Los 4 beneficios para tu salud de caminar cuesta arriba

Andar media hora es un ejercicio que todos deberíamos practicar a diario, pero se tiende a elegir siempre el mismo recorrido convirtiéndose en una rutina aburrida y monótona. La propuesta en Uppers es añadirle inclinación a la actividad.

Los beneficios de caminar cuesta arriba son numerosos y están avalados por distintos estudios de investigación. Llevar una dieta equilibrada, dormir bien, socializar y hacer ejercicio de fuerza y de cardio son las recomendaciones de los profesionales sanitarios. El hecho de andar todos los días puede agrupar dos de estos consejos, porque hacer una caminata con la pareja, un hijo o un amigo además de animar la actividad ayuda a estrechar el vínculo.

Y no solo reconforta socialmente, sino que caminar a buen ritmo por lo menos media hora cada día mejora la función cerebral, la salud ocular y la cardiovascular, optimiza la respiración, regula la glucosa, mejora la digestión, aumenta la quema de grasa, fortalece los huesos y las articulaciones, alivia el dolor de espalda y mejora la salud mental porque rebaja el estrés.

De este modo, si a esta larga lista se suman los beneficios que proporciona elegir una cuesta como recorrido o darle inclinación a la máquina de andar del gimnasio se amplifican las repercusiones positivas para la salud. Estos son los beneficios de caminar cuesta arriba como alternativa a las caminatas en terreno llano:

1. Mayor aumento del gasto calórico

Ya en junio de 2012 el portal Sciencedirect.com publicó en su Revista de Biomecánica un artículo bajo el título “Predicción del costo metabólico de caminar en pendiente a partir de la actividad muscular y la mecánica de la marcha”. Según los investigadores que realizaron el trabajo, caminar cuesta arriba puede aumentar el gasto calórico hasta un 13 por ciento si se compara con una caminata en un camino llano. En concreto, el costo metabólico de los participantes aumentó un 17 por ciento con una inclinación del 5 por ciento y un 32 por ciento con una inclinación del 10 por ciento, siempre en comparación con un terreno plano.

Además, el estudio aseguraba que a la hora de elegir una pendiente para andar no era necesario añadir peso o hacerlo con más intensidad, es decir, demostraron que durante una cuesta se gastan más calorías sin cargar con una pesa en cada mano o sin incrementar la velocidad habitual del paso. El análisis de los resultados dejó claro que solo el hecho de subir una rampa implica ejercer más fuerza muscular porque la pendiente agrega resistencia lo que a su vez hace que el cuerpo trabaje más ya que se acelera el ritmo cardíaco y en consecuencia aumenta la quema de grasas.

2. Entran en juego un mayor número de grupos musculares

Al andar subiendo una cuesta se amplifica el trabajo muscular porque es necesario que se activen tanto los músculos de las piernas como los del torso. Glúteos, cuádriceps, isquiotibiales y pantorrillas tienen que intensificar su actividad para impulsar el peso del cuerpo hacia arriba. Igualmente, la zona abdominal se activa para mantener la estabilidad y el equilibrio.

De este modo, se trabaja una mayor tonificación y la fuerza en general. Los resultados son muy alentadores pues con mayor fortaleza y equilibrio se mejora la postura y se incrementa la respuesta ante un tropiezo evitando lesiones y caídas. En llano solo trabajan los cuádriceps de modo que el beneficio se queda corto.

3. Mejora de la salud cardiovascular y de la eficiencia respiratoria

Andar pone en marcha al corazón que bombea con más energía sangre a todo el cuerpo oxigenando órganos y tejidos. Cuando se añade inclinación a la caminata se intensifica el ritmo cardíaco, se fortalece el corazón y mejora aún más la circulación. Estos beneficios para la salud cardiovascular también conllevan el aumento de la capacidad pulmonar y de la eficiencia respiratoria.

4. Incremento de la salud mental

Como se decía andar en llano puede convertirse en una actividad aburrida que además presenta pocos alicientes; se cuenta con un tiempo para caminar y como mucho se puede incrementar la intensidad para llegar más lejos. Al final hay un estancamiento, y no solo físico también mental. Si se añade pendiente a la caminata se abren nuevos desafíos en la rutina de ejercicios y una motivación distinta al existir la posibilidad de cumplir un reto cada día que implica mayor nivel de esfuerzo. La actividad puede ser más divertida y gratificante lo que repercute positivamente en el estado de ánimo.