A esto se le llama bajar al barro. "Y mojarse, ensuciarse, descargar adrenalina, poner a prueba tu cuerpo y tu mente, enfrentarte a tus miedos y, como harías con cualquier otra experiencia intensa, dejarte enganchar por la sensación de placer y satisfacción una vez superada la meta", detalla Mikel desde el centro deportivo Jardun (San Sebastián). Es entrenador de mud run, carreras de obstáculos inspiradas en ejercicios militares cada vez más practicadas por mayores de 45, y experimentado corredor desde hace más de veinte años.
Además de otros muchos títulos, tiene el de entrenador Spartan SGX, que es como se llama a los entrenadores oficiales de la Spartan Race, una de las pruebas de obstáculos más desafiantes del mundo. Pero antes de que nos amilanemos nos advierte que una de las cuatro gracias de este deporte es la diversión. Las otras tres son fuerza física, poder mental y espíritu de equipo. Afortunadamente, no solo se pueden entrenar, sino que nos empuja a iniciarnos ya, sin que importe la edad o nuestra forma física.
Esta combinación de elementos es la que atrae a personas como Pedro, Eduardo o Juanma. Todos responden a la llamada de Mikel cuando se presenta una carrera de obstáculos en Barcelona, Andorra o cualquier otra ciudad europea. Y todos son parte de este entrenamiento que, aunque tenga su punto jocoso, está pensado para romper límites y llevar la mente siempre un poco más allá. Nos adelantan que, "además de la emoción que supone desafiar nuestros límites, es otra manera de disfrutar del deporte, mantenernos en forma y, de paso, regalarnos salud". A pesar de que rondan, y en algún caso superan, los 50, sus biomarcadores podrían ser los de personas con bastantes menos años y su percepción de calidad de vida es envidiable.
Eduardo, de 48 años, dice que se inició en esto hace dos años. "Estaba acostumbrado a las carreras populares, pero llevaba un tiempo sin hacer ejercicio y mi fisioterapeuta me aconsejó contactar con Mikel. En poco tiempo fui cogiendo forma y en seis meses me presenté a la primera carrera. No sabía si sería capaz de superar los obstáculos, pero rebasé la línea de meta y, sobre todo, me divertí". Reconoce que el hueso más duro es la suspensión. Es decir, soportar su propio peso con la fuerza de los brazos y en esta posición desplazarse de una barra a otra o de unas anillas a otras sin tocar el suelo.
Mikel nos explica la importancia de entrenar la fuerza, la resistencia y la flexibilidad con la misma intensidad que la velocidad. Generalmente, los corredores se preparan cuatro días a la semana, alternando diferentes trabajos. "Prepararse adecuadamente -señala- es importante tanto para mejorar la forma física y el rendimiento como para evitar lesiones. Hay otras carreras o deportes que demandan velocidad, pero las carreras de obstáculos exigen un equilibrio de todos estos elementos si quieres sortear los obstáculos, resistir y, por supuesto, hacerlo con agilidad y rapidez. El corredor lo sabe y, a medida que progresa, se ve capaz de participar en pruebas de mayor nivel".
El recorrido puede ser campo a través, por montaña o, a veces, por ciudad. El número de kilómetros varía. Las más comunes rondan los diez kilómetros, si bien cada vez son más frecuentes las que superan los 20 kilómetros y, en algunas partes del mundo, llegan hasta los 65. Es fácil imaginar que los desafíos en este caso son extremadamente exigentes. De hecho, a menudo estas están dirigidas por profesionales militares.
El corredor suele encontrar un obstáculo cada 300 o 500 metros y los hay de diferentes tipos. Pueden ser cargas, como un neumático, un tronco o un saco de arena, que el corredor debe transportar de un punto a otro; empujes o volteos de objetos más pesados, aunque menor distancia; pruebas de equilibrios, destreza o puntería; escalada, saltos, arrastres bajo alambres o sobre suelos embarrados, subidas a muros, bajadas a pozas de agua y barro; o las suspensiones de las que habla Eduardo.
Pedro nos recuerda que es un deporte al aire libre. O sea, un hándicap más. "Disfrutas del contacto con la naturaleza, pero añades la carga de la meteorología, que no siempre es favorable. La lluvia, por ejemplo, complica la carrera. También un día de calor. Pero todo lo compensa el buen ambiente que se vive y la satisfacción de llegar a la meta después de una travesía dificultosa".
Las imágenes son impagables y Mikel anima a cualquiera a probar este tipo de entrenamiento, aunque no tenga experiencia previa. Lo principal es trabajar unos patrones de movimiento para que el corredor minimice sus lesiones y mejore su técnica y su biomecánica. "Después, cada uno corre a su ritmo. Lo fundamental es la actitud y estar dispuesto a disfrutar", asegura. Y garantiza que, sin necesidad de sentirse un superhéroe, las carreras de obstáculos desarrollan la fortaleza de carácter, la voluntad, el saber vivir con pasión, la habilidad y el buen físico. "Este deporte es disciplina, afán de superación, esfuerzo, optimismo, agilidad mental, subidón de autoestima y espíritu de equipo. Son cualidades que aplicas de una manera casi instintiva en tu día a día", confirman estos corredores.
En el calendario hay varias mud run previstas para los próximos meses. Tenemos una Spartan Race, en octubre, en Madrid; otra en noviembre en Tenerife y otra más en marzo de 2024 en Mallorca. También hay Farinato Race, para los más exigentes, en septiembre, en Ciudad Rodrigo, y en noviembre, en Sevilla. Además de poner la cabeza y el cuerpo a punto, es importante llevar equipamiento cómodo y adecuado para saltar, reptar, mancharse, mojarse y dejarse sorprender. Lo mejor es que, aunque se prepare con antelación, uno no sabe cómo será realmente el recorrido hasta que no se enfrenta a él. Antes de pisar el acelerador, nos recuerdan que aquí impera una máxima: "Al soldado herido o caído en combate jamás se le abandona".