El mundo del motor está lleno de vehículos de lo más variopintos. Además de los icónicos modelos que marcaron a las generaciones pasadas y que hoy en día ocupan un lugar privilegiado en la colección de algún que otro famoso, si revisamos la historia del sector podemos encontrar creaciones cercanas a la ciencia ficción en los que la originalidad parece haber sobrepasado cualquier atisbo de lógica. Hablamos de automóviles con carrocerías de plástico, vehículos inspirados en aviones e incluso de un coche con tan solo tres ruedas. Sí, solo tres. Como un gato cojo. Así era.
En este sentido, uno de los coches más estrafalarios que han llegado al mercado es el Peel P50. Fabricado a principios de la década de los 60, este modelo es obra de Peel Engineering Company, una empresa especializada en la construcción de pequeñas embarcaciones y piezas para motos afincada en la pequeña Isla de Man (entre Gran Bretaña e Irlanda), y tiene el honor de ser el coche más pequeño de la historia. Incluso tiene un récord Guinness.
Y no nos extraña. Este pequeñísimo automóvil tiene un tamaño extremadamente reducido. De hecho, es tan pequeño que su aspecto recuerda al de un cochecito de juguete. Diseñado como un “coche urbano”, se trata de un modelo de 1,37 metros de largo, 1,04 metros de ancho y tan solo 59 kilos de peso con capacidad para una única persona y “una bolsa de la compra”, según la publicidad con los que se intentó vender al público.
El Peel P50 tenía una única puerta, un solo foco frontal y tres ruedas, dos en la parte delantera y una en la trasera. Su motor era un DKW de dos tiempos, 49 centímetros cúbicos y 4,2 CV que podía alcanzar una velocidad máxima de 55 km/h, tenía un cambio de tres velocidades y no disponía de marcha atrás, aunque, ojo, sí contaba con un asa en la parte trasera para que los conductores maniobrasen manualmente siempre que lo necesitasen. Vamos, que para retroceder había que bajar del coche y tirar del asa.
Gracias a su reducido tamaño y su escasa potencia, su consumo de combustible era muy bajo, en torno a 2,8 litros por cada 100 kilómetros. Además, se podía aparcar en casi cualquier lugar, algo que hoy en día vendría muy bien en ciudades como Madrid o Barcelona.
Lanzado al mercado en 1962, el Peel P50 se dejó de fabricar tan solo tres años más tarde, en 1965. Su precio era de 199 libras esterlinas (sobre unos 250 euros) y se calcula que solo se vendieron 50 unidades, de las que todavía existen 27. Sorprendentemente apto para conducir en Reino Unido (de hecho, hoy en día todavía se podría circular con él), el vehículo se exportó a Estados Unidos, donde también podía usarse por la calle, y a otros países europeos, donde se le calificó de ciclomotor.
Con apariciones estelares en Top Gear, Dragon’s Den y algún que otro videoclip, el Peel P50 volvió momentáneamente al mercado en 2011, después de que un grupo de empresarios comprase los derechos y lanzase una edición limitada de 50 unidades. Además, en 2016 se subastó un modelo original por 176.000 dólares (en torno a 14800 euros). Y tú ¿te meterías en un coche diminuto?