Emma Navarro, la tenista hija de un multimillonario con una fortuna superior a la de Nadal y Federer juntos

Probablemente el nombre de Emma Navarro no te diga nada. Es más, podrías pensar que es cualquier mujer española. Sin embargo, se trata de una joven tenista que ha pasado del puesto 149 en el ranking ATP a ocupar la posición 17 del mundo tras su paso por Wimblendon, donde cayó en cuartos de final ante Jasmine Paolini, no sin antes haber vencido a Naomi Osaka o Diana Shnaider. Puede parecer una tenista más, pero lo cierto es que cuenta con una fortuna muy superior a la de Rafa Nadal o Roger Federer.

Navarro empieza a hacerse un nombre reconocible en el tenis, aunque su apellido ya es más que conocido en Estados Unidos. Es hija del empresario Ben Navarro y nieta del entrenador de fútbol americano Frank Navarro.

Entre sus patrocinadores está el banco CreditOne Bank. No es extraño que una entidad financiera patrocine a los tenistas para que luzcan su nombre en su equipación, la curiosidad en el caso de Emma Navarro es que en algún momento ella será quien herede dicha compañía. Su padre compró el 100% del banco en 2005 y actualmente amasa más de 450 millones de dólares en beneficios netos al año.

Según Forbes, Rafa Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic sumarían un patrimonio conjunto de unos 1.500 millones. Sin embargo, la herencia de Emma Navarro asciende a unos 3.800 millones de dólares, convirtiéndola probablemente en la tenista más rica del momento. Y todo ello destacando por primera vez en un torneo en 2024, una temporada en la que lleva ganados alrededor de un millón de euros.

¿Quién es su padre?

Ben Navarro es exvicepresidente de Citigroup y fundó en 1998 Sherman Financial Group, donde se encuentra CreditOne, su mayor activo. Actualmente reside en Charleston, en Carolina del Sur, donde se ha ganado el favor de los vecinos con la creación de las escuelas público-privadas Meeting Street Academy donde se les da un lugar a estudiantes que provienen de entornos desfavorecidos.

Además, en los últimos años ha invertido más de 300 millones en la compra de propiedades en Charleston, como el hotel más grande de la ciudad, también un importante torneo de tenis, el Western & Southern Open, o incluso el club donde su hija ha practicado con los mejores entrenadores.

Una carrera en ascenso

“Le debo mucho a mi padre. Es el hombre más inteligente que conozco. Me ha transmitido mucho conocimiento y sabiduría”, ha explicado la joven, que afirma que le costó mucho creer en ella misma y ver las posibilidades que tenía de dedicarse al tenis de forma profesional, ya que se conformaba con ser una jugadora decente durante su etapa universitaria.

“Han sido muchos años de preparación. Mi entrenador y yo hemos estado juntos ocho años. Hace años esperaba ser una buena jugadora universitaria y eso ya era suficiente para mí. Estar aquí ahora es una locura”, explicaba en el pasado Open de Australia.