Hemos entrado de lleno en los meses en los que el frío toma protagonismo, algo que se deja notar y mucho a primera hora de la mañana cuando cogemos el coche para ir a trabajar o llevar los niños al cole, y más si el coche parsa la noche a la intemperie. Pocos son los afortunados que tienen un modelo de coche con programación a distancia de la temperatura, por lo que por lo general entramos en un coche gélido los meses de invierno.
Cuando conducimos es importante que dentro del coche haya una temperatura agradable, lo ideal es que sea constante y entre los 21ºC y 23ºC. Al conducir con mucho frío las capacidades de reacción al volante se ven mermadas, precisamente por eso los coches tienen un sistema de climatización que nos permite conducir en condiciones óptimas de temperatura, tanto en verano como en invierno.
Cuando entramos en un coche frío, no queda otra que tener paciencia hasta que el vehículo calienta y la calefacción empieza a emitir calor. Hay coches que necesitan más tiempo que otros en alcanzar la temperatura necesaria y por eso en un primer momento sale el aire frío.
El motor del coche, cuando está en marcha, genera calor, y el radiador, gracias al ventilador, es el encargado de que ese exceso de temperatura no sea un problema; pues justo ese sobrante es el que se aprovecha para calentar el coche. Antonio Manzano, asesor técnico del RACE, explica en el blog del Club cómo funciona la calefacción de un coche:
“Cuando un motor está en funcionamiento genera calor continuamente. Esa temperatura debe estar controlada para que el propulsor trabaje en unos 90ºC de forma estable. Para eso está el refrigerante, que circula por todo el motor a través del circuito de refrigeración. Dentro del circuito de refrigeración hay un radiador intercalado pequeño que está dentro del salpicadero y que tiene dos tubos que salen de la culata del motor. Por estas tuberías va a pasar el refrigerante a una alta temperatura después de haberse calentado tras salir del motor. Es precisamente ese calor el que se va a aprovechar cuando pones la calefacción dentro del coche".
Aunque hay que repetir lo de tener paciencia para que el calor llegue hasta el habitáculo, también pueden darse fallos o averías en alguno de los elementos del sistema.
La entrada de calor en el interior del vehículo ocurre gracias al funcionamiento de un conjunto de elementos del motor. Si alguno de estos elementos está fallando puede alterar la temperatura a la que sale el aire por las rejillas. Cuando el radiador o el ventilador fallan impiden que se forme el aire caliente o que no llegue a salir, aunque también puede pasar que las toberas estén obstruidas. Estas son algunas de las averías más comunes cuando no sale aire caliente de la calefacción.