Arvydas Sabonis está considerado como uno de los jugadores de baloncesto más grandes de todos los tiempos, no solo dejó su huella en la cancha, sino que ha sabido construir una vida tranquila y significativa tras su retiro. El exjugador, que brilló primero en las ligas europeas, con paso por el Forum Valladolid y Real Madrid, y después en la NBA, hoy disfruta de una vida dividida entre Lituania, su tierra natal, y Torremolinos, un municipio en la Costa del Sol que se ha convertido en su refugio durante los últimos años.
Sabonis, nacido en Kaunas, Lituania en 1964, tuvo una carrera espectacular. Con su imponente estatura de 2,21 metros, dominó el baloncesto tanto en Europa como en la NBA, destacando por su habilidad como pasador y reboteador. A lo largo de su carrera, fue uno de los pilares de la selección soviética y, posteriormente, de la selección de Lituania, con la que ganó varias medallas en los Juegos Olímpicos.
Sus años en la NBA, con los Portland Trail Blazers, fueron claves para cimentar su legado internacional. A pesar de haber llegado a la liga estadounidense con una edad un tanto avanzada para un deportista de alto nivel, 30 años, cuando muchos comenzarían el ocaso de su carrera, Sabonis demostró una habilidad asombrosa que dejó una marca indeleble en la NBA.
Desde que se retiró del baloncesto profesional en 2005, Arvydas Sabonis ha centrado gran parte de su atención en su familia. Está casado con Ingrida Mikelionyte, una exmodelo, actriz y Miss Lituania 1988, con quien tiene cuatro hijos. Su matrimonio ha sido una fuente constante de estabilidad y apoyo, algo que Sabonis siempre ha valorado.
Uno de sus hijos, Domantas Sabonis, ha seguido los pasos de su padre y actualmente juega en la NBA para los Sacramento Kings. Domantas. Este nació en 1996 en Portland, Oregón, durante la estancia de su padre en los Trail Blazers, y ha conseguido abrirse camino en la NBA. Con un estilo de juego más ágil y dinámico, ha sido seleccionado varias veces para el NBA All-Star y está considerado uno de los mejores jugadores europeos en la liga.
Arvydas ha sido un mentor clave para Domantas, brindándole no solo consejos técnicos, sino también sabiduría sobre cómo manejar la presión y las expectativas que conlleva tener el apellido Sabonis. En varias entrevistas, Domantas ha mencionado el gran respeto y admiración que siente por su padre, destacando su influencia tanto en lo personal como en lo profesional.
El resto de hijos de Arvydas no ha tenido tanto éxito. Žygimantas Sabonis y Tautvydas - que nació en Valladolid - también han jugado al baloncesto, pero con mucho menor éxito. La única hija del jugador, Aušrinė, se ha dedicado a otros menesteres aunque ha estado también conectada al deporte de la canasta.
Después de haber vivido una vida llena de presión y competencia al más alto nivel, Sabonis ha optado por un estilo de vida más relajado en sus años posteriores al retiro. Desde 2011 y junto con su familia, ha elegido pasar gran parte de su tiempo en Torremolinos, un municipio en la provincia de Málaga, España. Este rincón de la Costa del Sol es conocido por su clima cálido y su ambiente tranquilo, un lugar perfecto para desconectar del bullicio.
Torremolinos es un lugar que Sabonis ha hecho suyo. Aunque es conocido por mantener un perfil bajo, no es raro verlo en la ciudad disfrutando de actividades cotidianas. A lo largo de los años, Sabonis ha cultivado una vida que combina la serenidad de la costa española con visitas ocasionales a Lituania para participar en eventos relacionados con el baloncesto.
A pesar de su retiro, Sabonis no ha estado completamente alejado del baloncesto. En 2011 fue elegido presidente de la Federación Lituana de Baloncesto, con un infarto de corazón entre tanto, ostentando el cargo hasta 2013. Su influencia en el desarrollo del baloncesto lituano ha sido enorme, ayudando a consolidar el país como una potencia en este deporte a nivel europeo.
Durante su mandato, trabajó para mejorar las estructuras del baloncesto en Lituania, apoyando tanto a los jóvenes talentos como a las estrellas ya consolidadas. Aunque su gestión fue breve debido a problemas de salud, su impacto sigue siendo notable, y continúa siendo una figura respetada en el ámbito deportivo lituano.
Dos décadas después de su retirada, Arvydas Sabonis sigue siendo una figura respetada y admirada en el mundo del baloncesto. Su vida en Torremolinos, junto a su esposa Ingrida y su hijo Domantas, es un reflejo de su capacidad para equilibrar el éxito profesional con el bienestar personal. Aunque su carrera fue llena de grandes triunfos y su legado en el baloncesto está asegurado, Sabonis ha encontrado su lugar en el mundo en un entorno mucho más tranquilo, disfrutando de la vida en la soleada España.