El sofocante calor del verano es el principal enemigo de nuestra forma física. Con estas temperaturas nos cuesta muchísimo vencer la pereza a la hora de sacar las zapatillas deportivas del armario y ponernos a hacer ejercicio. De hecho, salir a correr bajo un sol de justicia puede ser agotador y contraproducente. Pero, ¿y si lo hacemos por la noche? Es cierto que nuestro organismo tiene mayor predisposición a utilizar su energía en las horas diurnas, pero posponer el running a horas más tardías también tiene sus ventajas. Te contamos cuáles.
Para empezar, el principal beneficio del running nocturno en verano es el más evidente: nos exponemos menos al calor. Al optar por correr por la noche, evitamos la exposición directa a los rayos del sol y minimizamos el riesgo de deshidratación y problemas asociados con el calor extremo.
Correr en horario nocturno puede ser una excelente manera de liberar el estrés acumulado durante un duro día de trabajo, estudio u obligaciones familiares. Desde primera hora de la jornada nuestras rutinas nos obligan a pasar largas horas frente al ordenador o realizando actividades que requieren nuestra concentración. Y la tensión se va acumulando. Por eso es una gran idea terminar el día saliendo a desentumecer los músculos y despejar la mente. La combinación de salir a correr y el aire nocturno ayuda a liberar endorfinas, lo que resulta en una sensación de relajación y euforia.
La mayor tranquilidad del entorno nocturno también puede promover nuestra propia calma mental. De hecho, al contrario de lo que se puede pensar, correr por la noche no afecta negativamente al sueño. Mejora incluso la calidad del mismo. La mencionada generación de endorfinas predispone al cuerpo a la segregación de la melatonina, que nos ayudará a dormir mejor y a levantarnos más despejados al día siguiente.
Correr por la noche también implica menos peatones, menos tráfico en las calles y menos humos contaminantes. Las aceras más despejadas son un pista de entrenamiento más agradecida e implican menos distracciones visuales. Eso permite concentrarnos más en nuestra técnica y respiración, lo que a su vez mejora potencialmente nuestro rendimiento. Además, respiraremos un aire más puro y limpio durante la actividad física.
Si durante el día es el calor lo que nos echa atrás a la hora de practicar deporte, salir a correr por la noche también requiere de cierta voluntad para vencer la tentación de quedarse en casa después de una larga jornada. Adoptando esta práctica podremos desarrollar hábitos de autodisciplina y autorregulación, extensibles a otros aspectos de nuestro día a día.
Si finalmente te decantas por el running nocturno, necesitas también tener en cuenta una serie de consejos y precauciones: