En 2020 se han cumplido 30 años desde que Lamborghini lanzó uno de los modelos más reseñables de su historia, uno de esos que todos recordamos por la gran popularidad que tuvo durante sus años de fabricación y que aún hoy tiene. Te hablamos del Lamborghini Diablo, ese deportivo biplaza que causó furor en los años 90 en parte por su diseño pero especialmente por sus puertas que se abrían como alas de pájaro que recordaban al coche de ‘Regreso al Futuro’. Más de 30 años después el Lamborghini Diablo sigue siendo un icono del motor del que hay muchos curiosidades que contar.
Como era de esperar, el Lamborghini Diablo no lleva ese nombre por causalidad, y como muchos de los más míticos, el Diablo viene del mundo de la tauromaquia, una de las grandes pasiones de Ferruccio Lamborghini, el fundador de la marca italiana. En concreto se refiere a un toro bravo del siglo XIX que se enfrentó al torero José Lara Jiménez “Chicorro” en 1869.
Las primeras líneas de diseño cayeron sobre el lápiz y el papel de Marcello Gandini y presentó un boceto a Chrysler, empresa a la que pertenecía la compañía en esos momentos. El diseño inicial no gustó, por lo que se hicieron varios cambios en el diseño hasta que se logró el Diablo al que todos conocemos, un coche que se presentó en 1990 en el Salón del Automóvil de Ginebra como el reemplazo para el Countach, año en el que llegaría al mercado.
El Lamborghini Diablo es historia del motor porque una vez llegó al mercado se convirtió en el modelo de producción más rápido del mundo, pues podía alcanzar una velocidad máxima de 325 km/h. Dentro del coche nos encontrábamos un espectacular y potente motor V12 de 5.7 litros a lo que se unía sus impresionantes 485 CV para ofrecer la mejor experiencia en la carretera. Una experiencia que era aún mejor con un vistazo a su interior: asientos eléctricos, ventanillas eléctricas, cuero… Puede parecer algo normal, pero recordemos que es un vehículo que nació en 1990.
Del primer Diablo se llegaron a comercializar más de 800 unidades durante su producción, aunque pronto comenzaron a llegar diferentes versiones y ediciones especiales del que ya era un coche histórico. En 1993, solo tres años después de su lanzamiento, llegaba el Diablo VT, que se caracterizaba por incorporar un sistema de tracción total y del que se produjeron menos unidades, poco más de 500. Pero entre esta producción llegó el Diablo SE, quizá uno de los más especiales, pues era una edición especial por el 30 aniversario de la marca, edición en la que se aumentó la potencia hasta los 530 CV.
La producción de esa edición especial no llegó ni siquiera a las 200 unidades, muy por debajo de las más de 300 que se comercializaron del Diablo SV. Este deportivo ya contaba con algunas modificaciones estéticas que lo iban adaptando a los tiempos que corrían, aunque solo habían pasado cinco años desde el nacimiento del original. Pero su mayor atractivo era su potencia, mayor que la de sus predecesores pero menos que la de la edición especial, quedándose en 510 CV.
Por esas fechas también llegó el Diablo VT Roadster, la versión descapotable que podría conseguir 536 CV de potencia. A finales de los 90 llegó el Diablo GT que bebía de versiones de competición anteriores que le dotaban de 583 caballos de potencia, lo que lo elevaba a la cumbre, entre los mejores coches del momento, probablemente uno de los diseños más top de la gama Diablo por la robustez que mostraba su carrocería.
La vida del Lamborghini Diablo estaba llegando a su fin y en el 2000 se lanzó el Diablo 6.0, con unas líneas mucho más refinadas aunque sin perder la esencia de lo que es un Diablo. En ello tuvo mucho que ver Audi, que comenzaba a ponerle las cosas difíciles a Lamborghini. Su motor V12 de 6.0 litro podía llegar a los 558 CV. Este fue el último Diablo, aunque antes se sacó el Diablo 6.0 SE, una edición limitada de poco más de 40 unidades que, entre otras cosas, tenía una tapicería exclusiva y varios detalles en fibra de carbono.