Amancio Amaro es uno de los jugadores legendarios del Real Madrid y de la selección española. Jugó con España el Mundial de 1966 en Inglaterra. España era una de las favoritas, venía de ganar la Copa de Europa de 1964 y tenía un equipo cuajado de estrellas. Pero al igual que en 1962, caímos en la fase de grupos y nos volvimos a casa a las primeras de cambio. En este segundo artículo de la serie de entrevistas que dedicamos a los mundiales, el recién nombrado presidente de Honor del Real Madrid cuanta a Uppers cómo vivió el Mundial de Inglaterra 1966.
El año 1966 fue muy especial para Amancio Amaro. Ese año ganó la seis Copas de Europa con el Real Madrid, 2-1 al Partizán de Belgrado con un gol suyo. También ganó la Liga, y le convocaron para ir al Mundial de Inglaterra. Había alcanzado la gloria. "La gloria tiene un sabor especial. Son momentos puntuales de brillo en la carrera de uno, ganar una Eurocopa, una Copa de Europa... es apoteósico", recuerda Amancio Amaro, que nos atiende por teléfono desde su casa de Madrid. "Da mucha satisfacción hacer feliz a la gente. O por lo menos ponerles contentos durante un tiempo. Esos recuerdos, esas sensaciones, se quedan dentro de ti y las recuerdas con una sonrisa" explica.
Sin embargo, la gloria fue esquiva a España en el Mundial de Inglaterra, y una vez más, nos volvimos a las primeras de cambio. El Mundial de 1966 fue el primero con mascota, el león Willie, y el primero retransmitido en directo por televisión. Y tuvo la final más polémica de la historia de los Mundiales, en la que un gol fantasma en la prórroga dio su primera Copa del Mundo a los ingleses y dejó con cara de tonto a Hans Tilkowski, el cancerbero alemán que vio claramente que el gol no debió subir al marcador. Claro que entonces no había VAR.
Para ponernos en contexto, en 1966 un choque entre tres aviones americanos provocaron la muerte de 7 tripulantes y la caída a aguas de Almería de cuatro bombas nucleares. Las bombas se recuperaron, y Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo por aquel entonces, se bañó en Palomares para demostrar que no había contaminación. Manolo Santana ganaba en Wimbledon, Sara Montiel lo rompía con la Violetera y los españolitos nos acostábamos temblando después de ver "Historias para no dormir", la innovadora serie de terror de Narciso Ibáñez Serrador.
En el mundo, soviéticos y americanos se apresuraban por llegar los primeros a la Luna mientras. De Vietnam seguían llegando a EEUU aviones repletos de ataúdes y el movimiento pacifista cobraba fuerza. Entre tanto, en China comienza la revolución cultural de Mao Zedong.
España llegaba al Mundial como Campeones de Europa y un equipo de figuras en plenitud: Iríbar, Sanchís, Adelardo, Del Sol, Zoco, Luis Suárez, Pirri, Gento, Marcelino, Peiró... "Era un equipo extraordinario" dice Amancio para rectificar enseguida. "Bueno, era una serie de jugadores de extraordinaria calidad, pero jugábamos tan pocos partidos internacionales que no llegábamos nunca a formar lo que se dice un equipo. Ese era el mayor problema", explica el futbolista.
Los problemas empezaron pronto. Para preparar el Mundial se eligió Santiago de Compostela. "Fue una concentración un poco caótica. Estuvimos un mes en Santiago para aclimatarnos, llovió todo el tiempo, y cuando llegamos a Birmingham, hacía un sol espléndido y 30 grados".
Las malas sensaciones de la concentración se trasladaron al campo. En el grupo de España estaban Argentina, Alemania y Suiza. En el primer partido se pierde con Argentina 2-1. El partido contra Suiza tampoco empezó bien. Suiza se adelantó a la media hora de partido, pero primero Sanchís y luego Amancio, dieron la vuelta al resultado.
Recuerda ese gol como si estuviera allí. "Fue una galopada tremenda de Reija por la derecha, y sacó un buen centro al área. Yo entraba en diagonal me tiré en plancha en el punto de penalti y llegué a tiempo. Lo que pasó es que el defensa intentaba despejar y me dio una patada tremenda en la barbilla. Estuve un rato desorientado y luego, a jugar. En ese momento se jugaba mucho más duro que ahora. Bueno, duro no es la palabra, yo diría que era violento. Además, los terrenos de juego se prestaban para eso. Si llovía, muchos campos se volvían barrizales peligrosos. Hoy no se ve una camiseta manchada de barro, no hay barro en los terrenos de juego".
En el partido decisivo contra Alemania se perdió, y llegó la decepción. "La derrota sabe a tristeza. Teníamos muchas esperanzas y desaparecieron de golpe, pero los rivales eran buenos y también juegan, claro. Pero en el fútbol, como en todo, superar el fracaso es pasar página y nada más. Siempre hay otro partido que ganar", sentencia Amancio.
La furia roja comenzaba a gestarse entonces, pero para Amancio, con las ganas solo, no basta. "Primero hay que querer ganar, eso lo da el carácter, pero con eso solo no basta, hay que tener calidad, ser habilidoso e inteligente. Si tienes amor propio, calidad e inteligencia, así se consiguen los títulos".
Aquel Mundial lo ganó Inglaterra a Alemania. El partido acabó 2-2, y la prórroga nos dejaría uno de los goles más polémicos de la historia de los mundiales. En el minuto 101 el inglés Hurst mandó un balón al larguero que botó fuera de la línea, pero el árbitro concedió el gol. El partido acabó 4-2 y la Reina Isabel II entregó la copa Jules Rimet al capitán inglés Bobby Moore.
Amancio ve a la selección con posibilidades. "Veo una selección ilusionada, muy joven, pero habrá que esperara a ver cómo responden, si les pesa la presión o cómo se desenvuelven. ".
¿Qué opina de que se celebre el Mundial en un país que no respeta los derechos humanos como Qatar? "En mi opinión es una cuestión de dinero. Ahora en el fútbol es más importante el dinero que la moral. Hasta cierto punto puede ser bueno para el espectáculo, porque los equipos llegan con un estado de forma superior a cuando acaban las competiciones nacionales. Lo normal es que veamos un ritmo alto, porque los jugadores están a un nivel físico óptimo. A ver cómo se desarrolla, a lo mejor hay que pasarlos todos a las Navidades", responde con sorna Amancio.
En la vida de Amancio se han cruzado los dos presidentes más importantes del Real Madrid, Santiago Bernabéu y Florentino Pérez. De Santiago Bernabéu guarda un respeto reverencial, y siempre le menciona con el "don" delante. Pero si le das a elegir "cada cosa tiene su tiempo, y ahora es el tiempo de Florentino. El tiempo de don Santiago ya está cumplido y hemos visto los resultados. Ahora Florentino está haciendo un estadio apoteósico y una ciudad deportiva tremenda, es el tiempo de Florentino", concluye.