Ilia Topuria, luchador hispano georgiano, peleará el próximo 17 de febrero por el título del peso pluma de la UFC. Un hito histórico para los deportes de contacto en España, pero sólo un paso más para un luchador que está destinado a reinar en el mundo de las artes marciales mixtas. Así lo ve Jorge Climent (Buenos Aires, 1976), su entrenador desde los 15 años, cuando Ilia apareció junto a su hermano en su gimnasio de Alicante.
Jorge no tiene la más mínima duda de que Ilia levantará el cinturón de campeón en Anaheim tras derrotar a Volkanovski y por eso su discurso no deja espacio a la falsa modestia ni al perfil bajo. “Ilia va a traer el cinturón a casa. Seguro”, sentencia.
Jorge nos atiende desde la jaula de entrenamiento de su gimnasio. Apenas quedan horas para que el equipo al completo ponga rumbo a Las Vegas para llevar a cabo allí las últimas semanas de preparación antes de la gran pelea. No hay nervios. No hay dudas. El plan está trazado y se va a cumplir. Así es el entrenador de Ilia Topuria.
Imagino que estarán siendo semanas de auténtica locura.
No solo a nivel de entrenamiento sino a todos los niveles, es un momento delicado. Nos vamos primero a Las Vegas y vamos a estar en el centro de alto rendimiento de la UFC dos semanas. Después, el día 10 vamos a viajar a California para hacer el final week en el hotel que nos manden.
Es un plan similar al de otra pelea o esta es por ser la que es algo especial.
Ningún plan es igual para ninguna pelea ni en cuanto a lo técnico ni en cuanto al campamento. Siempre te tienes que adecuar a la persona contra la que vas a pelear y en el lugar a donde tienes que pelear. Esta vez hemos cambiado porque hemos tenido que hacer el campamento en Alicante y no hemos viajado tan pronto. Normalmente, siempre que hay una pelea viajamos a Estados Unidos y hacemos el campamento allí. Nos tiramos dos meses allí, pero esta vez tuvimos la oportunidad de hacerlo aquí.
¿Cómo ha sido?
Armamos un Centro de Alto Rendimiento sólo para Ilia y estuvimos entrenando en un sitio cerrado con nuestro propio tatami, nuestras herramientas, nuestra sala de fisio, nuestras máquinas de frío, de láser, de calor y de oxígeno. Llega mejor que nunca.
Todos los focos están en Ilia, pero sin lo que vosotros llamáis ‘La familia’ nada de esto sería posible.
Obviamente, no. Podría ser similar pero no igual. Nosotros le hemos acompañado siempre. Somos una familia desde que él tiene 15 años. Desde entonces está entrenando con nosotros y tanto nosotros, los entrenadores, que somos mi hermano Agustín y yo, como todos sus compañeros de entrenamiento y el resto del equipo nos dejamos cada célula de nuestro cuerpo en el tatami con él. Entre todos hacemos real todo este sueño.
¿Te imaginabas en 2002 cuando decidisteis venir a España desde Argentina que algún día estarías viajando para para llevar a un chico a pelear por el cinturón de la UFC?
La verdad es que en ese momento no, no me lo imaginaba, pero a medida que fue pasando el tiempo fuimos viendo que el sueño se iba a hacer realidad. Ahora se va a hacer realidad porque va a conseguir ahora el cinturón de campeón. No es una proyección, es real.
Son muchos años de trabajo.
Las circunstancias de la vida nos trajeron hasta aquí, es el sitio que nos ha tocado ocupar. A partir de ahí hemos puesto toda la energía en esta persona, que se ha dedicado en cuerpo y alma, abandonando todo tipo de placer y de vida de humano para conseguir a su corta edad de 26 años algo histórico.
Cuando hacéis toda la familia el petate y decidís veniros a España, tu objetivo y el de tu hermano era intentar llegar vosotros a la UFC, no entrenar a alguien para que llegase.
Nuestro objetivo era huir de la crisis. Estábamos desesperados. Nos cogió el corralito y nos vinimos aquí con mis padres a empezar de cero. Teníamos 100 euros y una mochila. Nos tuvimos que buscar la vida trabajando de lo que fuera: limpiando autos, haciendo mudanzas, de porteros de discoteca… A la vez nosotros dábamos clases, como hacíamos en Argentina. En este momento fuimos pioneros tanto allí como aquí.
Llegasteis a España y no teníais ni rival…
Cuando llegamos acá no existía nada de esto. Llegamos con bajos cinturones, pero éramos los mejores porque la gente sólo veía las películas de Karate Kid o de Van Damme así que creían que lo mejor era el kick boxing o el karate
Entonces, ¿por qué España?
El camino nos trajo aquí. En Estados Unidos la gente estaba más enterada y a lo mejor podríamos haber desarrollado nuestra carrera, pero el el camino nos trajo acá y nos hizo que tengamos que vivir esto. Ahora estamos orgullosos de lo que vivimos y hemos conseguido, no solamente formar el gimnasio, sino todo lo que hemos conseguido.
Han creado afición a un deporte de la absoluta nada.
No es solo 'culpa' nuestra sino de todos los que están haciendo MMA en España porque, igual que nosotros hemos llegado, también ha llegado otra gente que se lo está currando y a lo mejor no ha tenido tanto éxito como nosotros, pero sí son gente que pelea por el mismo sueño y que se desvive por hacer aceptar un deporte que no es muy aceptado socialmente.
¿Por qué crees que pasa eso?
La gente cree que es un deporte macarra, que es un deporte violento, pero no es así. Nosotros trabajamos para que la gente vea que esto es un deporte digno. A lo mejor en la vieja escuela puede ser que que lo haya sido porque tú sin saber mucho, con un poco de cojones te metías a la jaula, pero ahora alguien que se dedica a esto permanentemente tiene que estar todo el santo día entrenando para ser el mejor. En este deporte hay disciplina, códigos y tanta dedicación como la que cualquier persona puede emplear para ser doctor o cualquier otra cosa.
Llegasteis a España hace ya 22 años y empezasteis como pudisteis, montasteis ese gimnasio y un día aparece Ilia con Alexander, su hermano. ¿Recuerdas ese día?
Me acuerdo perfectamente. Lo trajo un alumno que coincidió en un autobús con él y lo vio con las orejas reventadas. Ellos creían que iban a venir a hacer lucha, pero cuando vinieron con la madre se dieron cuenta de que no y quisieron probar. Eran unos chavales muy pequeños.
¿Cómo probaron?
Yo peso 100 kilos así que me daba miedo hacerles daño. Mi hermano, que es más pequeñito, jugó un poco con ellos y los finalizaba solamente cruzando las piernas. Entonces ellos se quedaron pensando que venían de entrenar en un lugar donde Alexander había sido campeón de Asia en lo suyo y aquí no podía hacer nada.
¿Cómo reaccionaron?
Alucinaron. Para ellos era todo nuevo, pero empezaron y al final se dedicaron 24 horas. Ilia no sabía ni hablar español y por eso, cuando le escuchas hablar, tiene un deje un poco argentino. Es como un sobrino, como alguien de la familia. Esa es la relación entre nosotros. Si viene alguien y verdaderamente tiene códigos y entra en la familia, ya se queda para siempre.
¿A él se le veía desde el principio? ¿Tiene algo diferente?
Se le veía que tenía condiciones, algo que no se ve mucho. Pero esa no era la clave. Lo importante no es sólo la condición, es la obsesión que vos tengas. Es muy importante estar obsesionado como está él. Está acá desde que amanece hasta que anochece y se busca la vida para mejorar de la manera que sea.
Y además tiene el apoyo de su hermano que quizá estaba un 1% menos obsesionado y decidió enfocarse también con él.
Su hermano siempre estuvo igual de obsesionado que él. Lo que pasa es que su hermano es una persona que tiene muchos códigos y es muy familiar así que antepuso a Ilia por delante de él mismo.
¿Puso la felicidad de su hermano por delante?
Sí, y se dedicó al 100% a Ilia, pero Alex nunca lo ha dejado, ha seguido trabajando, tiene un buen récord. Ahora acaba de firmar con UFC y va a demostrar lo que vale. Va a dejar a toda la gente con la boca abierta porque te aseguro que Ilia es un máquina, pero Alex es buenísimo también.
¿Te los imaginas peleando entre ellos?
Los he visto pelear miles de veces en los entrenamientos, pero en una pelea oficial no se haría. No se hace ni entre amigos. Hay códigos. Hace poco un luchador ha perdido la oportunidad de ser campeón del mundo de la UFC por no querer pelear con un gran amigo. Si esto no se hace entre amigos, imagínate entre hermanos.
Veo que es imposible…
Exactamente. Nosotros somos guerreros, pero tenemos nuestros códigos. Tenemos cosas que respetamos y más tratándose de alguien que antepone la vida de su hermano a la suya propia.
Uno tiene la sensación de que obviamente están muy fuertes físicamente, pero que están más fuertes de cabeza, psicológicamente.
Lo más importante en un luchador es la cabeza. Es el 90% del luchador. El resto es el físico, la técnica, etcétera, pero si vos no sos fuerte mentalmente no sos nada. El psicólogo es alguien muy importante en nuestro equipo, es el que te da la seguridad y el foco para la pelea.
Sueles decir que tu método de entrenamiento no es una dictadura sino que es una democracia. Pero al final, en algún momento, tienes que hacerte valer tú como entrenador y tomar decisiones, ¿no?
Yo soy el entrenador, pero el que toma la decisión siempre es el luchador. Lo otro sería erróneo. Yo aconsejo, intento hacerle ver que se va a equivocar o va a acertar, pero la decisión la toma el luchador. Eso nos ha hecho llegar a un entendimiento y a un nivel de relación social entre el luchador y el entrenador que es mucho más fácil de gestionar y mucho más difícil de que termine en una mala situación.
Las últimas semanas y días previos a la pelea son muy duras, ¿cómo lo afrontáis?
Lo que se puede hacer es apoyarle, estar ahí, estar pendiente de no cometer ningún error… En el equipo todos aportamos y todos podemos mejorar y aprender de los demás.
Has dicho en repetidas ocasiones que ves muy favorito a Ilia. Ese discurso es totalmente contrario al que estamos acostumbrados a escuchar en otros deportes en los que siempre se busca dar el favoritismo al rival.
Yo siempre intento hablar con la verdad en todo. No intento hacer creer algo a alguien que no va a pasar. Si yo estoy diciendo algo es porque verdaderamente creo que es así por la experiencia que tengo y por el análisis que puedo hacer de la situación, de las técnicas y del nivel que tiene uno y que tiene el otro.
¿No sientes que le puedes añadir presión?
La presión siempre existe. Siempre vas a tener presión pero lo importante es saber gestionarla. Vos tenés que ver cómo te sienta mejor digerirla. Hay gente que le sienta mejor vacilar porque sabe que pone nervioso al otro y hay gente que le sienta mejor ir con perfil bajo. Pero todo eso es secundario, lo importante es la pelea y cómo veas a tu rival. Nosotros hemos ultra analizado a Volkanovski.
¿Y cómo lo ves?
Es muy bueno, le respetamos al máximo. Ha sido nuestro ídolo en su momento pero sé que la situación nos acompaña, que la técnica nos acompaña, que la juventud nos acompaña… Sé que el cinturón se va a venir para casa. Hemos hecho un trabajo a conciencia y sé que lo vamos a conseguir.
Además de esa familia del octágono, tú tienes dos hijos y uno de ellos ya es campeón de Europa con nueve años.
Sí, uno de ellos, Jorgito, que es el mayor, que tiene nueve años, quedó campeón de Europa de Jiu Jitsu y peleará ahora el 30 de marzo en MMA en Denia.
¿Cómo se transmite esta pasión por las artes marciales en general?
Imagínate si confiamos en lo que enseñamos y en lo que hacemos que se lo inculcamos también a nuestros hijos. Si verdaderamente pensáramos que este deporte es malo, no se lo haríamos hacer a nuestros hijos. Nosotros estamos convencidos de que esto te transmite una seguridad en ti mismo y un saber estar que ningún deporte te lo mete en la sangre de la misma manera.
¿En algún momento crees que hay riesgo de que un niño, siendo tan pequeño, confunda esta disciplina y este deporte con la violencia?.
Al contrario, yo creo que todo esto hace que los niños cometan menos errores, que estén más lejos de las calles y lejos de las malas enseñanzas. Creo que la violencia entra por lo que el padre o la madre le metan la cabeza. Yo lo que le trato de enseñar a mi hijo es a ser un superhéroe y que intente ayudar a los que lo necesitan. Y si tiene que emplear su sabiduría que sea de una forma positiva.
¿Cuál es el momento más duro que os queda por delante antes de la pelea?
El corte de peso, sin duda. Siempre es muy duro. Se deshidrata al deportista y es bastante peligroso. En esta pelea Ilia lo lleva muy bien, él está ahora muy bien de peso, entonces no va a ser tanto el esfuerzo como otras veces. Hay veces que pierden 20 kilos, 10 kilos de dieta y 10 de deshidratación, entonces es una debilidad fuerte.
Y durante la pelea, ¿tú la vas a sufrir o la vas a disfrutar?
A disfrutar, sin duda. Lo celebraré eternamente porque es el sueño de toda una vida, es algo que se me va a quedar siempre dentro.
¿Tienes pensado cómo celebrarlo si ganáis?
Mi fiesta será volver acá, porque mi diversión es estar aquí en mi gimnasio, con mi gente y haciendo lo que hago, qué es lo que me hace feliz.