Luis Rubiales es un hombre efusivo, querendón y apasionado. Ama tanto a España y al fútbol, que lo celebra naturalmente tocándose los genitales. Y le da igual si está delante de la Reina, de su hija menor de edad, o de tu hija menor de edad (que lo estaba viendo por la tele). Es más, el pasado domingo estaba tan contento por el logro de las jugadoras de la selección -que acababan de proclamarse Campeonas del Mundo por primera vez-, que no dudó en abrazar y besar a todas y cada una de ellas. Que a las espectadoras y espectadores nos resultara incómodo cómo las agarraba, sobaba y besaba en el cuello o las orejas, es cosa nuestra. Los hombres se expresan así estén donde estén.
Por eso cuando apretó la cabeza de la gran Jenni Hermoso con las dos manos y le planto un beso en los labios, era, para él 'un beso de colegas', aunque a los 'tontos del culo', que somos todos los demás, nos pareciera un gesto machuno y desagradable. 'Una gilipollez' según sus propias palabras. Lo malo, para Rubiales, es que la 'gilipollez' está respaldada por una ley y dos códigos muy específicos, que podrían dejarlo fuera del cargo que ostenta desde 2018.
Para empezar, La Ley del Deporte, que obliga a las federaciones a implementar protocolos contra este tipo de conductas, señala en su artículo 5, que “deberá ponerse en conocimiento del organismo sancionador dependiente del Consejo Superior de Deportes cualquier actuación que pueda ser considerada discriminación, abuso o acoso sexual y/o acoso por razón de sexo o autoridad, para ser sancionada como falta grave atendiendo a lo establecido en el artículo 105”. Y en los propios protocolos del Consejo Superior del Deporte y la Real Federación Española de Futbol se señala que 'besar a la fuerza' está entre las conductas sancionables.
La Asociación de Futbolistas Españoles también se ha pronunciado a favor de que se aplique la Ley a Rubiales: "Es especialmente grave lo sucedido con Jennifer Hermoso al encontrarse en una clara vulnerabilidad ante una persona que tiene una posición de poder sobre ella al iniciar un acercamiento o realizar un gesto físico", señalan en un comunicado.
Además, en el Punto 4 del Código Ético de la propia Federación, menciona específicamente el "excesivo e inadecuado acercamiento en el contacto corporal, abrazos, apretones", "atraer con un abrazo en el intento de besarles".
Por su parte, el 'Protocolo de actuación frente a la violencia sexual' del Consejo Superior de Deportes incluye 'besar a la fuerza', calificándola como "conducta inaceptable que conllevará consecuencias inmediatas".
Pero al margen de las implicaciones legales de la conducta de Rubiales -hay quienes sostiene que el asunto podría incluso pasar a términos penales- hay una corriente de opinión, que representaría el propio Rubiales si no fuera el objeto del debate, para la que hablar de estos asuntos además de una exageración, 'empaña' el triunfo de la Selección e 'invisibiliza' el éxito de las jugadoras. Probablemente habría que recordar que lo que origina el debate es la propia conducta de Rubiales (y sus posteriores 'disculpas' porque 'no queda otra') y no la reacción posterior. Es más, una manera de honrar el enorme logro de las futbolistas, es precisamente, intentando erradicar el machismo que resuma todo este asunto, y no soslayarlo porque 'es momento de celebrar'.
Ahora mismo hay gente del fútbol usando términos como 'micromachismos' en programas deportivos, pidiendo sanciones ante conductas 'inaceptables' y asegurando que 'ya no estamos en 1960'. Y todo eso, esa conversación, ese intentar desligarse de la caspa, es también una manera de celebrar a las mujeres que se coronaron el domingo.