El dicho ya avisa: mala hierba nunca muere. En este caso, no hablamos de jardines, sino de estafas y, en concreto, de una que parece haber resurgido de sus cenizas para hacernos, si cabe, la vida un poco más complicada: la del retrovisor.
Este timo fue descubierto por los Mossos d'Esquadra en junio 2017, coincidiendo con el periodo vacacional de muchos españoles, y aunque entonces pareció controlarse, este verano han vuelto a detectarse un buen puñado de casos. Así lo ha desvelado el cuerpo policial catalán en un comunicado en sus redes sociales en el que alertan de la detección de nuevos incidentes en El Gironés y L'Alt Empordà (El Alto Ampurdán) y recuerdan a los ciudadanos cómo deben actuar ante un accidente de tráfico para evitar esta clase de delitos. Pero ¿en qué consiste este timo?
La estafa del retrovisor es un timo que se basa en simular un choque. Así como suena. Al circular por la carretera, los delincuentes que realizan estas prácticas colisionan de manera aparentemente fortuita pero completamente premeditada contra el vehículo de sus víctimas (normalmente, se centran en personas de edad avanzada) para provocar daños graves en su propio retrovisor y obligar al estafado a hacerse cargo de los gastos.
Tras convencer a sus víctimas de que la culpa del accidente es suya, los estafadores les ofrecen la opción de pagar el coste de la reparación en efectivo para que puedan evitar la penalización que le impondría la compañía de seguros si rellenan un parte del accidente.
Si los afectados dudan, algo bastante habitual, los delincuentes, que por lo general suelen ser extranjeros, les instarán a aceptar su oferta argumentando que deben volver inmediatamente a su país de origen. Los estafadores suelen ir acompañados de uno o más cómplices y, juntos, intentarán confundir, presionar y poner nerviosas a sus víctimas. Amablemente, también se ofrecerán a acompañarles a un cajero automático para que puedan extraer el dinero correspondiente. De este modo, consiguen que los afectados les paguen.
A través de su cuenta oficial de Tiktok, la app por excelencia entre la juventud, los Mossos d’Esquadra han alertado de que se trata de una estafa. “¡No lo hagas, es una estafa!”, exclaman.
Según señalan en su perfil oficial de Twitter, el objetivo de los delincuentes no es solo conseguir el dinero que reclaman por los daños del retrovisor, sino también ver el PIN que teclean sus víctimas a la hora de sacar el efectivo del cajero automático para poder robársela.
Ante estas situaciones, los Mossos han recordado a los conductores que deben ponerse siempre en contacto con su aseguradora si sufren cualquier tipo de accidente. “Si la parte contraria no quiere, contacta con el 112 y no pagues nada en efectivo”, señalan.
En los últimos años, ha surgido una nueva versión del timo que incluye un pequeño cambio que puede hacer que nos despistemos un poco más. Ahora, en vez de intentar evitar que los afectados se pongan en contacto con su aseguradora, lo que hacen es meterles prisa para que inicien el parte del accidente, argumentando, de nuevo, que tienen prisa por volver a su país de origen.
En esta variante, los delincuentes buscan hacerse con el nombre de la aseguradora de sus víctimas para fingir que realizan gestiones vía telefónica sobre cómo deben gestionar este documento. Una vez lo consiguen, les piden al conductor estafado que se ponga al teléfono o, en su defecto, que les dé un número al que llamar para que puedan recibir toda la información necesaria sobre el trámite a seguir.
Pero, sorpresa, sorpresa, la persona que se pone en contacto con la víctima no es un empleado de la aseguradora, sino un cómplice del crimen que les recomendará pagar en efectivo para evitar enfrascarse en un proceso lento y costoso, asegurándoles que, posteriormente, el importe abonado sería reembolsado por parte de la aseguradora. Una vez hayan convencido a la víctima de abonar el dinero en efectivo, el estafador la acompañará al cajero automático.
Por norma general, los estafadores que realizan el timo del retrovisor suelen pedirle a sus víctimas que paguen entre 1.200 y 1.500 euros, aunque a veces pueden conformarse con menos. Para no caer en la trampa, se recomienda estar siempre alerta y contactar con el 112 siempre que un desconocido intente que abonemos el coste de una reparación en efectivo.