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El país donde solo se pueden conducir coches blancos

Cuando te haces con un coche nuevo piensas en muchas cosas. El kilometraje que tiene, si se adapta a tus necesidades, lo que gasta de combustible… e incluso el color. Hay a quien no le importa destacar por encima del resto con su coche de color rojo o amarillo, mientras que otros prefieren ser más discretos optando por colores como el gris o el negro. A otros tantos, con que los lleve y les traiga, les da igual. El color tiene más importancia de lo que creemos, hay algunos con los que la probabilidad de tener un accidente es mayor o disimulan más la suciedad que se acumula sobre la carrocería.

Una ciudad de blanco

En definitiva, elegir el color del coche tiene una importancia a la que en ocasiones no se le presta la atención que se le debería dar. No obstante, hay un país donde no dan la opción de elegir color, sino que, si quieres comprarte uno, desde hace unos años solo puede ser blanco, sea el modelo de coche que sea. Es lo que ocurre en Turkmenistán, especialmente en Ashgabat, su capital, allí solo pueden encontrarse coches blancos.

La capital del país asiático cuenta con el récord Guinness de ser la ciudad del mundo que tiene la mayor densidad de edificios revestidos de mármol, en su mayoría blanco. ¿Por qué? Realmente nunca se dio una explicación sobre esta medida de que todos los coches fuesen blancos, aunque sí que algunos medios de comunicación llegaron a apuntar que el entonces presidente del país, Gurbanguly Berdymukhammedov, era supersticioso y creía que el color blanco atraía la buena suerte.

Durante el mandato de Berdymukhammedov algunas de sus decisiones fueron críticas por ser más personales que otra cosa, como la retirada de los aires acondicionados para hacer Ashgabat una ciudad más estética.

Todos blancos

Lo de los coches blancos viene de hace años, cuando quien quisiera comprarse un vehículo debía encargarlo en blanco, además de que varias informaciones afirmaron que las autoridades del país estaban retirando de la calle aquellos coches que no fuesen blancos. Para poder mantener los coches, sus dueños debían firmar un documento en el que se comprometían a cambiar su color.

Pero eso tampoco ha sido del todo fácil, ya que ante la alta demanda para pintar la carrocería, el precio en los talleres creció, lo que provocó que muchos decidiesen buscar un comprador para su vehículo en países cercanos.

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