Ver para creer. Fernando Alonso, el 'meteorito asturiano', un tipo que pasa de los 40 y que parecía que su carrera había terminado en la máxima competición de las cuatro ruedas, va y resulta, que tras un cambio de equipo un poco kamikaze, acaba la primera carrera del año subido al podio junto con los dos Red Bull, amos y señores del campeonato. ¿Es esta reinvención en la recta final de su carrera una promesa de acabar en alto y devolvernos la ilusión? Analizamos sus posibilidades de victoria.
El bicampeón español, harto de que en Alpine, la antigua Renault, le menospreciaran y favorecieran al piloto local, Esteban Ocón, anunció a mitad de temporada 2022 que se iba a Aston Martin. Todos, los más entendidos y los menos, nos echamos las manos a la cabeza: una nueva decisión errónea, un nuevo cambio de equipo en el que no va a tener un coche lo suficientemente rápido como para luchar por cosas importantes. No olvidemos que el Aston Martin, el año pasado, era penúltimo en la misma carrera y estaba a más de tres segundos por vuelta de la cabeza.
Pero ha habido alineación de planetas. Mientras todos los equipos han sido continuistas, mejorando el coche de 2022, Aston Martin ha empezado de cero. No sólo ha hecho un coche nuevo, sino que, para ello, ha fichado mucho talento de otros equipos, como la mano derecha de Adrian Newey, el mago de Red Bull que todos los años hace el mejor coche de la parrilla. Y la guinda del pastel es un Fernando Alonso que, con 41 años, mantiene la ilusión de su debut en F1, justo ahora hace 22 años, en 2001, en Minardi.
Nadie se cree aún que el viejo Aston Martin que el año pasado se arrastraba por las pistas y era doblado una y otra vez, esta primera carrera del año, en manos del piloto español, haya sido capaz de adelantar en el asfalto a los mismísimos Mercedes y Ferrari. De hecho, su adelantamiento a Lewis Hamilton fue una lección en toda regla al mundo, un claro mensaje de “aquí estoy yo”.
Hasta tal punto, que estando Alonso en el “corralito” haciendo declaraciones a los medios de comunicación de TV, llegó el mismo Hamilton, 7 veces campeón del mundo, y le dio un abrazo de los de verdad, felicitándole por la carrera y por el adelantamiento. Es que ni siquiera el veloz Ferrari de Carlos Sainz pudo aguantar las embestidas del ovetense.
Y eso que la carrera no empezó bien, porque Alonso, tras una buena calificación, arrancaba quinto, por detrás de los Red Bull y los Ferrari pero por delante de los Mercedes y de su compañero de equipo, Lance Stroll. Sin embargo, la salida no fue todo lo buena que se esperaba, y los dos coches de la estrella se pusieron por delante. Incluso su compañero, que no frenó bien en las primeras curvas, le tocó por detrás y estuvo a punto de sacarle de la pista. A partir de ahí, desde la séptima plaza, cabeza abajo, gestión de neumáticos, pie a fondo y, poco a poco, Russel, Hamilton, Sainz y Leclerc fueron cayendo, hasta subirse al podio junto a Verstappen y Pérez, los dos inalcanzables pilotos del toro rojo.
Hay que dejar claro que el talento y la experiencia, cuando van unidas, son muy difíciles de batir, y Alonso, cuando ya nadie daba un duro por él, lo ha vuelto a demostrar, una vez más, con su podio número 99, 20 años después del primero de su carrera. El dicho “más sabe el diablo por viejo que por diablo” se pudo ver cuando un experto Hamilton le tapó el hueco para adelantar en los dos puntos más habituales de adelantamiento durante dos vueltas. Ni corto ni perezoso, Alonso espero a la curva más estrecha del circuito para hacerle un interior increíble que será recordado por los aficionados mientras vivan. Nadie, repito, nadie, imaginaba que podía adelantar ahí… y Fernando lo hizo. Chapeau.
Es difícil creer que Óscar Piastri, piloto de McLaren que debutó en Fórmula 1 en esta carrera de Bahrein y con el que Alonso compartía pista en el inicio del Mundial, ni siquiera había nacido cuando el de Oviedo ya había debutado en F1. El salto generacional está ahí, pero debe quedar claro de una vez por todas que, si te cuidas, entrenas, y tienes talento, la edad no es un impedimento para nada… y si no, que se lo digan a Carlos Sainz padre, ganando el Dakar a sus 55 años.
Fernando Alonso ha vuelto a hacer soñar a la marea azul, ha resucitado el espíritu del samurái que cada upper llevamos dentro. Llevaba una década pidiendo a gritos un coche medio competitivo para reverdecer laureles, para que le dejaran demostrar lo que aún lleva dentro y, al fin, parece que Aston Martin ha sido capaz de obrar el milagro, mejorar casi 3 segundos de un año para otro y ponerse a la altura, no de Red Bull, pero sí de Ferrari y de Mercedes.
Y lo mejor de todo es que el coche es totalmente nuevo, aún tiene mucho margen de mejora, muchas áreas que optimizar, y quien sabe si el año que viene, con la katana completamente afinada, no sólo pueda competir por subir al podio, sino, quien sabe, ganar carreras y sumar su tercer título mundial.
Por cierto, Alonso tiene contrato de dos años con Aston Martin, pero lo primero que ha dicho tras ver que el coche funciona es que ha recuperado la ilusión y que "igual, son tres o cuatro años" los que le quedan. ¡Grande Alonso, arriba la experiencia!