Es inevitable. Cada verano pasa lo mismo. El chiringuito, las cañas a todas horas, las barbacoas, los helados y la hamaca son gloria bendita pero siempre tienen consecuencias en forma de kilos de más. Cada uno lleva su penitencia, pero la población tiende a ganar entre 0,5 y tres kilos en vacaciones. Es lo que tiene pasarse con los alimentos ricos en calorías, azúcares y grasas y reducir la actividad física. Y con la vuelta a la rutina la pregunta también es recurrente: ¿cuánto tiempo necesitaré para recuperar mi peso preveraniego (de forma saludable)?
Los dietistas abogan por tomárselo con calma y dedicar un mínimo de tres semanas para perder el sobrepeso. Sin embargo, de media las personas tardan de cinco a diez semanas en perder ese peso adicional ganado. El problema es que algunos estudios demuestran que una parte de ese peso suele permanecer incluso un año después.
En la ganancia de peso y su posterior pérdida intervienen distintos factores. Por ejemplo, la edad. Las personas mayores tienden a tardar más en perder el exceso de kilos ganado durante las vacaciones, en comparación con los más jóvenes. Esto se debe a que al descenso de la tasa metabólica y la pérdida de masa muscular con el paso de los años.
También influye el sexo -las mujeres suelen engordar más en vacaciones y les cuesta más recuperar el peso inicial-, los hábitos alimenticios y el nivel de actividad física que se desarrolla durante todo el año, el metabolismo -las personas con obesidad tienden a ganar más peso en verano- y, por supuesto, la motivación y el apoyo del entorno.
Tampoco conviene olvidarse de que la vuelta a la rutina conlleva también el regreso de las exigencias laborales, la vuelta al cole y un reajuste completo de horarios y responsabilidades, lo que se traduce en un incremento del estrés, un factor que puede afectar significativamente en la recuperación del peso.
Para contrarrestar los efectos veraniegos y volver a la figura previa al verano de la forma más rápida y saludable posible, la farmacéutica y nutricionista Loreto Pérez nos daba aquí tres claves esenciales: orden, planificación y tiempo. En cuanto al orden, La experta aconseja mantener siempre los mismos horarios de comida y descanso, adaptándolos a las circunstancias de cada uno dependiendo de sus rutinas.
La planificación se refiere al menú semanal. Es importante saber lo que vas a comer y no eso de 'como cualquier cosa'. Cualquier cosa tiene nombre para cada uno y generalmente no suele ser sano", nos dice. Pérez insiste también en cuidar el "tiempo que necesitamos para comer". "El estómago tarda unos 20 minutos en decir al cerebro que está lleno, por eso es tan importante comer despacio, huir de las siestas y moverse más", recomienda la nutricionista.
En cuanto a la alimentación en sí, la experta aconseja productos frescos evitando los procesados o ultraprocesados. Recetas al horno, a la plana o al vapor, que mantengan las propiedades del producto, mejor que fritos, guisos o salsas con mucha grasa. Si bien anima a no ser demasiado restrictivos y a comer todo tipo de alimentos para obtener todos los nutrientes. Respecto a la bebida, alrededor de un litro y medio de agua diario, unos ocho vasos, es lo ideal.
Sobre el ejercicio, es básico hacer un mínimo para el bienestar del organismo, pero no tiene por qué ser un deporte concreto. Pequeños gestos diarios como el reto de los 10.000 pasos "ayudan a aumentar el gasto energético y a compensar los excesos". Aunque tan importante como la actividad física es el descanso, ya que la calidad del sueño está directamente relacionada con la obesidad y otras patologías.