Todos hemos escuchado eso de que es necesario dar unos 10.000 pasos al día para mantenernos en forma e incluso algunos estudios lo asocian a una reducción en el riesgo de desarrollar demencia o una enfermedad cardíaca. Sin embargo, lo de los 10.000 pasos, que sí que es recomendable, no deja de ser una estrategia de marketing o un mito, ya que por ejemplo entre las recomendaciones principales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no está presente. Ahora, un nuevo estudio señala que si bien son recomendables, para obtener mayor beneficios de dar 10.000 pasos es fundamental fijarnos en el ritmo al que andamos.
De esta manera, la investigación concluyó que caminar con un ritmo más rápido consigue más beneficios que los pasos que se dan. “Para obtener beneficios protectores para la salud, las personas no solo podrían aspirar idealmente a dar 10.000 pasos al día, sino también a caminar más rápido”, ha expuesto uno de los autores principales del estudio e investigador de la Universidad de Sídney, Matthew Ahmadi.
Sin embargo, el profesor asociado de la Universidad del Sur de Dinamarca e investigador principal en salud en la Universidad de Cádiz, Borja del Pozo, declaró que “para las personas menos activas, nuestro estudio también demuestra que tan solo 3.800 pasos al día pueden reducir el riesgo de demencia en un 25%”.
El estudio se basó en los datos de conteo de pasos de 78.500 adultos de Reino Unido de 40 a 79 años. “El tamaño y el alcance de estos estudios que usan rastreadores en la muñeca los convierte en la evidencia más sólida hasta la fecha sugiere que 10.000 pasos al día es el punto óptimo para los beneficios para la salud y que caminar más rápido se asocia con beneficios adicionales”, explicó Ahmadi.
Además, los autores exponen que “los hallazgos de estos estudios podrían informar las primeras pautas formales de actividad física basadas en pasos y ayudar a desarrollar programas efectivos de salud pública destinados a prevenir enfermedades crónicas”.
Algunos de los puntos clave de la investigación señalan que cada 2.000 pasos se reduce el riesgo de muerte prematura entre un 8 y un 11% hasta aproximadamente 10.000 pasos. Una asociación que se da de forma similar en las enfermedades cardiovasculares y en la incidencia de cáncer. Pero la clave está en que la intensidad del ritmo al que se dan los pasos muestran mayores beneficios en cuanto a demencia, enfermedad cardíaca o muerte por encima del total de pasos diarios que se dan.