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La discreta vida de Conchita Martínez: entrenadora, comentarista y gran amiga de Garbiñe Muguruza

En el mundo del tenis español, hay algunos nombres que siempre formarán parte de la historia, como el de Conchita Martínez, quien hace treinta años que pasaba a la historia, convertida en la primera española en levantar el trofeo de Wimbledon en 1994. Derrotaba a Martina Navratilova, por aquel momento una gran estrella y una de las rivales a batir, un sueño cumplido que cambiaba para siempre su carrera y su vida. 

"Yo me encargaba de recoger las pelotas cuando jugaban mi padre y mi hermano. Luego, en los ratos libres, para imitarles o poder jugar como ellos, me liaba a raquetazos contra una pared que han tenido que reforzar con cemento de todos los golpes que le he dado”, explicó sobre sus primeros pasos en el mundo del tenis en una de sus primeras entrevistas. En una de esas sesiones de raquetazos la descubrió José María Sanvicente, su primer entrenador. 

Fue él quien animó a sus padres a que apuntaran a Conchita a clases de tenis, desde ahí su carrera fue creciendo participando en campeonatos que la ayudaron a seguir creciendo. Con doce años se mudaría a Barcelona, a la Residencia Blume, para seguir entrenando. Una etapa en la que ella misma contaba que pasó mucho tiempo sola debido a su timidez. “Jugaba mis partidos de tenis y me recluía en mi habitación. Siempre estaba sola, mirando publicaciones de tenis”.

Un carácter tímido que ha mantenido toda su vida, siempre haciendo de la discreción su bandera. Su carrera estuvo llena de éxitos, pero también de algunas polémicas, como la que mantuvo con su entrenador, o la eterna rivalidad que siempre se dijo que mantenía con Arantxa Sánchez Vicario, aunque ella siempre dijo que su relación era “cordial”. Junto a ella ganó cinco Copas Federación y dos medallas olímpicas. 

La vida personal de Conchita Martínez

La timidez es uno de los rasgos más destacables de Conchita, pero también la discreción. Ahora convertida en comentarista y entrenadora (entrenó a Garbiñe Muguruza durante varios años y actualmente hace lo propio con la rusa Mirra Andreeva), hay cosas que nunca cambian y una de ellas es la tendencia de Martínez a dejar que sea su vida profesional la que se convierta en el centro de atención y no su vida personal. 

Tanto es así que actualmente, a sus 52 años, poco o nada se sabe de ella, siempre ha sido reservada en el terreno sentimental y se desconoce si mantiene una relación amorosa. Con quien sí mantiene una relación cercana y llena de complicidad es con sus padres, a quienes no duda en acudir a visitar a Monzón (Huesca), lugar que vio nacer y crecer a la deportista. 

En sus redes sociales hay espacio para las personas más importantes de su vida, como los grandes amigos que ha hecho a lo largo de los años, no dudó en compartir algunos momentos de la boda de Muguruza, que definió como un “fin de semana tan especial”. También hay hueco para momentos de nostalgia, recordando algunos de sus grandes logros en el mundo del tenis, del que se retiró profesionalmente en 2006, tras una lesión, pero orgullosa de todo lo logrado.