En vacaciones necesitamos que todo salga perfecto: las reservas, el hotel, la ruta, el transporte… y el primer aspecto básico de control, precisamente, debe ser ese transporte si vamos en coche a nuestro destino. Nos debemos ocupar de que el vehículo esté a punto para evitar incidentes y llegar bien. Desde Uppers te recordamos qué debes revisar antes de irte de vacaciones en coche ya sea para un fin de semana o para veinte días.
Con anterioridad a la salida prevista conviene comprobar el estado general del vehículo con el fin de llevar a cabo las reparaciones y el mantenimiento oportunos. Todo ello nos salvará de posibles percances, contratiempos e incluso accidentes. En el día a día los trayectos en coche suelen ser cortos, en cambio, durante los viajes se incrementa el peso que debe soportar con el equipaje y se alargan los tiempos de circulación.
Lo normal es que el vehículo siempre se encuentre en buen estado. Nosotros mismos nos podemos encargar de revisar ciertos elementos habitualmente y dejar en manos del mecánico los temas más complicados. La Dirección General de Tráfico insiste en que estas revisiones deben ser periódicas y no solo al emprender las vacaciones.
Estos son los elementos del coche a revisar antes de salir de vacaciones:
Los neumáticos son el único punto de contacto del vehículo con el asfalto y no hay que olvidarlo. Por tanto, su estado de conservación tiene que ser bueno y la presión la que recomiende el fabricante adaptándola a la carga. Por un lado, es necesario comprobar la profundidad del dibujo, que debe ser como mínimo de 3 milímetros. Por otro lado, habrá que sustituirlos por unos nuevos cuando presenten un bulto o una grieta. Los expertos recomiendan además que las cubiertas deben cambiarse antes de cumplir los diez años, aunque el vehículo haya circulado poco y aparentemente parezca que su estado es correcto. En el flanco de cada neumático se indica la fecha de fabricación. Un punto importante es revisar también la presión de la rueda de repuesto.
Este sistema se ocupa de mover las ruedas directrices y orientarlas en la dirección deseada. Habrá que acudir a un taller cuando durante la conducción se perciban holguras, ruidos, vibraciones o una dureza anormal en los giros. Podría haber un problema con la alineación de la dirección y un desgaste inadecuado de los neumáticos, así como falta de presión o un fallo en la amortiguación.
No hace falta incidir en por qué los frenos deben estar en buen estado. Es imprescindible comprobar el nivel del líquido de frenos y el desgaste de los discos y de las pastillas de freno para cambiarlos si fuera necesario.
La suspensión marca la comodidad y el confort de la marcha y la capacidad de frenado del vehículo. Depende de los amortiguadores. Su desgaste es casi imperceptible, de esta forma lo más oportuno es que sea el mecánico quien realice su comprobación.
Con las luces es posible ver de noche, con niebla o en un túnel al igual que ser vistos por otros vehículos. De forma periódica hay que corroborar que todas funcionan adecuadamente, con la suficiente intensidad, incluyendo la altura de proyección de las luces delanteras, y sin olvidar los intermitentes y la luz de marcha atrás.
Un fallo en la batería suele ser una de las principales causas de los problemas de arranque del vehículo. Por este motivo conviene verificarla si se detecta algún problema a la hora de poner en marcha el motor sobre todo en frío.
Al igual que es necesario revisar el nivel del líquido de frenos, se tienen que examinar los niveles del aceite, del líquido de dirección, del refrigerante y del agua para limpiar el parabrisas. Todo ello con el motor en frío y el vehículo estacionado en plano. Además, se debe comprobar el estado de los filtros del aceite, del aire y del polen. En especial, en los motores diésel hay que prestar atención al filtro antipartículas.
El exceso de calor incrementa la sensación de cansancio del conductor y genera somnolencia. El aire acondicionado regula y mantiene la temperatura del habitáculo. A lo largo del año se puede perder hasta un 10% del gas refrigerante por los elementos de unión por lo que conviene ponerlo en marcha de vez en cuando para comprobar que enfría bien.
Unas lunas limpias por dentro del habitáculo y por fuera y las escobillas en buen estado son imprescindibles. En cualquier momento, por ejemplo, puede desencadenarse una tormenta que reduce la visibilidad. Los limpiaparabrisas deben barrer el agua sin dejar franjas veladas y sin hacer ruido porque serán motivos de que las escobillas ya están viejas.
Es obligatorio que el vehículo disponga de una rueda de repuesto en condiciones y con la presión oportuna al igual que las herramientas necesarias para realizar el cambio. Las cadenas también son obligatorias cuando la carretera se complica por nieve o hielo.
El Código de Circulación también exige llevar chaleco reflectante y ponérselo antes de salir del vehículo en carretera lo mismo que disponer de los triángulos de señalización de peligro. Actualmente estos triángulos se pueden sustituir por la señal luminosa de geolocalización V-16 que se coloca en la parte superior del coche para avisar de que existe una incidencia.
Haber pasado la ITV, tener pagado el seguro del vehículo y el impuesto de circulación son aspectos obligatorios. También se debe llevar la ficha técnica del coche y por supuesto el carnet de conducir en vigor.