Seguimos viajando por la Ruta 67 de VidaCaixa en Uppers de la mano de la periodista Alba Lago con una nueva entrega en la que reflexiona sobre la situación de desigualdad que las mujeres sufren en el ámbito laboral debido a la edad, algo que no es tan pronunciado en el caso de los hombres.
Un estudio reciente publicado en Harvard Business Review constata que siguen existiendo prejuicios contra el liderazgo femenino en la empresa. Mientras que a los hombres se les valora la experiencia y la autoridad que otorga la madurez, cuando se trata de las mujeres la edad puede ser utilizada para cuestionar su idoneidad para ejercer puestos de responsabilidad. Con menos de 40 años son demasiado jóvenes, y después de los 50 o de los 60 se vuelven invisibles.
Tradicionalmente, la manera en que se han percibido las canas y las arrugas en hombres y mujeres ha sido muy distinta, pero en los últimos años se está dando una especie de revolución de las mujeres maduras, que entienden que aún tienen mucho que aportar a la sociedad. Y también mucho de lo que disfrutar.
La proverbial presión social hacia las mujeres para disimular el envejecimiento está dando paso a una naturalización de las huellas del paso del tiempo, sin reparos ni artificios. Porque las canas y las arrugas son bellas, tanto para ellas como para ellos, y no hay por qué esconderlas. Además, dan credibilidad, así que ¡viva la arruga!