No es casual que la expresión suelo pélvico venga siempre acompaña de palabras como cuidado, protección, fortalecimiento y consejos. Nos da una idea inequívoca de la importancia que tiene esta barrera de tejidos que hace de sostén para nuestra vejiga, útero y recto dentro de la pelvis. Sin embargo, no todo está claro y si lo está no siempre lo cumplimos al pie de la letra. Beatriz Gisbert, fisioterapeuta de suelo pélvico, es quien mejor nos puede aclarar qué funciones tiene esta zona, qué hábitos pueden ser perjudiciales, qué señales deberían servirnos de advertencia y, en definitiva, cómo lo podemos cuidar.
¿Qué señales deberían levantar nuestra sospecha de que algo no va como debería?
Una persona que, en situaciones de esfuerzo, como un estornudo, un salto o una tos, no puede contener la orina debe pensar que su suelo pélvico no está prestando su función de soporte adecuadamente. Aunque es la más frecuente, existen otras. Un síntoma, que a menudo dejamos pasar o normalizamos, es el dolor en las relaciones sexuales o molestias en la zona sin una causa médica. Aunque hay otras causas, a veces se debe a una alteración en los músculos del suelo pélvico. Ganas de orinar con más frecuencia sin una causa que lo justifique, estreñimiento, heces, gases… son otros signos que no se puede desatender. Sin embargo, a veces lo tomamos como un mal menor.
¿El suelo pélvico es decisivo en la calidad de las relaciones sexuales?
Sus músculos sostienen los órganos sexuales internos y externos. Por eso su tonificación es tan importante para una vida sexual satisfactoria. Influye en la capacidad de experimentar orgasmos y en la función eréctil y vaginal saludable. Un suelo pélvico sin tono puede provocar disfunción, dolor y dificultades para alcanzar el orgasmo. La fisioterapia del suelo pélvico mejora la conciencia y el control respiratorio, abdominal y pélvico con ejercicios que ayudan a aliviar el dolor y los bloqueos, mejorando la función sexual. En cualquier caso, cuando hablo de sexualidad lo hago desde un concepto muy amplio. La sexualidad, más a partir de los 50, incluye un aspecto lúdico, erótico y de sensualidad que cobra mucha fuerza.
¿Cómo se trabaja la sexualidad desde la fisioterapia de suelo pélvico?
Con masajes, ejercicios específicos, calor, vibración y lubricación. Es también muy importante trabajar la conciencia y el conocimiento del cuerpo para controlar la ansiedad y mejorar la sensación de control y confianza.
¿Qué factores pueden estar dañando nuestro suelo pélvico sin que seamos conscientes de ello?
El estreñimiento y el tránsito lento de forma continuada y algunas patologías respiratorias o una tos crónica, por ejemplo, que obligan a un esfuerzo mayor que puede estar perjudicando la musculatura. La obesidad y el sedentarismo son otros de los enemigos del suelo pélvicos. Hay profesiones que, inevitablemente, tampoco favorecen, como aquellas que requieren levantar demasiado peso, siempre que no se haga de una forma correcta. Y no debemos olvidar que una parte de la población tiene cierta predisposición genética a la laxitud.
¿El ejercicio físico nos protege?
No todo vale. Los deportes de impacto, como correr y otros que por su tipo de movimiento o si se practican de una forma inadecuada y sin supervisión pueden provocar lesiones: tenis, crossfit, saltos, levantamiento de pesas, entre otros. La práctica de los deportes de alto impacto está muy vinculada con problemas de suelo pélvico debido al exceso de presión sobre los órganos pélvicos.
¿Deberíamos entonces evitar ciertos deportes?
Lo que quiero decir es que la práctica de estos deportes requiere estrategias de prevención específicas que fortalezcan la musculatura del suelo pélvico. Incluyen contracciones voluntarias y progresivas previas y la diversificación de contracciones cortas y largas. Hay estudios que avalan la eficacia de estos programas específicos para el suelo pélvico en deportistas.
¿Qué aconsejas antes de iniciar un deporte?
Lo ideal sería realizar una valoración muscular del suelo pélvico por parte de un fisioterapeuta para saber su condición y determinar si está débil o tenso y qué ejercicios o deportes serán los más recomendables. En el caso de debilidad, hay deportes que lo activan y fortalecen. En caso de excesiva tensión, la fisioterapia ayuda a normalizarlo. Lo que está demostrado es que las personas que practican ejercicio físico de forma regular tienen un suelo pélvico más sano y con mejor tono muscular que las sedentarias.
¿Qué actividades serían más indicadas?
La natación es muy completo. También el surf. De manera inconsciente, el cuerpo sobre la tabla conecta de forma automática con todos los músculos del CORE. La elíptica y el esquí de fondo, siempre con intensidad y resistencia moderadas. Subir escaleras, la marcha nórdica, el senderismo o el baile (sin saltos). Por supuesto, el pilates, teniendo en cuenta que es una disciplina técnicamente compleja que requiere aprendizaje y supervisión por parte de profesionales.
¿Qué otros hábitos pueden fortalecer el suelo pélvico?
Es importante el manejo de la ansiedad y el estrés, pero también la nutrición. No deberíamos descuidar este último factor. En mujeres, la flora digestiva está muy vinculada con la flora vaginal. Además, una alimentación saludable ayudará en la prevención del estreñimiento.
La fisioterapia centrada en el suelo pélvico es muy habitual en mujeres. ¿Por qué no despierta ese interés en los hombres?
Solo alrededor del 20% son hombres, pero cada vez más empiezan a ser conscientes de la necesidad de cuidar el suelo pélvico, sobre todo a partir de los 45, que es cuando empieza a ser mayor la incidencia de próstata. Los hombres, a pesar de que su anatomía sea distinta, también tienen suelo pélvico y, si no lo cuidan, sufren consecuencias de forma muy parecida a la mujer, aunque no tengan el impacto de los embarazos y partos.
¿Cuándo empiezan a preocuparse?
Generalmente después de una cirugía a causa de un adenoma benigno de próstata o un cáncer prostático que deja como secuela incontinencia urinaria. Por un dolor pélvico, un aumento en la necesidad de orinar o cualquier otro problema que está afectando a su calidad de vida. En cualquiera de estos casos, la fisioterapia es muy efectiva, igual que lo es para tratar algunos problemas ano rectales, como fisuras, hemorroides, escapes, fístulas y dolores.
¿Es fácil seguir una rutina en casa?
La idea, una vez aprendida la técnica, es integrar esos ejercicios en nuestro día a día, del mismo modo que nos lavamos los dientes. Incluso podemos aprovechar el tiempo de gimnasio para incorporarlos.