Imagina la siguiente situación. Después de que dos colegas de trabajo hayan sido ascendidos, decides invitarlos a comer a un prestigioso restaurante para celebrar su éxito laboral. Tus amigos y tú os sentáis en una de las mesas y, mientras miráis la carta, un camarero se os acerca, pero no para tomaros nota. En su lugar, os informa de que el restaurante no admite mujeres y os invita a que os marchéis a otro local próximo. ¿Suena raro?
Esta situación, que a todas luces parece anacrónica, la vivió no hace demasiado el prestigioso abogado francés Christian Charrière-Bournazel, cuando decidió invitar a Olivier Cousi y Nathalie Roret, que recientemente habían sido elegidos como presidente y vicepresidenta del Colegio de Abogados de París, al restaurante del Automobile Club de France (ACF), el club automovilístico más antiguo del mundo.
Según declaró el propio Bournazel al periódico Le Parisien en 2019, en esa jornada en la que decidió llevar a sus colegas al restaurante el maitre les pidió que se fueran al restaurante de la planta baja, que era mucho más “común”, ya que, a diferencia del que había elegido el letrado, no ofrecía vistas a la Plaza de la Concordia y al Obelisco. Ante esta situación, y tras las pobres explicaciones que le dio el presidente del club, Bournazel decidió darse de baja.
El Automobile Club de France se presenta como un club social en el que disfrutar de un espacio de lujo de unos 15.000 metros cuadrados equipado con varios salones, dos restaurantes, un sala de deporte, un auditorio, una biblioteca e incluso una piscina interior diseñada por el mismísimo Gustave Eiffel.
Ubicado en la Plaza de la Concordia, en una de las zonas más exclusivas de todo París, esta prestigiosa institución fue fundada en 1895, siguiendo la estela de los clubes de caballeros ingleses del siglo XIX, y desde entonces no ha cambiado sus normas de admisión, incluido el anacrónico veto a las mujeres.
Según las declaraciones de Elisabeth Young, la fundadora y presidenta de Women and Vehicles in Europe (WAVE), recogidas por el periódico La Vanguardia, oficialmente el Automobile Club de Francia no prohíbe la entrada de las mujeres, ya que en su estatuto no se menciona nada al respecto. Sin embargo, señala, “si miramos dentro de la institución, todos sus miembros son hombres”.
Young señala que desde la organización explican que esto es así porque “ninguna mujer jamás ha querido ser socia”, pero afirma que, cuando ella misma le preguntó al presidente del ACF si permitirían a una mujer convertirse miembro, la respuesta fue que no querían mujeres. Oficialmente, por tanto, el acceso al centro no está prohibido, pero “la realidad es que no hay mujeres en el club y no son bienvenidas”.
Young, además, apunta que para poder acceder al ACF no basta con, sencillamente, solicitarlo, sino que para poder afiliarse es necesario ser presentado por dos miembros del club y, posteriormente, ser seleccionado mediante una votación de la junta. ““A día de hoy, no se ha presentado ninguna mujer, por lo que ninguna ha sido rechazada”, afirma.
El presidente del club, Louis Desanges, se mantiene intransigente, por lo que las mujeres no serán bienvenidas, al menos, mientras él siga a los mandos del ACF. “Siento que tres cuartas partes de nuestros aproximadamente 2.200 miembros no quieren que esto cambie, y yo soy demasiado democrático para imponer algo que no quieren”, ha declarado, apuntando que hay otras “oportunidades para reunirnos con mujeres en París”. Pero en un mundo cada vez más igualitario en el que se defienden los derechos de la mujer y los machismos y micromachismos son cada vez más señalados, esta política no solo demuestra un desfase con la realidad, sino que ha traído algún que otro problema al club.
Por ejemplo, en 2019, cuando después de que Carlos Ghosn dimitió como director general de Renault y Clotilde Delbos fue nombrada directora general interina. Hasta ese momento, el ACF siempre había otorgado la membresía honorífica a los jefes de las principales compañías automovilísticas de Francia, pero al ser Delbos una mujer decidieron no dársela.
Aunque Delbos no tardó en ser sustituida por Luca de Meo, al que sí se le otorgó la membresía, cada vez hay más mujeres en la élite de la industria automovilística, como es el caso de Mary Barra, al frente de General Motors, o de la propia Delbos, que se mantiene en Renault, por lo que el Automobile Club de France podrá volver a encontrarse con estos problemas si no renueva sus anticuadas normas.