Hubo una época en la que ganar un partido de clasificación para una Eurocopa podía convertirse un hito generacional tan importante como levantar la Copa del Mundo. Ocurrió hace 40 años justos, aunque el remember constante de la hazaña más memorable de la selección española hasta que llegó lo de Sudáfrica podría hacernos pensar que no fue hace tanto tiempo. Imposible no recordar todavía con un ligero escalofrío la efusiva celebración de José Ángel de la Casa, con gallo incluido, cuando Juan Señor marcó el tanto que certificaba el definitivo 12-1 a Malta.
La gracia de todo aquello es que España necesitaba ganar por 11 goles de diferencia para estar en la Eurocopa de Francia 84. Y aquello, claro, parecía imposible. Más con aquella España tan acostumbrada a la decepción. Y más aún cuando con la carambola de Demanuele tuvieron que ser 12 los tantos a marcar. Y entonces llegó Señor en el minuto 84 para sumir en el éxtasis colectivo a la generación de Naranjito. "Fue un acto de fe y al menos sacó una sonrisa a los españoles en un año tan convulso", recuerda el protagonista en una entrevista en Europa Press.
"Creímos. Soy un ferviente admirador de creer antes de ver y creímos desde el principio", rememora Señor, en aquel momento futbolista del Zaragoza, y fijo en la selección desde un año antes. Solo marcó un gol en aquella noche mágica de Sevilla -los otros se los repartieron Santillana (4), Rincón (4), Maceda (2) y Sarabia-, y nadie recuerda que falló un penalti en los primeros compases del encuentro, pero salió de allí convertido en leyenda.
Que Señor marcara aquella noche realmente no entraba dentro de lo probable porque era un centrocampista que en aquel partido tuvo que amoldarse al lateral derecho. De hecho, solo marcaría cinco goles más como internacional. Criado en las categorías inferiores del Real Madrid, su mejor época como jugador fue en el Zaragoza de Valdano, Pichi Alonso y Víctor Muñoz, equipo con el que ganó la Copa del Rey de 1986, el título más importante de su carrera, tras despachar a los blancos en semifinales y al Barcelona en la final.
Después del Zaragoza pasó por clubes como el Ciempozuelos y el Alavés antes de colgar las botas. Y después emprendió su etapa como entrenador. Entre los años 2000 y 2003 fue técnico del Mérida, Salamanca, Cartagena y Logroñés. Nunca dio el salto a Primera División. Lo más sorprendente es que después de 20 años en barbecho este año volvió a los banquillos de la mano del Pontevedra. Se quedó cerca del ascenso a Segunda División, pero al no conseguir el objetivo no amplió su vinculación con el cuadro gallego.
Para el fútbol español aquel 12-1 supuso un antes y un después. La selección venía de hacer un triste Mundial en 1982, el único organizado en nuestro país, y había bastante escepticismo en la afición con aquel equipo. Pero aquel arranque de ruido y furia supuso un impulso fundamental para España, que un año después llegaría a aquella fatídica final de la Eurocopa, perdida ante Francia en París, y ya en 1986 protagonizaría su otra gran gesta de los 80, el Mundial de México con el gol fantasma de Míchel a Brasil y 'el Buitre' alzando el vuelo ante Dinamarca. Pero aquello es ya otra historia.