Si hay un garaje superlativo ese es el de Arnold Schwarzenegger. Un tipo con tanto músculo no puede tener entre sus coches habituales un Toyota Prius o un Seat Ibiza, por poner dos ejemplos. Si a los músculos le añadimos su imagen robusta y todopoderosa y la ingente cantidad de dinero que ha ganado por sus películas antes de dedicarse a la política, no te extrañará ver en su preciado garaje coches de una potencia y una planta que podrían atravesar muros sin despeinarse.
Algunos de ellos son piezas únicas, otros, auténticos caprichos… el caso es que un hombre que es capaz de disfrazarse de vendedor de coches usados y contaminantes para un programa de la televisión americana tiene sentido del humor y sabe reírse de sí mismo. A pesar de las contradicciones de su garaje, ahora es una especie de embajador de los coches que respetan el medio ambiente y vas a ver que ha hecho alguna salvajada verde como ¡electrificar un Hummer!
La pasión por los coches militares de esta mole humana, casi siempre pegada a un puro, no solo le ha hecho poseer varios, sino que guarda con celo hasta un tanque de la guerra de Corea, ni más ni menos que un M47 Patton, adquirido en una subasta benéfica.
Uno de los coches deportivos más espectaculares de todos los tiempos y, en su momento, el más rápido de todos. Supera los 400 kilómetros por hora y hace el 0 a 100 km/h en 2,6 segundos. El deportivo del siglo XXI por excelencia tiene varias versiones y la del protagonista de Terminator es la Grand Sport Vitesse, sin techo, con un motor de 16 cilindros de 8 litros de cubicaje y cuatro turbos. Como veis, el bueno de Arnold no se conforma con cualquier cosa y solo quiere en su garaje, de lo bueno, lo mejor. Y cuanto más bruto, mejor también.
Grande, ande o no ande, la máxima que parece regir la principal condición para que un coche entre en el garaje de Schwarzenegger se cumple con uno de los mejores todoterrenos de la historia. Sin embargo, hace tres años, en plena conversión a la electricidad y a los coches no contaminantes, decidió cambiar el V8 gasolina de serie por un motor eléctrico de 490 CV de potencia y un paquete de baterías de 80 kWh de capacidad. A pesar del peso extra el Mercedes, su marca favorita, acelera en 5,6 segundos en el 0 a 100 km/h y puede funcionar durante 300 kilómetros.
Otra bestia del 4x4 y del off road que duerme en el garaje del protagonista de Poli de Guardería –no sólo ha hecho personajes violentos, que se lo digan a Danny de Vito en “Los gemelos golpean dos veces”. De nuevo decidió sacar las tripas a lo que en apariencia es un vehículo militar preparado para circular por la ciudad y de nuevo lo llenó de baterías para no consumir gasolina. Al igual que con el Clase G, confió en la compañía austriaca especializada en estas conversiones, Kreisel Electric, para meterle baterías de 100 kWh y dos motores eléctricos, uno en cada eje. En este caso el vehículo alcanza los 3.300 kilos de peso, y los 490 CV de potencia no parecen suficientes para mover con dinamismo semejante mole. Por cierto... dice las malas lenguas que en su garaje han llegado a dormir hasta ocho Hummer H1 y H2 distintos a lo largo de los años.
Una marca que apenas se vendió en España durante algunos años a principios de siglo es realmente potente en Estados Unidos. Fabrica todo tipo de coches, desde utilitarios a berlinas, pero se lleva la palma un deportivo radical a la vieja usanza. Los pony car son muy famosos en Estados Unidos, quizá los más conocidos sean el Mustang y el Camaro, pero este es un fiero competidor y devora kilómetros con un ruido ensordecedor. Tiene sólo dos puertas y cuenta con 707 caballos de potencia gracias a su V8 de 6.2 litros.
La versión moderna del mítico y clásico Alas de Gaviota no podía faltar en el garaje de Arnold. Y descapotable, por supuesto, que en California no hay muchos días de lluvia. Con un V8 Atmosférico de 6.2 litros, tiene 571 CV de potencia y es uno de los coches más deseados del planeta, aunque la versión cabrio no conserve las puertas que se abren hacia arriba como el coupé. El 0 a 100 km/h lo hace en 3,8 segundos, pero este coche vale más por su diseño que por lo que corre.
Más descapotables deportivos de lujo. Aunque Mercedes-Benz es la marca más recurrente, todo amante de los coches rápidos y lujosos debe tener un Porsche en casa, y el 911 Turbo Cabrio no es un Porsche cualquiera. Motor bóxer de 6 cilindros y 480 CV de potencia. Hasta 310 km/hora de velocidad punta. Esta unidad pertenece a la generación 992.
Su joya de colección clásica más preciada, junto a un precioso y antiguo Cadillac blanco, es un raro Mercedes Excalibur. Fabricado en 1964 en un estilo neoclásico y utilizando como base la berlina 500 SSK de la década de los 30, posee ahora un motor V8 de origen Corvette de 5,4 litros de cubicaje y la nada despreciable cifra de 335 CV. Por supuesto, a techo abierto, pocas unidades quedan ya rodando en las carreteras de nuestro planeta.
Otro descapotable deportivo de marca exclusiva. A pesar de su lujo y distinción no es de los más usados por Terminator. Y eso que bajo el capó tiene un W12 biturbo de 6 litros y 575 caballos de potencia que supera los 300 kilómetros por hora. En color oscuro con detalles dorados incluso en la tapicería de cuero, sería el sueño de cualquier amante de los coches Premium selectos.
Parece un brutal y enorme Jeep, tipo Wrangler, pero mucho más grande y con el característico verde camuflaje de los coches militares. Últimamente se le ve con este todoterreno militar que parece sacado de “Apocalipsis Now”. Sin embargo, es un Pinzgauer 6x6 de seis ruedas valorado en más de 100.000 euros y las malas lenguas dicen que se lo ha regalado por su 72 cumpleaños. Con dos ejes traseros para soportar el peso y mejorar la dinámica y tracción fuera del asfalto, más parece un tanque que un coche… y desde luego, se aleja mucho de la imagen eco-friendly que se ha empeñado en ofrecer últimamente el musculado actor de origen austriaco.
Otra mala bestia off road donde la marca germana une su experiencia en vehículos todoterreno y deportivos con una estética de camioneta militar que parece capaz de atravesar cualquier muro que se le ponga delante. La unidad con la que se ha fotografiado al ex culturista es de 1977 y equipa un motor turbodiésel de 6 cilindros y 6.4 litros de cubicaje, por supuesto, con tracción a las cuatro ruedas. Algo no debió gustarle en este Unimog, quizá el excesivo peso y la lentitud del conjunto respecto al resto de sus coches, pues no ha tardado más de tres años en quitárselo de encima, lo mismo que un Tesla Roadster, que no tuvo más remedio que vender casi de inmediato, no porque no le gustase, sino porque… ¡no cabía dentro!