotondas. Dependiendo de la dirección que se vaya a tomar, se debe ocupar uno u otro carril de la rotonda (cuando existan más de uno). Lo aconsejable es utilizar siempre carril exterior para girar a la derecha o seguir de frente, recurriendo al carril interior para hacer un cambio de sentido o ir hacia la izquierda.
Vehículos especiales. A menudo se olvidan las características de los demás vehículos al gestionar la circulación en la glorieta. Es el caso de las grandes dimensiones de un camión o la menor visibilidad lateral y posterior de la que disfrutan los motoristas. Es importante tener en cuenta este tipo de vehículos al tomar una rotonda, teniendo en cuenta sus características y cómo pueden afectar a la realización de la glorieta.
Visibilidad en las rotondas. Un hábito esencial en la conducción y que no deja de serlo en este escenario es buscar la máxima visibilidad. Mirar lejos al llegar a una rotonda, escaneando el entorno para entender el flujo de la circulación ayuda más de lo que podemos imaginar a evitar sorpresas que se salden con un incidente.
Uso de intermitentes en glorietas. Otra constante en la circulación es el mal uso de los intermitentes. Los indicadores de dirección son esenciales también en las rotondas para que el resto de los conductores sepan cuál es la intención de los vehículos que ya circulan por ellas, en qué momento van a tomar una salida. Es importante utilizar correctamente los sistemas de iluminación del vehículo, uno de los errores en rotondas más comunes.
Rectificar. Una actitud basada en los hechos consumados siempre parece arriesgada en el tráfico, rectificar cuando es posible o abortar una maniobra peligrosa evita muchos accidentes. Siempre es recomendable seguir circulando por la rotonda y dar una vuelta más que realizar una maniobra arriesgada que ponga te ponga en riesgo a ti y el resto de vehículos.
Empatía. La amabilidad y la colaboración nunca están de más al volante, desde luego tampoco en un entorno conflictivo como una intersección, sea del tipo que sea. Si en una rotonda se facilitan las cosas a los demás vehículos, se respetan las distancias, se señalizan los cambios de dirección, se evitan aceleraciones innecesarias y, en definitiva, se mantiene una actitud cívica el riesgo de una colisión se minimiza. Una pizca de empatía con los demás siempre viene bien…