En ocasiones hay cosas, animales, objetos, vehículos que se convierten en leyenda de la forma más peregrina. Que se lo digan al pulpo Paul, famoso en el mundo entero por predecir sin fallo hasta 8 partidos de la Eurocopa de Fútbol 2008 y el Mundial 2010. El caso que nos ocupa es el de una moto que habría pasado casi sin pena ni gloria por la historia de las dos ruedas, si Keanu Reeves no se hubiera encaprichado de ella como si de ello dependiera la vida del último oso panda vivo en el mundo.
La Norton Commando es una moto de origen británico de dos cilindros y que se fabricó en Reino Unido por la compañía Norton-Villiers entre 1967 y 1977. A pesar de la sencillez de su concepto, no solo gozó de una gran aceptación en su época, al principio con 745 cc, luego con 828, sino que incluso la revista Motor Cycle News la distinguió cinco años consecutivos como la Máquina del Año, de 1968 a 1972, algo que sorprendió incluso al propio dueño de la compañía.
Su principal característica, que el motor OHV no tuviera la caja de cambios integrada, la hizo ser una moto realmente especial, principalmente por que el peso se desplazaba más hacia adelante, había más espacio detrás de los carburadores para que entrase el aire, y el aspecto de la moto era realmente rompedor y, por qué no decirlo, atractivo. Esto, unido a que se logró limitar de manera considerable las vibraciones con una nueva disposición de chasis y montantes especiales de goma, la convirtió en una moto casi revolucionaria para su época –hablamos de los años 70-.
El actor Keanu Reeves, no sólo es famoso por las películas que protagoniza. En 2011, junto al preparador Gard Hollinger, fundó su propia compañía de motocicletas, Arch Motorcycle, de la que no puede estar más orgulloso. Si echas un ojo al concept Arch Method 143 comprobarás que no se andan con chiquitas. Están fabricando 23 unidades de una moto que no puede dejar indiferente a nadie. El primer modelo que lanzó al mercado, la ARch KRGT-1, de 125 CV, tuvo una acogida realmente notable.
Volviendo a la Norton, Keanu pudo conducir en sus años mozos la Commando en alguna de sus películas, como My Own Private Idaho, con River Phoenix de paquete, y “el olor a aceite caliente y el sonido que sale del tubo de escape, situado en ligero ascenso hacia atrás” le hizo desear una con tantas fuerzas que se compró una Commando 850 MK2A de 1973 en cuanto se dio cuenta de que no podía estar sin una de ellas. “No corre mucho, no hace falta… con sentir el viento en mi cara y escuchar el ronroneo del motor me hace sentir realmente bien”, confiesa Keanu.
No han llegado muchos modelos con vida a la actualidad, aunque los primeros ya han cumplido medio siglo de vida. Si no habías oído hablar de esta Norton Commando que tanto significa para el actor de Hollywood, vas a alucinar con cuáles son sus otros dos deseos sobre ruedas, aparte de conducir algún día una Moto GP de las actuales: “Me encantaría tener, o al menos montar alguna vez una Vincent Black Shadow y una Brough 1927. Si algún día puedo decir que he hecho estas tres cosas, podría sentirme satisfecho”, descubre Reeves con un brillo especial en sus ojos. Desde luego, a modelos rebuscados no le gana nadie.
De momento, aunque no es una Moto GP, cuando necesita descargar adrenalina se va a un circuito con sus amigos y a lomos de una Kawasaki ZX-10 se sacude el polvo y el hastío del último rodaje donde, a menudo y por contrato, no le dejan montar en moto para evitar accidentes “aunque no siempre lo he cumplido”, vuelve a confesar el bueno de Keanu. Y es que la pasión por las dos ruedas puede con él de manera evidente.
Me permito acabar con una anécdota en primera persona, y es que hace uno años estuve en la isla de Capri, y alquilé un scooter para recorrer una de las bellezas más delicadas del Mediterráneo. En la oficina de alquiler de motos, se exhibía como un trofeo la licencia de conducción del propio Keanu Reeves, que no hacía mucho había estado allí y tampoco se había resistido a alquilar una moto para recorrer y disfrutar la isla. Mucho mejor sobre dos ruedas.