Al escritor, periodista y profesor Marcos Pereda nunca le ha gustado reducir el deporte a aquello tan radiofónico de 'minuto y resultado'. Por mucho que aquellos añorados domingos de transistores tengan tanto que ver con el deporte que él ama, el antiguo, "porque lo antiguo me tocó cuando era joven".
Pereda tiene una capacidad sinestética en sus artículos deportivos, ya sea para Jot Down, CTXT o El Confidencial, de rememorar las viejas hazañas que vimos por televisión tal y como habíamos olvidado que las recordábamos. Y también todo lo que rodeaba a aquellas retransmisiones, desde la publicidad de 'Busco a Jacq's' que interrumpía la ascensión del Mortirolo en los Giros de Telecinco a los comentarios de abuelo cebolleta de Bahamontes cada vez que le llevaban de invitado al estudio. Siempre con una retranca y un tono coloquial que a muchos fascina y a otros espanta.
Ese mismo estilo lo aplica a su última obra, 'Príncipes y esclavos. Una historia social y cultural del deporte' (Ariel), tan ambiciosa como su propio título anticipa. La nota promocional lo corrobora: "busca lo que hay más allá de las competiciones, los cromos y el palmarés". Y sus propias palabras lo remachan: "He querido contar todo lo que existe fuera del deporte, pero tiene relación con el deporte y, a veces, es más deporte que el mismo deporte". En fin, todo menos minuto y resultado.
¿Cómo te preparaste para acometer una tarea tan ambiciosa y documentada?
Pues leyendo. Y con café. Y dejando de andar en bici durante unos meses. Así que termino muy nervioso y muy gordo. Hay pocas personas que hagan menos deporte que quienes escribimos sobre deporte. A veces me cuestiono si sucederá algo así con quienes hacen libros hablando de sexo... Por concretar, quise hacer una reflexión sobre cómo el deporte lleva más de dos mil años siendo política, reivindicación, espejo del espíritu humano y motor de pasiones. Ya ves, algo poco ambicioso...
Mantienes en libro el mismo tono tan personal de tus artículos en prensa. ¿El estilo propio debe ser irrenunciable?
Siempre que no perjudique a la historia, o no quede fuera de lugar... sí. De todas formas en mi caso no es que sea irrenunciable, es que es mi forma de ver el mundo, de enfrentarme a él. Yo hablo así, y me comporto así, y lo hago igualmente cuando explico cosas aburridísimas, como Filosofía del Derecho. Que no es tan aburrida, en serio, queredme. Y eso... no soporto a los intensitos, porque usan la grandilocuencia para esconder lo vacuo. “Usan la grandilocuencia para esconder lo vacuo”, por cierto, es una frase muy grandilocuente, muy intensita. ¿Ves? Queda horrible...
En el libro planteas que ya en los primeros Juegos Olímpicos se impedía competir a mujeres y esclavos ¿Ha sido el deporte siempre un negocio clasista?
Ha sido un negocio clasista, como todos los negocios... la propia expresión “negocio” alude a que únicamente buscamos ganar pasta, igual que la palabra “atleta” hace referencia a que cobras por hacer tu deporte (así que la condición amateur del atletismo durante muchos años era doblemente paradójica). Lo maravilloso del asunto es cómo el deporte trascendió a ese negocio, a los mandamases, y se convirtió en vehículo ideal para reivindicaciones o identidades...
¿De dónde viene esa fijación de la política por utilizar el deporte con fines propagandísticos?
Es que es algo muy goloso, muy aparentemente inocuo, muy “amable”. Así que sirve para defender, y hacer bonitas, las cosas más horripilantes. Por eso el sportwashing ha existido siempre, y por eso ahora está más vivo que nunca. Miren, miren los patrocinadores del fútbol, por ejemplo...
¿Cuáles serían los tres episodios más simbólicos que ha dado el deporte en la lucha contra el racismo?
El campeonato mundial de Jack Johnson, por lo que tuvo de simbolismo, por presentar a un negro orgulloso de serlo, desafiante, un Ali antes de Ali. Luego... el debut de un afroamericano en la NBA, Earl Lloyd, con polémica entre las franquicias... el tiempo ha hecho de la NBA una liga poblada mayoritariamente con jugadores negros y un negocio global acojonante (lo que demuestra que ambas realidades pueden coincidir), así que ese debut fue fundamental. Y, por último, el mundial de rugby de Sudáfrica, porque Mandela entendió mejor que nadie el poder del deporte para lograr “otras cosas” de manera dulce. Y porque Matt Damon sale guapísimo en la peli...
Y tres momentos claves en la reivindicación de los derechos de la mujer
Mi preferido es, siempre, el relato de Alfonsina Strada... lo típico que se ha contado mil veces pero yo repito sin problemas, porque me parece canela fina... Annie Londonderry me parece un personajazo, avanzada para su tiempo e inteligentísima, pionera de mogollón de cosas (como el patrocinio personal... pero personal hasta sus últimas consecuencias, que se cambió el apellido por el de su patrocinador). Y, por supuesto, la maratón de Kathrine Switzer, por lo que tuvo de simbólico y porque dejó una fotografía que explica a la perfección la relación entre mujer y deporte durante casi toda la historia.
¿Cuáles dirías que han sido las tres rivalidades deportivas más importantes a nivel socio-cultural en los últimos 50 años?
La Coppi-Bartali de Italia, porque ayudó a dibujar un país que se había roto por completo durante la Segunda Guerra Mundial. Esta no es de los últimos cincuenta años, pero en Uppers defendéis que los años no es algo tan importante, así que me salto alegremente el cariz de la pregunta. Después estaría la rivalidad entre Magic y Bird, con dos personalidades tan contrapuestas, dos ciudades tan diferentes... el comienzo de lo que terminó siendo la NBA que conocemos hoy. Y, mira... el Karpov vs Kasparov, que también tiene un componente político bien potente...
¿Qué habría sido del deporte sin la prensa deportiva?
A nivel histórico sería mucho más pequeño. Si hablamos de la actualidad... sería mucho más digno. Al menos si por “prensa deportiva” entiendes eso que no es “prensa deportiva” sino “prensa del corazón deportiva”. Lo infecto, lo horrible, lo pensado para el mascachapas y el ignorante. Ya ves, soy alguien diplomático. En serio, hay periodistas que escriben sobre deporte y lo hacen de una manera maravillosa, pena que a nuestra cabeza acudan siempre los mismos tres o cuatro imbéciles...
El dopaje, el hacer trampas para superar a los rivales, ¿está inscrito en el mismo ADN de la competición deportiva?
Me temo que el hacer trampas está inscrito en el ADN de la condición humana.
¿Se debe borrar de la historia a los dopados confesos? ¿Se puede entender el ciclismo de los 2000 sin Armstrong? ¿O los 100 metros en los 80 sin Ben Johnson?
Se debe explicar la situación... me parece bien borrarlos del palmarés (aunque a veces quienes toman sus títulos... en fin, pasapalabra), pero considero interesante exponer, sin doble moral, qué ocurrió, las causas, los detalles. El doping es una trampa, sí, pero también una metáfora de la misma condición humana, como te comentaba antes, es un Ícaro volando hacia el sol. Y eso es moralmente reprobable (o no, allá cada cual con su concepto sobre lo que es reprobable), pero también muy potente en lo narrativo. Los villanos son siempre personajes más complejos y “divertidos”, como bien saben los aficionados al pressing catch.
Los derbis deportivos son muchas veces como una guerra civil. ¿Se puede entender el deporte sin forofismos? ¿Por qué saca tantas veces lo peor de nosotros?
Creo que aquí hay dos cuestiones... de primeras, el deporte es pasión, y la pasión es algo muy fácil de desbordar. Resulta complicado insultar a alguien mientras lees un libro (salvo al autor, en demasiadas ocasiones), pero dentro del concepto “nervios” pues... Y luego está el gregarismo y su (aparente) carácter anónimo. Esto se ve también en las redes sociales, por cierto, donde el porcentaje de hijos de puta es muy superior al del mundo real. Eso, el sentirte como parte de un grupo, tiende a envalentonar a quien termina haciendo las idioteces. Que tampoco es, ojito, el lápiz más afilado del estuche, no es la manzana más madura, no es la bombilla que más luz da. Ejem...
¿Se ha quedado el deporte como una afición para boomers? ¿Por qué crees que los jóvenes no se enganchan como nosotros antes?
No sé si es algo para boomers, porque no conozco a ningún joven, mis relaciones son solo con ancianos decrépitos, gente que arrastra su gotero por pasillos y que se levanta cinco veces cada noche para hacer pis. Gente de la cultura, vaya. Pero, volviendo a tu pregunta (y huyendo de las denuncias), creo que hoy los jóvenes tienen muchas más posibilidades de ocio que las que teníamos nosotros... el móvil es una ventana al mundo, así que resulta más complicado fijarles atención en algo que dura noventa minutos durante treinta y ocho semanas. Antes es que solo estaba el fútbol los domingos (o los sábados), la Vuelta a España y los calimochos. Ahora hay más cosas.
Últimamente estamos viviendo muchas lesiones de gravedad entre deportistas jóvenes. ¿Están hoy más exigidos que hace 20 o 30 años?
Sin duda, sobre todo a efectos de calendario... hay muchos más días de competición en la mayoría de los deportes (pienso en fútbol o baloncesto), y una exigencia “media” mayor, porque el nivel medio de todos también ha subido. Otra cosa es que su generación también esté mucho más preparada (en lo físico y en lo mental), y profesionalizada. De todas formas... Yo creo que siempre hubo esas lesiones que comentas, pero apenas recordamos las de antes porque acababan con la carrera del deportista... Quiero decir, por cada Javier Clemente que es retirado del fútbol por una lesión y luego retorna, y cuyo nombre conocemos, hay cien pescateros u oficinistas de los que nadie recuerda su paso por el deporte de élite...
Sabemos que eres un gran aficionado al ciclismo. ¿Es más disfrutable el actual, con esos cinco o seis supercampeones compitiendo de enero a octubre, o el de los 80-90 tan mitificado por los boomers?
Es más disfrutable lo antiguo, porque lo antiguo me tocó cuando era joven, y siempre recuerdas esos tiempos como el culmen de la civilización occidental. Objetivamente, los desempeños atléticos son mejores hoy, y además concurren, como dices, una serie de paisanos que están trayendo de vuelta cosas casi olvidadas, tanto en versatilidad como en actitud. Pero es que a mí me gusta más lo otro... no puedo evitarlo. Incluso por estética... los maillots, las bicis... el barro era más “barroso”, el Giro era primaveral, la Vuelta se corría en abril y tenía a Leticia Sabater como azafata... No puedes compararme, hombre...
¿Quién es en tu opinión el deportista más carismático de todos los tiempos y por qué?
Alfonso X el Sabio, que jugaba al ajedrez. La causa es clara... al tío le salió mal prácticamente todo lo que intentó en vida (lo de ser emperador, lo de reformar legislativamente la Corona, lo de avanzar en conquistas territoriales) y, aun así, le seguimos llamando El Sabio... Puto crack.
Tres deportistas de ahora que creas que van a perdurar a la altura de los más grandes
Desde un punto de vista puramente deportivo... Messi, Djokjovic y Tadej Pogačar. Pero es que esa era fácil... si tengo que hablar sobre aspectos “más allá del deporte”, sobre todo eso de que hablo en el libro... pues ya me cuesta más. No caeré en la tentación de “antes todo era mejor”, pero sí que los deportistas de hoy se tientan mucho para expresar sus opiniones o para hacer cualquier gesto que no sea meter canastas o salir en anuncios.
Tu deportista español favorito de todos los tiempos
Miguel Indurain, contestar algo que no sea “Miguel Indurain” debería ser delito. Miguel Indurain es la persona más maravillosa del mundo, es el mejor deportista español de siempre, es candidato al Nobel de la Paz y hubiese ganado una pelea contra el Cid Campeador. Y luego está Seve Ballesteros, que conquistó el mundo jugando al golf y emparentó con los Botín gracias a ese flequillo rebelde que gastaba. Mucho mérito, lo de Severiano.