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Cuando un coche tiene éxito no desaparece de la noche a la mañana de la carretera, al contrario, se mantiene durante años en el asfalto, evolucionando en su diseño pero también en su mecánica, mejorando siempre su versión anterior para ofrecer al público un producto mejor y más adaptado a sus necesidades sobre las cuatro ruedas. De todos esos que ves a diario en la carretera puede que hasta tú mismo lo tengas en tu garaje, coches icónicos que han ido evolucionando con los años hasta sus modelos actuales. ¿Recuerdas cómo eran cuando salieron al mercado?
El Serie 3 de la marca no es un nuevo conocido, para nada. Ya son varias las versiones que has visto sobre el asfalto después de que su primera generación comenzase a surcar el asfalto en 1975. Tenía cierto aspecto deportivo, con grandes cristales y un capó inmenso, un diseño que fue teniendo pequeñas variaciones según su generación, pero desde luego que algunas de las más recordadas son la tercera, de 1990, con un diseño más elegante, o la cuarta, de 1998, donde los faros cobraron más protagonismo con una leve curvatura que los afilaba mucho más. Desde entonces se ha seguido mejorando hasta la séptima generación, con unas líneas de diseño muy marcadas, que lo convierte en un vehículo imponente en la carretera.
Otro vehículo surgido a mitad de los años 70 fue el Volkswagen Golf, uno de los turismos más vendidos de la historia por su eficacia en el asfalto y su tamaño reducido que permite un fácil manejo del automóvil. Ocho generaciones han llegado a la carretera desde su lanzamiento, la primera de ellas nada tiene que ver con las más nuevas, pues tenía una forma muy cuadriculada y algo más mecánica que la actual. Ya en su tercera generación en los años 90 comenzó a dejar atrás ese diseño por unas líneas menos marcadas y más redondeadas que ha evolucionado hasta la elegante séptima generación, sin olvidar la octava y última, por el momento, que en diseño cuenta con unos faros mucho más afilados.
El Audi A3 llegó a nuestras carreteras a finales de los años 90 con un diseño clásico, en línea de lo que habían ido presentado en la marca por el momento. A principios de los 2000 llega su segunda generación, un Audi que se adaptada a las necesidades del momento, con un diseño mucho más moderno no solo en exterior, también en interior, dotándolo de la mejor tecnología del momento. Hubo que esperar casi una década para que la tercera generación llegase al mercado, un vehículo que al menos en aspecto parece más compacto que sus predecesores pero con una potencia mucho mayor. La cuarta generación ya está en marcha, algo más grande que la anterior y un diseño totalmente renovado pero que guarda toda la esencia del A3.
Desde luego que si hablamos de uno de los modelos más elegantes de Mercedes debemos quedarnos con su Clase C, que desde que surgió en 1993 como un coche espacioso y familiar. De las cuatro generaciones del Clase C las dos primeras guardan grandes diferencias ya solo en sus faros, pues mientras los de la primera son rectangulares con los bordes redondeados los de la segunda son dos círculos, uno más grande y uno más pequeño, curvas que también tienen protagonismo en su diseño, no tan cuadriculado. Pero la tercera y la cuarta versión cambian drásticamente a unos faros más afilados y partes de la carrocería que van por ese estilo y otras algo más redondeadas, uniendo un poco los dos primeros diseños del modelo.
Da igual que salgas en coche o caminando, lo más probable es que al menos una vez al día te topes con un Seat Ibiza en tu camino. ¿De qué generación? Pues eso ya es más complicado porque puede ser de cualquiera de sus cinco. La primera llegó a mediados de los años 80 con un diseño que, para qué mentir, se parece mucho al primer Golf. Su segunda generación cogió mucha más identidad propia en los años 90 y con la tercera se dio paso a un diseño base que dura hasta hoy con esos faros tan característicos y unas líneas de carrocería marcadas para dejar claro que es un Seat Ibiza. Quizá su última generación sea la que cuenta con un estilo más afilado que da la sensación de tener en tus manos un coche mucho más largo de lo que realmente es.