Hace solo unos meses, en abril de 2022, el extenista alemán Boris Becker fue condenado a dos años y medio de cárcel por alzamiento de bienes. Tal y como se explicó, el ganador de seis Grand Slams había escondido activos por valor de unos tres millones de euros para así evitar el correspondiente pago de impuestos. Por ello, desde mayo estuvo retenido una prisión británica a la espera de su deportación por no tener la nacionalidad y estar bajo una condena penal, aunque residía en Reino Unido desde había una década. Hasta ahora, que ha sido expulsado del país.
Aprovechando que ha pasado las navidades fuera de la cárcel, Boris Becker ha hecho su propio balance en sus redes sociales del 2022, probablemente uno de los más complicados, sino el que más, de su vida. Eso sí, lo ha hecho desde una playa de la isla de Santo Tomé y Príncipe, en África, lugar de nacimiento de su actual pareja.
Lo hacía casi 20 días después de su puesta en libertad tras pasar ocho meses en prisión. “Quiero dedicar unas palabras a todos mis seres queridos y a las personas que me han apoyado en el que llamo el año más difícil de mi vida”, explicaba el extenista. “Ya ha pasado y terminado. He salido vivo. Creo que he salido más fuerte. Mi salud mental está más fuerte que nunca, pero sin apoyo, la ayuda, el amor y el cariño de tanta gente, no lo hubiese conseguido, así que gracias”, explicó el deportista en el vídeo.
No ha sido un proceso fácil para Becker que, tras una carrera gloriosa, ha sufrido una gran caída tras la salida a la luz de todo lo que rodea al fraude cometido. “Usted ha perdido su carrera y reputación, además de todo su patrimonio. Es notable que no haya mostrado ni una señal de arrepentimiento o de reconocimiento de su culpabilidad. Entiendo la humillación que ha podido sufrir durante todo este proceso, pero ha sido incapaz de mostrar nada de humildad”, le expuso la jueza Deborah Taylor previo a su ingreso en prisión.
Esa humildad puede haberle llegado tras su paso por la cárcel, tal y como relató en una entrevista a un programa de televisión alemán tras su puesta en libertad. “Allí eres solo un número. Un don nadie. Y a nadie le importa una mierda quién eres. Creo que redescubrí a la persona que solía ser. Aprendí una lección dura. Una muy costosa. Muy dolorosa, pero aprendí. Algunas cosas suceden por una buena razón”, explicó.