Hay historias de superación personal que merecen ser compartidas. Una de ellas es la de Beth James, una mujer de 54 años que acaba de finalizar con su hija Liza, de 23, y parapléjica desde hace 15, el 'Ironman' de Hawaii enmarcado dentro del Campeonato Mundial.
Su historia de coraje se remonta hasta el año 2004. Por entonces, Beth y sus tres hijos tuvieron un accidente grave de coche en Oklahoma (Estados Unidos). Mientras ella y dos de sus pequeños sufrieron heridas superficiales, Liza se llevó la peor parte, sufriendo daños cerebrales que la dejaron sin habla y sin posibilidad de caminar de manera permanente. Además, tampoco puede comer por sí sola o moverse sin asistencia.
Ante esto, Beth no se rindió con la vida. Podría haberlo hecho, pero las ganas de vivir y de superarse fueron mucho mayores que las de quedarse en casa lamentándose. Y eso que la vida ya le había dado algún susto previo porque, un año antes del accidente, los médicos diagnosticaron un cáncer cerebral aunque, por fortuna, no resultó maligno y se lo pudieron extraer antes de que se extendiera.
Beth ya había realizado varias pruebas deportivas previas al día del accidente. En 1999 completó su primer 'Ironman' después de haber corrido en carreras de 5 kilómetros y maratones, así que, para ella, los retos siempre han formado parte de su vida, aunque ninguno como este.
Además, el tándem madre-hija ya había participado y acabado algunas carreras como el Medio 'Ironman' de Boulder en 2016, el Medio 'Ironman' de Raleigh, y la Maratón de Houston y la de Oklahoma. Sin embargo, nada tan importante como una prueba del mismísmo Campeonato del Mundo de 'Ironman'.
Para prepararse, Beth se entrenaba entre 4 y 10 horas cada día, de manera individual y también con Liza. A diferencia de otros competidores de 'Ironman' o de Media Maratón, Beth tenía que realizar sus entrenamientos con el peso de la silla de carreras de Liza y la propia Liza. En total, unos 56 kilos extra que sumar al ya de por sí exigente recorrido de cualquier carrera 'Ironman', consistente en nadar 3,9 kilómetros en mar abierto, 180 kilómetros en bicicleta y una maratón de 42,2 kilómetros.
El día de la competición Liza se introdujo en una canoa atada a Beth por una cuerda para completar la primera de las tres fases. Después, para la carrera en bicicleta, la joven permaneció sentada en una silla adaptada para bicicletas, mientras su madre se encargaba de pedalear los 180 kilómetros. Finalmente, Beth terminó corriendo los 42,2 kilómetros del maratón empujando a su hija en un cochechito hasta llegar a la meta, según informa Europa Press.
A pesar del esfuerzo, Liza y su madre cruzaron la meta fuera del tiempo máximo de 17 horas permitido por la organización del Campeonato del Mundo de 'Ironman' pero, realmente, ¿a quién le importa el tiempo cuando se trata de un reto de esta envergadura? Beth y Liza pueden estar bien orgullosas de lo que han conseguido y de las ganas de vivir que han demostrado. Ahora toca volver a pensar en próximos retos para seguir superándose día tras día.