Con el paso de los siglos, hay partes del cuerpo humano que han perdido su utilidad. El caso más conocido es el del apéndice, que en el pasado intervenía en la digestión de algunas plantas con exceso de celulosa y que hoy solo puede provocarnos una dolorosa apendicitis en caso de que se inflame, pero hay otros ejemplos que ponen de manifiesto cómo ha ido evolucionando el ser humano con el paso del tiempo.
Una prueba: las muelas del juicio. Completamente inútiles en la actualidad, en la antigüedad servían para triturar, roer y masticar alimentos duros como la carne cruda, las raíces o los cereales. Otra: los músculos que mueven las orejas. Aunque todos los tenemos, son muy pocos los que pueden utilizarlos a su antojo, a pesar de que en el pasado ayudaban a presas o depredadores.
A mediados del pasado mes de septiembre, Twitter se hizo eco de uno de estos restos evolutivos: el palmar largo, también conocido como ‘palmaris longus’ por su denominación en latín, un músculo que forma parte de los flexores superficiales del brazo y que se extiende desde la muñeca hasta el codo.
Según un artículo elaborado por investigadores griegos y publicado en la National Library of Medicine de Estados Unidos (Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, según su traducción al español), la principal función de este músculo es “servir como ancla para la fascia”, aunque también sirve para “abducir el pulgar”. No obstante, su función es “insignificante”, motivo por el que se pierde en la mayoría de movimientos sin afectar a las funciones del antebrazo o la muñeca.
En el pasado, según las teorías de los expertos, este músculo ayudaba a nuestros antepasados a trepar árboles y otras superficies con mayor facilidad, ya que les permitía hacer más fuerza. A medida que el ser humano fue evolucionando, sin embargo, este músculo perdió su utilidad, y hoy en día hay personas que ya no lo tienen.
En concreto, se calcula que un 15% de la población no presenta este músculo, aunque su prevalencia puede variar enormemente dependiendo de la región del mundo en la que nos encontremos. Además, su forma también varía dependiendo de cada persona, pudiendo aparecer como un tendón en la superficie con un músculo debajo o como dos músculos con un tendón central.
A pesar de que este músculo ya no cumple su función original, el palmar largo sigue siendo de utilidad a nivel clínico, ya que su tendón puede utilizarse como punto de referencia para identificar el nervio mediano durante una operación. Además, gracias a la longitud del mencionado tendón, a su diámetro, a su fácil disponibilidad y al hecho de que al extraerlo no se produce ninguna alteración funcional en el cuerpo, también se suele utilizar en cirugías reconstructivas y cosméticas, tal y como recoge la Revista Internacional de Morfología.
Si tienes curiosidad por saber si perteneces a ese porcentaje de la población que carece del palmar largo, tan solo tienes que apoyar el brazo en una superficie plana y extender la palma de la mano y unir el dedo pulgar con el meñique. Si al realizar este gesto ves cómo un tendón sobresale bajo tu piel, no habrá duda: tienes el músculo.